Capítulo 30. El más grande tesoro

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-¿Estas bien?- Se dio un fuerte golpe en la cabeza cuando esa pregunta estúpida escapo de sus labios; Jay se limito a soltar una risa sarcástica y volver a sellar su boca -Lo lamento... No sé como hacer esto- admitió con pena, él no era tan bueno en esto pero aun así lo intentaría por el chico y sus padres -Se que perder a Carlos debe sentirse como el fin del mundo ahora, realmente le amas- Comenzó entonces, haciendo un recuento de toda la surrealista situación. Jay cerro los ojos y apretó los labios.
-No quiero hablar de eso, largo- mascullo después de un largo rato de profundo silencio.

El Genio solo se limito a chasquear la lengua mientras le señalaba al pianista la salida con magia para que les dejara solos -Negar tu dolor no va a mejorar nada- Jay rodo los ojos y volvio a cerrarlos, deseando que terminara esa plática y esa tortura-Te ves muy mal Jay; nunca te había visto así- admitió el hombre. Jay no se veía como el glorioso y apuesto príncipe que era; fácilmente podía confundirse con alguno de los moribundos de la calle, incluso estaba más delgado y apestaba a alcohol, quizás también algo tenia que ver la suciedad en sus ropas.

Jay sonrió de medio lado mientras reflejaba dolor en su mirada y pronto fue más evidente en su voz -Realmente le amaba- susurro

-Le amas- El hombre sonrió comprensivo mientras planificaba en su mente una manera de reconfortarle o arreglar ese embrollo. No había una solución que el pudiera hacer, todo dependía de Jay o del mismo Carlos.

-El es de Archie ahora, el será feliz- Murmuro mientras bufaba y reprimía las malditas ganas de derramar algunas lágrimas. Genie logro ver esos intentos por ocultar su dolor pero no comento nada.

-Y tu te quedaras aquí hundiéndote en el barco de su amor, entiendo el plan- Bufo sarcástico el Genio sobándose el entrecejo y dejándose caer en la silla en la que se encontraba -Jay, reconozco el amor verdadero cuando lo veo... y tú lo tenias con Carlos- Recordó con melancolía el dicho de "Los que se odian se aman" y como defendió a la pareja e hizo una apuesta con los gobernantes y el padre de Jasmine -¿Sabes? Siempre creí que no era digno de alguien como mi bella esposa; en algún punto le di la espalda a nuestro amor por temor al rechazo de su parte, ella ya había dejado en claro que no me quería en su vida- Si no podía convencerlo, utilizaría una carta fuerte y esa era la complicada y extraña historia de amor que él tenia. Jay se mantuvo quieto escuchando atento -Pero en un impulso torpe volví a reclamar su amor y fue correspondido, el amor es sorprendente y engañoso Jay- El amor podía hacer de todo por que era increíblemente testarudo. Lo había comprendido después de todo el rechazo de quien se convertiría en su esposa y como sus sentimientos hacia ella a pesar de esto no cambiaban.

-Carlos no es como Alicia- gruño el heredero de Agrabah tratando de zafarse de la silla y de la estúpida conversación

-Quizás no, pero tiene razón Jay; no debes darte por vencido- Hablo Aladdín irrumpiendo en su habitación. Jay rodo los ojos mientras más desesperado trataba de huir.

Al ver sus intentos fallidos se limito a gruñir mientras el Genio sacaba unos pompones de quien sabe donde y comenzaba a animar a Aladdín -¿Que carajos haces aquí? ¡Largo!- Más el árabe mayor no se inmuto, más bien se poso a su lado.

-No lo hare, necesitas ayuda- Suspiro mirándole con aquellos orbes canela -No cometas los mismos errores que muchos villanos han cometido, se dejan llevar por el dolor y termina gobernándoles la ira- Aladdín no temía que el chico se convirtiera en una secuela de su padre; si no más bien que el corazón roto le dominara y nunca encontrara su final feliz; aquello fue lo suficientemente importante para obtener la atención del joven -Jay eres un chico maravilloso y con muchas cualidades, yo se que eres mejor que un villano... Tu eres mi hijo, y mereces tener un final feliz- Era lo que más esperaba, es lo que normalmente un padre espera de sus pequeños al verles crecer y crecer cada vez más. Sonrió ante la mirada conmovida del Genio y la de confusión de Jay.

The PrinceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora