Capítulo 7 - Parte I

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- ¿Azleen? – volví mi cabeza para ver quién me estaba hablando porque estaba segura que esa no era la voz de Yesie. Era una voz cantarina y alegre.

- ¿La conoces? – me susurró Yesie al oído.

- Ni idea. – pero después de que pronuncié esas palabras tuve una visión, unas imágenes, como si la conociera. Me vino un nombre a la mente y la palabra amiga de paso. – Creo que es una amiga. – le siseé a Yesie.

- Hola. – fue todo lo que pude decir.

- Azleen, Yesie hace tanto que nos las veo chicas. Más de un año; las he extrañado tanto. ¿Pero qué han estado haciendo? Sus chicos solo dijeron que estaban en una misión mega secreta. Pensé que habían muerto. ¿Y qué con esa ropa? Siempre están vestidas de negro o algún color oscuro.

- ¿Dijiste misión? – preguntamos al unísono mirándonos una a la otra. Margie, que creo era ese su nombre, nos observó lentamente dándonos un asentamiento leve de cabeza.

- Margie, ¿en dónde escuchaste eso? – me aventuré a llamarla por el nombre que creía era el suyo. Ella abrió los ojos como plato, espero no haber metido la pata, pero se recompuso rápidamente.

- Pues ya te dije que de sus galanes. – dijo divertida moviendo los hombros. – Bueno eso no importa, vamos a mi casa a hablar más tranquilamente. Mañana es mi boda y ya que están aquí pueden quedarse en mi casa para que asistan. – Yesie y yo nos miramos y asentimos.

- Muy bien iremos contigo.

Margie era una chica un tanto baja de estatura, asiática, con el cabello sumamente largo, le llegaba hasta las caderas, recortado en capas y la parte de abajo del cabello pintada de un azul eléctrico, mientras que lo demás lo tenía de su color natural, negro sumamente oscuro. Le quedaba muy bien el color en el cabello, la hacía lucir audaz y divertida. Tenía una voz sumamente cantarina y si hablaba muy alto sentías que te pitaban los oídos.

No hablamos durante el trayecto hacia su apartamento. Respecto a nuestro atuendo por el cual ella había preguntado, estábamos vestidas con pantalones blancos, yo lo había combinado con una camisa gris un poco oscura y una chaqueta de corte muy extraño, blanco igual que el pantalón y unas rayas grises del mismo color de la camisa. Yesie tenía el mismo pantalón blanco combinado con una camisa manga larga azul turquesa con diseños bordados de flores en la mitad de la espalda y brazos mostrando un poco su piel.

Mientras caminábamos por las calles, me percate que algunas personas se volteaban a mirarnos, pero rápidamente apartaban la mirada y continuaban como si no hubieran visto nada. Algo raro estaba sucediendo en esta área y al parecer tenía que ver con nosotras. Pero no me importó, lo único que quería era salir de la vista de las personas, llegar a un sitio cómodo, comer algo, ducharme y dormir tranquilamente en una camada cómoda.

Llegamos a un conjunto de apartamentos bien altos, no tenían vista a ningún lado, pero entre unos y otros había bastante espacio y podías ver el agua cristalina bajo ellos. Lo más extraño era que el agua no estaba cubierta por nada, si querías podrías tirarte y caerías directo al agua. ¿Cómo se sentiría eso? Tirarse al agua desde una altura como la de estos edificios.

Caminamos por un pasillo extravagante, era completamente blanco, sus lados eran de cristal desde el suelo hasta el techo, sumamente limpios, podías ver tu reflejo en ellos. Las luces en la parte de arriba eran azules tenues. No podía apartar la vista de ellas, se veían tan mágicas.

- Las luces las han cambiado, de noche ese azul brilla de una manera majestuosa, parece que caminas por un mundo mágico o algo así. – nos dijo Margie después de haberse percatado que no podía quitar mi vista de ellas. Me percaté que Yesie estaba igual de embelesada con las luces.

- Se ven bellas. – contestó Yesie desde mi lado derecho.

- Deberían verlas cuando oscurezca, se van a quedar más embobadas aún, yo lo hago cada noche. – nos contestó Margie con una sonrisa de oreja a oreja.

Llegamos a un "lobby" donde había cuatro ascensores. Tenía varias pinturas, a juzgar como se veían eran sumamente caras, estaban enmarcadas en unas cosas que parecían como cajones dentro de la pared. Mucha seguridad, definitivamente para que no pudieran robárselas. Observé que la manera en la que el ascensor funcionaba era con identificación del dedo pulgar. "El alquiler aquí debe estar por las nubes" pensé. El ascensor hizo un pequeño sonido y Margie nos hizo un movimiento con las manos para que subiéramos.

Llegamos hasta el cuarto piso y las puertas se abrieron con otro pequeño sonido. Salimos y los pasillos eran completamente blancos. Al parecer aquí todo es blanco, por todos los cielos. Había algunos cuadros y diseños de hojas verdes y árboles florecidos. "Raro" pensé. Caminamos casi hasta el fondo del pasillo hasta que Margie se detuvo frente a una puerta que se leía el número 323 y posicionó su pulgar en la puerta. La misma hizo un "clic" y se abrió.

Pasamos dentro por un pequeño pasillo que se abrió dejando ver una gran sala de estar con unos sofás negros extravagantes y grandes y la parte de atrás era completa en cristal desde el piso hasta el techo. Había una mesa pequeña en el centro con un cristal en el medio y lo que restaba era negro brillante estaba colocada encima de una alfombra negra peluda. El piso era blanco y brillaba como si estuviera lleno de estrellas. Si mirabas al frente había una pared pintada con un árbol florecido de sakura, definitivamente algo majestuoso, abajo había unas puertas negras transparentes, pero no lograba ver lo que había dentro. Me preguntaba dónde estaba el televisor.

Giré sobre mis talones viendo al lado izquierdo y estaba la cocina. Toda una obra de arte, sumamente espaciosa. Con una nevera en "stainless steel" (acero inoxidable), al igual que todo lo demás en ella hasta los gabinetes. Había una isla color crema abajo y el top era de negro brillante con pedazos parecidos a la plata esparcidos por el mismo. Había unas sillas altas colocadas frente a la isla también negras brillantes. "Esta chica está obsesionada con el negro y el brillo" pensé. La escuché que dio un pequeño aplauso y los ventanales se volvieron completamente oscuros. Me dio una sonrisa de suficiencia.

- Les voy a enseñar sus habitaciones. – nos hizo un gesto con la mano para que la siguiéramos.

- ¿No la compartiremos? – me susurró Yesie al oído cuando Margie se dio vuelta. – Hay algo en ella que no me convence del todo, no creo que sea buena idea separarnos mientras dormimos.

- Estoy de acuerdo contigo. Oye Margie, ¿está bien si compartimos la habitación? Tenemos cosas de qué hablar. Ya sabes, cosas clasificadas.

- Oh claro, no hay problema, pueden compartir una habitación. Y más si es para hablar de sus misiones. – nos guiñó un ojo como si fuera toda una cómplice.

- Gracias. – le dijimos al unísono.

Nos guio por un pasillo largo y ancho pasando una puerta cerrada a la izquierda la cual nos aseguró da a la lavandería. Había otra puerta más a la derecha la cual nos dijo que era el baño del pasillo. Llegamos a otra puerta a la derecha la cual abrió y nos hizo pasar. Era enorme en todo el sentido de la palabra. Había un escritorio hecho en cristal, algunos cuadros pequeños y la cama era gigantesca. Tenía un sinnúmero de cojines y tenía una corcha color dorada poco brillante, eso era un milagro. Si mirabas a la derecha, encontrarías dos puertas. Ella abrió una y era un clóset enorme lleno de ropa.

- Pueden usar la ropa que hay ahí. Es nueva, nadie la ha usado, ni yo misma. Siéntanse en confianza y utilícenlas, hay ropa para dormir sumamente cómoda ahí dentro.

- Eso sí que me da gusto oírlo. – dijo Yesie con una sonrisa de alegría dibujada en su rostro.



Hola queridos lectores, tuve que dividir el capítulo en dos porque era muy largo.

2217 {TERMINADA}Where stories live. Discover now