Capitulo 21. Cuento de un principe y su caballero.

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"Now you call me -amoral,-
A -dangerous disgrace,-
If you've got something to say
Name a time and place
Face to face
I have the honor to be Your Obedient Servant..."

Las yemas de sus dedos seguían desplazándose sin cuidado por las hojas amarillentas del libro frente suyo. Llevaba horas, horas leyendo esas palabras que simplemente no se grababan en su mente; por más que intentara retenerlas, estas no se quedaban.

Algo que resultaba realmente frustrante si se consideraba que necesitaba retener esas palabras para la competencia que ya se aproximaba; era seguro y un tanto obvio que el seria quien iría a la competencia académica de ese año. Lo inquietante era saber quien seria su compañero después de que Doug se negara a ir (Claro que el hijo de Tontín se ofreció a ayudarles a estudiar, pero no a participar) Se haría un enorme examen a todos los alumnos, y quien lo aprobara con la mayor calificación... competiría al lado del heredero de Arturo.

Pero claro que eso solo pasaría si retuviera las malditas palabras impresas en el libro; Archie golpeo el escritorio con sus puños respingando por lo bajo. No podía concentrarse. Por más que lo deseara el estaba ahí, en su cuarto; pero su corazón y mente estaban con Leo.

Oh Leo, ese dulce chico que le ignoraba con maestría.

Por más que intentara acercarse al albino, por más que tratara encontrárselo siempre lograba zafarse de la oportunidad. El hijo de Lancelot siempre huía y quizás si tenia una buena razón; pues ciertamente parecía un zombie cada vez que le veía y trataba ir por el. Hasta el se asustaría si lograra verse.

También entendía que sus sentimientos erráticos los tomaron de sorpresa a ambos; pero Leo no era gay, o eso gritaba antes cuando el buscaba alguna excusa para molestarle. Fueron buenos tiempos los pasados, cuando ambos podían estar juntos sin sentirse extraños y con un bochorno en el rostro. Cuando Leo no huía y el no era tan estúpido como para tratar besarle en cada mínima oportunidad.

Archie giro la silla hasta mirar el resto de su habitación, observando con detenimiento sobretodo ese oleo de su familia. Aquel en el que todos parecían una mezcla entre lo intimidante y la clase; resoplo mientras mordía el final de una de sus plumas. Estaba seguro de que debia preocuparse por algo, que su padre estaba desesperado por que hiciera algo pero no podía recordarlo por más que tratara.

Volvio a pensar en Leo, y en cuestionarse si moriría solo en caso de que el albino jamás le correspondiera. Archie podía parecer ser serio y sumamente maduro, pero en esos momentos solo quería lanzarse a los pies del albino y hacer un enorme berrinche para que accediera a sus sentimientos.

¿Como convencer a alguien tan testarudo como Leo? Lo más lógico seria ya dejarle en paz, pero en esos momentos Archie mando a la mierda la lógica y tomo sin pensar la primera idea que surgió en su mente.

Archie sonrió y se levanto de golpe, no se concentraría de cualquier manera; no hasta que lograra calmar a su alma. Tomo su celular y ese saco gris oscuro y salió de la habitación tecleando un numero en especifico.


Otra idea, otro desastre.

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Leo por tercera vez en el día fallaba al empuñar su espada; Merlín volvio a mover la cabeza de un lado a otro pero no dijo nada. Leo lanzo su espada al suelo con frustración y el mismo se dejo caer al lado de esta; limpiando con el dorso de su mano el sudor en su frente dejándola ahí en un gesto completamente dramático.

The PrinceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora