Intruso

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Narra Dorian

Al fin descansaria, me encontraba realmente cansado, esperaba dormir un poco pese a la incomodidad de dormir en un sleeping.

Cuándo estaba a punto de quedarme dormido, escuché un ruido proviniente de afuera, no tenía la más mínima intención de levantarme para saber quién era el causante de que aquellos sonidos, pues aparentemente todos ya estaban dormidos, pero algo en mi interior me decía que debía salir para saber de quién se trataba, así que finalmente y con cautela, salí.

Uno de aquellos mocosos caminaba en dirección a la carpa de...¿Sofía?, al llegar, el intruso miró a todas partes y se adentro en la tienda.

¿Qué hacía ahí?

¿Habían planeado acostarse?

Decidí ir a asegurarme de que aquellos dos no hicieran cosas, la ira me consumía al imaginarlos. Caminé con rapidez hasta llegar a su carpa, la abrí y me adentre en ella también.

Lo que observé a continuación me tomó por sorpresa, Sofía estaba completamente dormida pero el mocoso que había entrado estaba a un lado de ella, parecía que la había descubierto de su manta, ya que parte de sus muslos estaban a la vista.

---Sal ahora mismo, antes de que te muela a golpes.

Lo amenace con furia contenida.

El muchacho asustado salió a toda prisa, mientras que a Sofía poco le faltaba para roncar, me acerqué a ella y la cubrí, si no hubiese llegado a tiempo tal vez aquél mocoso le hubiera hecho daño, pensé mientras agarraba mi cabello fustrado. De algo si estaba seguro, no la dejaría aquí sola ni de coño.

---Mmm...¿Dorian? ¿Qué hacés aquí?

Susurró entre dientes mientras una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro.

---Solo...quería asegurarme de que estuvieras bien.

Pensé en irme pero no podía simplemente dejarla ahí, expuesta a cualquier clase de peligro, ni mucho menos con aquellos mocosos de hormonas alborotadas rondando su tienda.

--- Sé que no estas aquí por eso.

Dijo con autosuficiencia, se levantó quedando sentada al igual que yo.

---¿A si? ¿Entonces por qué estoy aqui? iluminame por favor.

¿Había escuchado algo de lo sucedido?

Imposible.

---Es obvio, porque querías verme y estar conmigo.

Iba a objetar su conjetura, pero decidí mejor quedarme callado.

---A lo ves, el que calla, otorga.

Rodee los ojos.

---De acuerdo, ven vamos a mi carpa.

Tomé su mano e intenté moverla pero ésta se opuso.

---¿Pero por qué no nos quedamos en la mía?

Hizo un puchero.

---La mía es más grande.

Sonreí con picardia y le guiñe un ojo.

---¿Vamos?

Pregunté.

Ella sólo asintió, estaba completamente sonrojada, verla así me encantaba.

Narra Sofía

Tal vez esto era un sueño, y si lo era, lo disfrutaría al máximo.

La hija de mi sirvientaWhere stories live. Discover now