Capítulo 30. El más grande tesoro

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"Hijo" Aladdín le consideraba eso a pesar de que sabia de quien tenia la sangre; el actual sultán de Agrabah pudo haberle mandado matar o servir de esclavo pero no, decidió quedarse con él y por muchos años le hizo feliz hasta que se entero de la verdad. Jay se sintió terrible y estúpido, nunca tuvo que demostrar que no era como Jafar por que a pesar de que compartieran la misma sangre; él no era su padre.

Jay sonrió de medio lado conmovido por aquel diamante en bruto; su verdadero y único padre. Del que realmente necesitaba consejos en este momento.

Como si el monarca leyera su mente de inmediato sugirió algo -Debes ir a interrumpir esa boda, no permitas que el amor de tu vida se te escape tan fácilmente de las manos- Con voz firme decreto mientras Jay asentía lentamente y se armaba de valor para ir por Carlos, el estúpido amor de su vida -Lucha por él- Genie soltó un grito agudo ante el último comentario mientras sacudía las manos.

Jay suspiro mirando por los grandes ventanales cubiertos con una enorme frazada a la mitad; seria muy estúpido y arriesgado, por que quizás Carlos no le correspondería y preferiría a Archie. Pero no perdía nada con intentarlo ¿Cierto?

-¿Entonces?- Soltó Genie al aire mientras empinaba las botellas vacías de cristal en una torre. Aladdín nuevamente había salvado el día.

-Iré por Carlos- Sonrió victorioso contagiando a los otros dos, el Genio sus dedos liberándolo de la silla para después darle un fuerte abrazo. Jay solo soltó una risa; después determinado decidió salir a luchar por el amor de Carlos pero antes se daría una ducha, realmente apestaba. Antes de salir de la habitación carraspeo y miro a Aladdín -Gracias Al... Papá- Salió de ahí de inmediato perdiéndose el chillido de emoción del Genio y la preciosa sonrisa de Aladdín al escuchar esas palabras.

Jay solo rogaba a Alá que tan siquiera Carlos le perdonara.

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-Leo- llamó Merlín con voz pasible mientras el susodicho practicaba sus movimientos de espada con un palo de justa en un hombre de paja y bolsas de patatas.

Perdido en su practica y tratando de ignorar al mago y sus llamados con todas sus fuerzas. En realidad solo quería ignorar todo; no hablaba mucho desde lo de su madre y cuando se entero de lo de Archie y su compromiso todo empeoro y no mencionaba palabra. Sus finos labios se mantenían sellados la mayoría del tiempo.

-Leo no me ignores- volvio a llamar el viejo mago cada vez más desesperado por la actitud del menor

¡Perdían valioso tiempo! Debían ir a impedir que Archie cometiera una tontería con el príncipe de Versalles.

-Debes impedir esa boda- Volvio a decir como venia haciendo desde el anuncio oficial del compromiso, todos estaban encantados con la noticia, en especial Arturo; pero él no podía estarlo cuando sabia que no había amor de por medio -No puedes dejar que lo haga...- Volvio a decir y el albino luchaba por ignorarle -Leonard-

El mencionado gruño y rompió con frustración el palo que usaba de espada, partiéndolo en dos -¡¿Por qué debería?!- grito desesperado, su voz algo ronca por ser la primera vez que hablaba en mucho tiempo.

Merlín suspiro mientras se sentaba en una roca lisa -No puedo permitir que dejen ir al amor- Leo rodo sus orbes celestes mientras desataba las vendas de sus manos -Tu no eres feliz matándote para ser un caballero- El menor soltó un gruñido acompañado de una mirada fría para el viejo que solo decía toda la verdad -Archie no esta enamorado de Carlos y a la larga será muy doloroso para ambos estar con alguien que no aman- Leo empuño sus manos y le miro con enfado latente para después darle la espalda, dispuesto a salir de ahí y huir de la estúpida discusión que no llevaría a ningún lado pues el no pensaba cambiar de postura.

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