---No, no es lo que tu...

Oh, oh...

---¡Pero es que tu no lo entiendes!

Que va a entender si es un completo imbécil.

---Esta bien.

Observé que Andrés colgó y enseguida me acerqué a el para abrazarlo.

---¿Qué sucede? ¿Qué te dijo?

Lucia preocupado.

---Nos ha visto...el viaje, me ha pedido que lo adelante, nos iremos mañana.

¿Whats?

Lo miré totalmente desconcertada y enfadada a la vez.

---¿Y le harás caso?

Exclamé incrédula.

---Si...yo lo siento mucho, ve a preparar tus cosas que mañana nos vamos.

Ordenó y sin mirarme a los ojos se marchó dejándome ahí sola, si tan sólo fuera mayor de edad...

Aggg...

---Juro que me las pagarás Deluxo, dalo por hecho.

Reí cuál desquiciada.

Al día siguiente...

Mis ánimos estaban por los suelos, me había negado a probar bocado durante todo el viaje.

---Come por favor Sofía, te ves pálida.

Miré mal Andrés porque seguía insistiendo en que debía comer algo.

---No tengo ganas, no insistas más.

Bufo por lo bajo y yo volví a llevar mi mirada hacia la ventana.

¿En que momento mi vida cambió tanto?

Nada parecía tener sentido.

Era inevitable pensar en que estaba dejando toda mi vida atrás, un sentimiento de nostalgia se apoderó de mi cuando recordé las veces en las que Collins había ido a visitarme y yo me había negado a verlo, me arrepentí de haberlo hecho ya que no pude despedirme de el, asi como tampoco de Erick.

----Entiendo como te sientes ¿Sabes?

Voltee a ver a Andrés un par de segundos y luego volví a fijar la mirada sobre la ventana nuevamente, como si hacer eso fuera lo más interesante del mundo.

---Lo dudo.

Respondí en un tono casi inaudible.

---Créeme cuando te digo que es así...

Rodé los ojos.

---Puedes guardar silencio, trataré de dormir, gracias.

Cerré lo ojos.

---Ok...

Varias horas pasaron, escalamos en varios países hasta que al final llegamos a Madrid, España.

Un hombre nos esperaba en el aeropuerto, el mismo que en una lujosa limomonsia procedió a trasladarnos a algún lugar.

Me negué a cruzar palabra alguna con Andrés, el al ver mi actitud también se mantuvo callado pero además de eso parecía estar tenso.

Para variar, me volví a quedar dormida mientras viajábamos, realmente no me interesaba observar o conocer la cuidad, ni al país, ni al continente entero, solo quería dormir y así lo hice.

(...)

---Despierta Sofía, ya llegamos.

Anunció Andrés con tono serio.

Me moví y me estire antes de bajar del auto.

¿Pero que carajos?

---¡Hey! ¿Qué significa esto

Traté de calmarme lo más que pude.

Esta no era la casa de Deluxo, ni la casa de alguien más, esto era una puta escuela, un puto internado.

---Aquí es donde vas a quedarte, este será tu nuevo hogar.

El conductor del auto bajó mis maletas para luego volverse a subir.

Reí inconscientemente.

---¿Es una broma verdad?

Andrés me miró serio y a mi se me borró la sonrisa.

---Lo siento Sofía.

Mordi mi labio inferior totalmente indignada.

Deluxo se deshacía de mi, no era más que un estorbo en su vida, sin duda el no terminaba de sorprenderme.

Escuché el sonido de unos tacones acercarse a paso apresurado hasta que la silueta de una mujer de cabellera rubia se nos acercó.

---Buenos tardes¿Tu debéis ser Sofía verdad?

La mujer en mención que vestía elegantemente se dirigió hacia mi, su acento español era bastante marcado.

---Soy Wanda, venid conmigo.

Un hombre también llegó hasta nosotros y se situó junto a la mujer.

---Manolo, lleva las maletas de Sofía hacia la habitación 34.

---Por supuesto madame.

Aquél hombre desaparecio con mis maletas en mano mientras se adentraba en la enorme edificación.

---Hasta luego caballero.

Se despidió la señora Wanda de Andrés y yo ni siquiera voltee a verlo cuando empecé a caminar junto con ella alejándonos de el, pero a pesar de eso, alcancé a escuchar el sonido de su móvil, voltee y lo observé contestar la llamada.

---¿Me permite un segundo?

Le dije a la señora Wanda.

---Claro.

Regresé rápidamente hasta Andrés y le arranche el móvil de las manos, sabía perfectamente con quién hablaba.

---¡Pudrete maldito imbécil, ojalá te mueras!

Un enmudecido Andrés me miró atónito mientras yo ponía el móvil nuevamente en sus manos para enseguida preceder a darle alcance a la señora Wanda.

---Ahora si vamos.

Le dije a la mujer, la cuál solo sonrió y siguió su paso junto a mi.

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La hija de mi sirvientaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα