Capítulo 31 •Pesadilla•

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Abrí mis ojos con dificultad, mi cabeza dolía demasiado y no me podía mover. Miré a mi alrededor, estaba en mi antigua habitación, mis manos estaban atadas a la cabecera de mi cama, el pánico rápidamente se presenció en mí.

—Hasta que reaccionas— La voz de mi padre se hizo presente, acababa de entrar a la habitación.

—¿Que me hiciste?— Pregunté al borde del llanto.

—Estabas muy alterada, simplemente te drogue para que te tranquilizarás— Contestó sin importancia.

—Suéltame, me quiero ir— Comencé a forcejear pero era inútil, solo me lastimaba mis muñecas.

—¿Sabes lo que hiciste? Me desafiaste.

—¿Y que debo hacer? ¿Pedirte perdón?— Una sonrisa cínica apareció en su rostro.

—No es tan fácil mocosa— Se acercó a mí —Tienes que jurarme por tu vida que mataras a Freddy Leyva.

—¡No! ¡No lo mataré!— Dije en voz alta provocando que se molestara.

—Bien, entonces aquí te dejare hasta que recapacites y vuelvas a poner en marcha nuestra venganza— Tomó algo del tocador y después me miró —Yo que tu lo haría pronto, porque si mueres aquí, de igual manera yo mataría a ese imbécil— Salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él.

Tenía mucho miedo, pero sabía que me esperaban muchos días de tortura, porque no estaba dispuesta a complacerlo y aceptar matar a Leyva. 

~•~•~

No tenía idea de que hora ni día era, había perdido la noción del tiempo hace ya varios días atrás. Si, ya llevaba demasiados días aquí, seguía atada a la cama, mi padre solo se dignaba a soltarme cuando quería ir al baño y bajo su vigilancia, estaba viviendo una pesadilla.

Recargué mi cabeza hacía atrás, me preguntaba cuanto más tendría que soportar. Mis piernas tenían muchos moretones, mi padre se encargaba de torturarme cada día que seguía llevándole la contraría. Pero tenía una motivación para no dejarme vencer, y era Leyva. En verdad lo extrañaba demasiado, quería verlo, quería escuchar su molesta voz que me encantaba.

Me pregunto si él también me extrañará y si pensara en mi todas las noches antes de dormir, como lo hacía yo. 

Un ruido me hizo salir de mis pensamientos, venía del árbol que estaba frente a mi ventana.

Yo nunca he creído en los milagros, ni cosas por el estilo, pero justo ahora que veía como André entraba a mi habitación por la ventana, me di cuenta que los milagros existían, él sería mi salvación.

—André..— Mi voz se corto, no pude aguantar más mis ganas de llorar.

—Por dios, ¿pero qué es esto?— Me miró sorprendido, después reacciono y comenzó a desatar mis manos.

—André— Una vez que había liberado mis manos, le di el abrazo más fuerte que pude.

—¿Tu padre te hizo esto?— Tomó mi rostro entre sus manos.

—Si— Sollocé.

—Lo voy a matar..

—No, no, André sólo vámonos de aquí por favor— Pedí desesperada.

—¿Crees que podremos salir por la puerta?— Negué.

—Él debe de estar abajo, vayamos por la ventana— Intenté ponerme de pie pero sentí un fuerte mareo, me sentía demasiado débil.

—¿Estás bien?— Me preguntó con preocupación.

—No he comido casi nada los últimos días— Intenté ponerme de pie una vez más y esta vez lo pude lograr.

—No puedo creer que tu papá te haya hecho esto— Su cara reflejaba verdaderamente molestia.

—Vayámonos de una buena vez de aquí— Caminé hacía la ventana junto a él.

Y como en los viejos tiempos, salí de mi casa como una delincuente. Una vez que estuve afuera me sentí libre de nuevo.

—¿Quieres ir a mi casa o te llevo de una vez con Freddy?— Me preguntó André mientras caminábamos.

—A tu casa, quisiera darme un baño y comer algo— Respondí.

Llegamos a casa de André, de nuevo tuvimos que entrar por su ventana, pero era más divertido cuando lo hacíamos por nuestro gusto y no porque en verdad necesitábamos entrar y salir de esta manera de nuestras casas para que nadie se diera cuenta.

—Te prestare algo de mi ropa— Caminó hacía su armario y busco un conjunto de ropa —Toma, entra al baño, mientras te iré a preparar algo para comer— Me indicó antes de salir de su habitación.

Entré a la ducha, sentir el agua caer sobre mi cuerpo me causo una sensación de satisfacción. Pero todo se arruinó cuando cerré mis ojos y llegaron a mi todas esas imágenes de mi padre maltratándome. Me dejé caer en la tina mientras abrazaba mis piernas y comenzaba a llorar, de nuevo. Todo había sido muy fuerte para mí, tenía mucho miedo. Cuando se entere que me escape de la casa se enfadara mucho y sabía que me buscaría para matarme.

Salí del baño ya cambiada, André estaba en su cama con un plato con comida, me senté a su lado y me entregó el plato.

—Gracias André — Sonreí débilmente —Nunca olvidare que me salvaste de una pesadilla que estaba viviendo.

—Ya no pienses en eso— Paso su brazo por mi cuello.

—¿Como sabías que estaba en mi casa?— Le pregunté mientras comenzaba a comer.

—Me encontré a Freddy ayer en el centro, estaba muy angustiado y y me pregunto por ti, dijo que tenías dos semanas desaparecida, y el unico lugar donde se me pudo ocurrir que estarías, era en tu casa, pero nunca imagine encontrarte de esa manera.

—¿Dos..dos semanas?— Dije sorprendida, no sabía que habían pasado ya tantos días.

—Cuando Freddy te vea se volverá loco— Reí levemente.

—Lo extraño tanto.

~•~•~

—Tengo miedo, no sé que le dire— Dije una vez que estaba frente a la puerta de la casa de los Leyva.

¿Que excusa podría inventar para que pareciera normal que haya desaparecido dos semanas? Exacto, no había ninguna.

André se apresuro y tocó el timbre por mí. Mi cuerpo comenzó a temblar de los nervios y la emoción de volver a verlo.

—_____...— Me miró perplejo.

—Freddy— Me lance a sus brazos, al fin estaba con él —No sabes cuanto te extrañe— Comencé a llorar en su pecho.

—Yo también— Me apretó más a él —¿Pero que fue lo que te paso? ¿Por qué te fuiste?— Me separé para mirarlo, no sabía que responder.

—Eh..Freddy ____ está cansada— Se apresuro a decir André.

—Claro, vamos a tu habitación, me quedaré contigo hasta que te duermas— Tomó mi mano —André no te vayas, espérame aquí— Le pidió.

Antes de subir las escaleras con Freddy, le dediqué una mirada a André tratando de advertirle que no fuera a hablar de más.

Entré junto con Freddy a mi habitación, aquí si se sentía como en casa. Él cerró la puerta mientras yo me recostaba en la cama.

—¿Quieres hablar?— Se acercó a mí.

—No, solo quiero descansar— Hice una mueca, él asintió.

—Por dios en verdad te extrañe— Dijo de la nada volviéndome a atraer a sus brazos —Sabía que regresarías aunque todos me decían que te habías ido para siempre.

—Freddy, de verdad quiero descansar— Dije sin ánimos.

—Si está bien, vendré más al rato para ver como estás— Besó mi frente —Descansa.

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La Venganza | Freddy Leyva |Where stories live. Discover now