XIII

4.8K 389 91
                                    

Saludos a todos.

Muchísimas gracias por sus comentarios. De todo corazón espero que disfruten esta historia así como disfruto escribiendo.

Les tengo que contar unas cuantas cosas. Primero, tengo una página de Facebook donde  hay varias novedades de esta novela y las otras que escribo.  Les dejo el enlace, por favor denle un vistazo.

En la misma página se van a hacer dinámicas y entrevistas a los personajes. Se pone a votación el turno del personaje. Así que entren a la página para votar.

Y lo último es algo personal. No tengo computadora ni mucho tiempo disponible. Lo que si tengo son bebes y un problema en la mano que me dificulta escribir. Pero nada. Los mellizos son La Luz de mi vida y escribir también. Sin embargo, esas dos son las principales razones por las que no puedo avanzar las novelas con prontitud.

Sin más que agregar, me despido. Nos leemos en las notas finales.

Ese chico omega tenía razón, no hay cómo salir de este lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ese chico omega tenía razón, no hay cómo salir de este lugar. Quizá debí hacerle caso y quedarme en ese sitio, pero no puedo... Tengo que volver con Giovanni, aunque sea lo último que haga.

Mi hijo me necesita. No importa lo que me pase, no puedo dejarlo solo. Es muy pequeño y tengo que regresar para protegerlo.

Me tuve que esconder porque alguien venía por el pasillo. Encontré una puerta abierta y me metí. Es mi mala suerte. Ahora no sé cómo voy a salir de esta...

—No me digas que es demasiado pedir. En el fondo es lo que quieres...

Es la voz de una mujer. No sé si me escuchó entrar porque la habitación está oscura y ella está hasta el fondo, tras una cortina gris. ¿A dónde me fui a meter?

—¿Ahora lees mi mente?

La otra voz fue de un alfa. Me encogí en mi sitio. Carajo, ahora qué voy a hacer...

—No, tu mente no. Tu cuerpo.

Ella continuó y pude escucharlos moviéndose detrás de la cortina. No podía verlos, sólo oír sus respiraciones.

—No sigas con eso. —la interrumpió el alfa. —No es el momento. Además, tenemos compañía.

La conversación de esos dos terminó y fue ella la que apareció primero. Abrió la cortina de un tirón y no me dio tiempo de esconderme.

Era una omega, no como la anciana esa, está era joven. No me dijo nada, sólo me quedó mirando enojada. Chasqueó los labios y avanzó hacia donde estaba.

—Tenías razón. —dijo ella torciendo los labios. —¡Esa inútil dejó que se saliera otro más! ¡No veo la hora de deshacerme de esa vieja!

Corpóreo y mundanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora