IX

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A primera hora de la mañana y muy a mi pesar, tuve que darme una vuelta por el cuartel

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A primera hora de la mañana y muy a mi pesar, tuve que darme una vuelta por el cuartel. Tal y como esperaba, la noticia del hallazgo de drogas y el allanamiento de un laboratorio clandestino, estaba en boca de todos. Mis compañeros me dirigieron miradas recelosas, mientras me dirigía a paso firme a la oficina del Jefe.

Lo último que quería era verle la cara. Para empeorar mi humor, Jim acababa de adherirse a mi lado.

No me anuncié al entrar a la oficina del Jefe, no lo encontré necesario. Sabía que iría a verlo, así que no eran necesarias las ceremonias.

—Adelante Lumiett, De Falco... ¿Qué los trae por acá tan temprano mis estrellas fulgurantes?

—Ahórrate el sarcasmo. Sabes a lo que vengo. Voy a tomar el caso y es mi última palabra.—fue mi respuesta contundente. Sobre el escritorio y frente a sus manos sebosas, dejé caer el informe que redacté toda la madrugada.

Tal y como esperaba, el Jefe no se molestó en abrir la carpeta que acababa de entregarle. Pero yo venía preparado.

—El caso es mío. —repetí para que quedara claro, cruzando los brazos.

—De Falco y tú Lumiett tienen otro caso entre manos. ¿Lo has olvidado?

—Si te refieres a hacerle el seguimiento a unos ladrones de poca monta, mientras comercializan droga al menudeo, olvídalo. Tengo entre manos algo más importante.

—Es eso precisamente el asunto. ¿no Lumiett? Lo que tienes entre manos. —dijo el Jefe y por el tono de su voz, pude sospechar lo que venía.—¿Eso es lo que haces ahora? ¿Te revuelcas con omegas en barriadas de mala muerte para conseguir información?

De acuerdo, eso no me lo esperaba. Ahora le iba a partir la cara.

—Lo que yo haga no es asunto de nadie.—respondí a punto de perder la calma.—Conseguí un informante, encontré ese laboratorio clandestino. El omega en cuestión, es una buena fuente de información. El caso es mío.

—No me interesan tus aventuras y no, el caso lo he asignado a otros. Y quiero a ese omega en el cuartel para el mediodía. No acepto excusas.

—Los médicos no han autorizado su salida del hospital. Frank se encuentra en condición crítica por el estado de sus heridas.

—Mientras no esté en coma y pueda abrir la boca... Esos omegas son muy resistentes. —insistió golpeando el escritorio con sus dedos rechonchos.—Lumiette, mediodía. Aquí, lo quiero en la carceleta a mediodía.

¿Estaba hablando en serio? ¿Acaso no acababa de explicarle que Frank no iba a salir del hospital?

—Espere Jefe.—intervino Jim y si decía alguna idiotez lo iba a asesinar en este mismo lugar.—Elemiah dice la verdad. Las heridas del omega son de cuidado y si se muere, nos quedamos sin información.

Corpóreo y mundanoWhere stories live. Discover now