—Me sostuvo en sus brazos. Esos brazos enormes que tiene, todos musculosos y fuertes. Me apretó contra su pecho y...

Era más que evidente para mí que las responsables de todo eran las feromonas de Lummiet. Por el modo como Clara reaccionaba al contarme su experiencia, era fácil deducirlo. Esa mujer estaba sonrojada a más no poder. Sus feromonas de beta flotaban sin control con tan sólo el recuerdo de Lummiet tocándola.

—Mira Anna, yo no sé bien de esas cosas, pero ese hombre me volvió loca con tan sólo tocarme.

En realidad, tiene razón, Clara no tiene idea de cómo funcionan las feromonas. Los beta en especial, son presas fáciles de cualquier alfa. Lo he visto en varias oportunidades, a varios cretinos aprovechándose de ello para seducir a betas incautos.

—Pero me sentí en las nubes. —Clara seguía imparable. — Si ese hombre me decía que este con él ahí mismo, delante de todos... ¡Ay no! Yo aceptaba sin chistar.

Y con ello cierro mi caso. Lummiet usó el poder de sus feromonas con esa beta y seguramente le sacó provecho de un modo u otro. Muy propio de un alfa como él.

—No sé cómo te puedes controlar con ese hombre tan bello a tu lado, Anna. Si yo estuviera con él, creo que me vuelvo loca. No vuelvo a trabajar, estaría todo el día montada encima de él.

Y esa era más información de la que necesitaba. Clara completamente sonrojada se cubrió el rostro tras los documentos que traía.

—¿Esas no son las carpetas que usa Lummiet? —se me escapó la pregunta al reconocerlas. Por supuesto que provenían del escritorio de Lummiet. Eran todas de color verde y tenían etiquetas pulcramente colocadas en las esquinas.

—Sí, son de mi adorado Elemiah. ¡Ay es tan bello! Se las iba a devolver porque ya terminé de organizarlas. También acabé de redactar y corregir su informe.

Por el modo como Clara suspiró, pensé que perdería el aliento. Ahora todo estaba claro. Lummiet era igual que los otros, sacándole provecho a sus "encantos".

—¿Puedo darles una mirada? Trabajamos juntos y...

Y Clara apretó los documentos contra su pecho, como protegiéndolos de mi presencia.

—Lo siento Anna, son de mi precioso Elemiah y él es muy celoso con sus cosas.

—Lo sé, lo sé. —De acuerdo, dos pueden jugar el mismo juego. —Pero es importante que avancemos la investigación incluso ahora que Lummiet está enfermo.

—Sí Anna, pero... está bien. De acuerdo. Acá entre nos. Queda entre las dos.

—Gracias Clara.

¡Ah Lummiet! Si eres capaz de dejar que información tan importante pase a manos de alguien como Clara...

—Mi bello Elemiah no se va a enojar si no se entera. De Falco les da una mirada todo el tiempo, ya sabes, para asegurarse que no haya ningún error en el informe.

—¿De Falco? —no sé porque no me sorprende.

—Sí, es el mejor amigo de mi amado Elemiah. De Falco es no sé, no es ni tan bello, ni agradable como mi amor, pero tampoco es tan malo. Sé que no te agrada Anna. Pero tampoco es para que seas grosera con él.

¿Grosera, yo? En fin...

—Desde que soy la nueva compañera de Lummiet, De Falco no me tiene en buena estima.

—Él sólo quiere lo mejor para mi bello Elemiah. No lo puedes culpar. Pero cuando De Falco se de cuenta que sólo quieres ayudar a Elemiah, vas a ver que va a cambiar. Conmigo es siempre muy bueno. No dice nada cuando me pongo a es... Mira te voy a contar algo, pero entre nos. ¿De acuerdo?

Corpóreo y mundanoWhere stories live. Discover now