Reemplazo (Black Hat x Dr. Flug)

Capítulo 23: Locura

Black Hat

A lo lejos veía caminar a aquel pobre infeliz que se había creído absolutamente todas mis palabras. Tenía una expresión de satisfacción y felicidad. Un orgullo con el que seguramente se sentía la persona más poderosa y superior de todo el planeta. Cómo si hubiese sido el elegido para hacer algo de mucha importancia.

Aunque realmente, para lo único que había sido elegido era para encarnar la ridiculez en su máxima expresión.

Cuando regrese, solo le diré un "lo siento" y le cerraré la puerta echando así a perder todas sus ilusiones/planeaciones que se imaginó mientras le dije que había una vacante en la organización.

Sería una completa burla. Estaba conciente de que le había arruinado la vida y hasta eso, era un pago justo.

Se fue creyendo que era más astuto que yo. Qué me había visto fácilmente la cara de tonto por tan grande oferta que le propuse. Incluso podía decir que ya estaba sintiendo lástima por el.

Una vez el chico desapareció de mi vista, di la vuelta y cerré la puerta de mi gran mansión.

Camine lentamente hacia mi despacho, cerrando más y más fuerte mis puños con cada paso que daba hasta que llegue y me encerré azotando la puerta de todo el enojo que en el trayecto me había provocado.

Me odiaba, me daba asco, me quería matar.

Desde el primer instante en que puse un pie en la mansión, la imagen de Flug llegó para invadir todo el interior de mi mente con aquellos recuerdos en donde el y yo dormimos juntos.

Esa trayectoria me indicaba que lo que le estaba haciendo a Flug no era justo.

Lo peor de todo es que ahora pensaba en el chico con más frecuencia. Creía fielmente en que si hacia sufrir a Flug con acciones mías sin sentidos, entonces me alejaría de estos absurdos e irreales sentimientos que venía cargando desde hace ya mucho tiempo atrás.

Comenzaba a preocuparme de mas por el simple echo de sospechar que probablemente solo busque a "ella" para evadir mis sentimientos primarios hacia el científico.

No. Todo eso era una tontería. A mi subconsciente le gustaba joderme con todas esas cosas por ser el más malvado en la historia del universo. Si, eso era.

Suspire y puse mi mente en blanco. Una vez obtuve lo que quería, repase nuevamente todos los pendientes que me faltaban completar, agregando los proyectos nuevos y las ideas nuevas por supuesto.

—Flug...— susurré.

Desde su desmayó, el no ingirió alimentos ni bebidas ya que de ser eso falso, entonces nunca lo hubiera podido encerrar.

Cuando lo contraté, le prometí que nunca le faltaría nada. No hambre, no frío, no personas que se burlaran de el.

Ahora, el cientifico seguramente tenía mucha hambre y solo eso bastaba para que yo fallara con mi palabra. Mis propias promesas.

No pude resistirlo más, me levanté y abrí la puerta para poder llamar a Demencia.

La chica apareció como por arte de magia —Llévale algo a su cuarto— susurre.

Demencia frunció el ceño —¿Llevarle que a quien?

—Flug no a comido— saque la llave de su cuarto que la mantenía en mi saco y se la entregué a la chica —Asi que agarra algo de la cocina y llévaselo a Flug.

Me aleje rápidamente de la puerta y la cerré lo más rápido posible. Fui muy claro con Demencia, sería imposible que no llegara a entender esas simples órdenes. Supongo que ahora si podía estar tranquilo.