Capitulo 22. Pequeña Rosa

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Love everything you do
When you call me fucking dumb for the stupid shit I do
I wanna ride my bike with you
Fully undressed, no training wheels left for you
I'll pull them off for you

Las ideas para conquistar a la pelimorada se iban agotando...

Mal era imposible de conquistar, la chica odiaba prácticamente todo, o eso fingía. Las demás chicas de Auradon eran fáciles de conquistar, un par de halagos y su caballerosidad característica bastaban para enamorarlas. Las cosas dulces y glamorosas les encantaban a todas las jóvenes... excepto a Mal.

¿Cómo conquistar a alguien como Mal?

Era tan claro como el agua que era muy distintos; Ben adoraba que los rayos de sol tocaran su piel... Mal detestaba el sol.

Ben amaba decir y hacer cosas "cursis" Mal soltaba un golpe a cualquiera que se atreviese a hacer algo así.

Mal amaba romper reglas... Ben amaba hacerlas.

Mal tenía poca empatía por los demás; Ben no podía imaginarse un mundo en el que solo se cuidase a sí mismo.

Eran lo que todos llamaban "agua y aceite"; nada compatibles... todo aquello que uno amaba era lo que el otro detestaba. Y aun así, el sentimiento era fascinante; Ben mentiría si digiera que no estaba obsesionado con la chica, siempre lo estuvo. Pero a decir verdad antes era la simple curiosidad de conocer a alguien del linaje de Maléfica; a alguien que no solo vio la Isla sino que la vivió.

Ahora lo que sentía no era su clásica curiosidad; no. Su corazón se aceleraba con el simple hecho de verla, y eso; según múltiples cuentos, era señal de que había caído en el juego del amor.

Ben quería conquistar a Mal; embriagarle de si, tal y como ella le tenía a él. El detalle estaba en encontrar algo que tuviesen en común; algo que pudiesen hacer ambos sin sentir que lo hacían por compromiso.

Bueno básicamente tenían en común que tenían dieciséis, siempre habían vivido en el mismo lugar, respiraban, sangre paseaba en sus venas y comían como todo ser vivo... comer, eso era.

El próximo rey de Auradon tomo el viejo consejo de la señora Potts; <<Ben, cuando el amor falla; ten la certeza de que un buen bocadillo y una charla, serán suficientes para que sus corazones sean uno solo de nuevo>>

Buen consejo... mal aprendiz.

Entonces la realidad cacheteo a Ben; él era terrible en la cocina. Sentirte un experto con tan solo ver videos no era lo mismo que aprender y poseer el talento.

Fue muy amable por parte del Hada Madrina y las cocineras darle el permiso para laborar en la cocina de la cafetería; por aquello se sintió más culpable al ver el desastre que había dejado. Sonrió un poco al pensar que al paso al que iba podría quemar el agua que hervía.

No debía existir otro ser más torpe que el en cocina (Bueno se encontraba Carlos; pero no le recordaba)

Ben se quedó plantado en el suelo recargando su espalda en el refrigerador; observo entonces la enorme mancha de salsa de tomate sobre la estufa, miro los espaguetis que jamás se cocieron, también la alcaparras mal cortadas y con algo de sangre debido a que se cortó... solo un poco. Incluso la limonada sabia extraña.

Soltó un suspiro rendido y algo se estrujo en sus entrañas; el recuerdo de por qué hacía eso, su intención era solamente darle una cena a la chica de sus sueños. Aquella de temibles y cautivadores ojos verdes, de cabellos lilas y piel blanca.

Sucedió entonces que la puerta se abrió y el miedo le invadió de pronto; si era el Hada Madrina le mataría, después le reviviría en un ratón para volverle a matar.

The PrinceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora