Capítulo 6 •No Me Ayudes•

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Me encontraba en el interior de la cocina esperando a la persona que me explicaría cuáles serían mis tareas para la casa. El solo hecho de saber que tendría que trabajar me provocaba dolor de cabeza.

Aunque claro, prefería trabajar que ir a la escuela. La escuela siempre me ha parecido una gran perdida de tiempo, sin contar que me expulsaban de cada escuela en la que me inscribían mis padres.

—Tu debes ser ____— Me giré para ver a la chica que había llegado.

—Si— Respondí.

—Un gusto, yo soy Lucy, tu compañera de trabajo— Me sonrió gentilmente.

Para ser honesta me esperaba a alguien de la tercera edad más o menos, no a esta chica de aproximadamente unos treinta años.

—¿Pasa algo?— Me preguntó extrañada.

—No, nada— Quité mi vista de ella.

—De acuerdo— Levantó sus hombros sin importancia —Bien empecemos por tu uniforme— Me entregó un par de prendas como las que ella vestía.

—¿Qué? A mi nadie me dijo que tendría que usar esto— Dije molesta.

—Lo siento niña, pero son las órdenes del patrón.

Me puse de pie, yo me encargaría de que el "patrón" cambiara sus ordenes.

—Espera _____— Me llamó Lucy antes de que me fuera —¿No prefieres escuchar el resto y ya después ir a reclamar todo lo que no te parece?

Lo pensé por unos momentos y después volví a tomar asiento. Ella soltó una pequeña risa y se sentó frente a mí.

—Edward me dijo que eras un poco difícil, pero no te preocupes, tratare de ser paciente —La miré seriamente —Tu trabajo por el momento solo será ayudarme, trataré de que no sea mucho, para que te sientas cómoda y tengas tiempos libres para salir.

—Me parece bien— A decir verdad no entendía el porque todos eran amables conmigo, se supone que debían gritarme y tenerme como una esclava, o bueno, eso había visto en las películas.

—Bueno, si quieres ya puedes ir a resolver lo del uniforme, y después regresas para que me ayudes a servir el desayuno.

Tomé el uniforme y me retiré de la cocina. Busqué al señor Leyva por toda la planta baja, pero no lo veía por ningún lugar. Me detuve frente a su despacho y toqué la puerta, al escuchar un "adelante" de su parte, entré.

—_____, buen dia— Me sonrió ligeramente, pero me torne el doble de sería al ver que el idiota de Leyva estaba ahí.

—Hola _____— Hizo la misma sonrisa que su padre, ¿que acaso no podían ser más patéticos?

—No quiero usar uniforme— Dije sin rodeos, ambos fruncieron el ceño.

—¿Pero que dices?— El señor Leyva se burló.

—No es ningún chiste— Dije enojada y arroje el uniforme sobre su escritorio, lo que al parecer le había molestado ya que me dedico una mirada asesina.

—Escucha _____, son las reglas y si no te gustan te puedes ir, yo te ofrecí la ayuda que pude pero si vas a tener ese comportamiento, no te quiero en mi casa.

—Papá..

—Bien, me voy, pero primero hablare con su esposa— Lo desafíe y como lo imaginé, su rostro cambió por completo.

—Freddy vete, necesito hablar con _____.

—Lo que tenga que decirme puede decirlo frente a su hijo— Como quisiera en estos momentos tener una cámara de video y grabar la cara del señor Leyva.

Él pensó que sería fácil lidiar conmigo, pero no sabía que me convertiría en su peor pesadilla.

—Papá, deja que use que ella quiera, no es completamente una empleada, también es una nueva huesped en la casa y es libre de hacer lo que quiera— Miré a Freddy sin expresión alguna.

El señor Leyva se quedo en silencio por unos momentos, tal vez le había molestado que su adorado hijo estuviera de mi lado.

Finalmente termino aceptando el que no usara uniforme, pero si un estupido mandil en mi cintura, pero ya no me podía quejar, era mejor eso que a vestir como una ridícula empleada de servicio.

Salí del despacho, y el idiota de Leyva venía detrás de mi.

—Si estas esperando a que te agradezca, solo pierdes tu tiempo— Dije sin dejar de caminar.

—Oye, solo quiero un simple gracias después de la ayuda que te di.

—Nadie te pidió que me ayudaras, yo sola lo hubiera conseguido.

—Claro— Dijo riendo, me detuve y di la vuelta para quedar frente a él.

—Ya te dije que no quiero ni necesito tu ayuda Leyva, y si en verdad quieres ayudarme con algo, solo ignórame, has como si yo no estuviera aquí— Entré a la cocina y solo esperaba no verlo más por el resto del día.

Lucy se encontraba cocinando algo, abroche el mandil en mi cintura y me acerqué a ella. Olía delicioso, como la comida que solía preparar mi mamá.

—¿Y bien? Como te fue con Edward?— Me preguntó Lucy sin despegar su vista de la comida.

—Como era de imaginarse, conseguí lo que quería— Respondí —Bueno.. creo que Leyva tuvo algo que ver— Aclaré.

—Ese niño es tan dulce, siempre nos brinda su ayuda.

Estoy segura que Leyva podría ser cualquier cosa menos "dulce", si a metros de distancia podía notar su arrogancia, sin contar que era demasiado molesto.

—Bien ya esta todo listo, tu lleva la bandeja con la comida, yo llevare las demás cosas— Miré asombrada la bandeja a la que se refería.

—¿Acaso tendrán invitados? Esta comida es como para veinte personas.

—No querida, todo es para ellos tres, debe de haber siempre diferentes opciones de comida, y siempre lo que sobra es lo que comemos nosotros.

—¿Qué?— Me quede anonadada, así que las sobras. Nosotros no éramos sus mascotas, éramos personas.

—Lo sé, es algo duro, pero ya te acostumbraras— Hizo una mueca.

—Esta familia es una mierda— Dije molesta.

—No, en realidad solo lo es Edward— La miré extrañada —Edward no es quien parece ser, aparenta que es buena persona frente a su esposa y su hijo, pero con el paso del tiempo sabrás a que me refiero.

Lo sabía, ese hombre no era para nada una buena persona, moría de ganas por verlo sufrir, sería una gran satisfacción para mi y ahora se que para los empleados de esta casa también.

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La Venganza | Freddy Leyva |Where stories live. Discover now