La fiesta empezó al medio día. La casa estaba repleta de gente de prácticamente todas las edades. Nikki, Cassie, Maddy y Mia estaban sentadas juntas cerca de la piscina, hablando sobre la universidad, planes para el futuro y cosas de esa índole.

En cierto momento, vieron a dos chicas acercarse al grupo de chicos bebiendo cerca de la parrilla. Ethan y Rush eran los encargados de la comida, mientras que Ashton, Gael, y Travis preparaban las bebidas. Kayden estaba pegado a Emma, quien miraba todo con asombro, puesto que nunca había ido a una fiesta.

Una de las chicas rio de algo que Ethan dijo y Nicole bufó cuando ella colocó una mano en el brazo del rubio. — Esa... esa...— dijo sin poder acabar la frase —. Esa...

— Prostiputigolfa — completó Cassie, sujetando fuertemente su bebida.

— Sí, eso — le dio la razón —. Esa prostiputigolfa — fruncíó en ceño —. Lo que sea que eso signifique.

— Se acabó — Cassie dejó su bebida de lado y se puso de pie en cuando la chica por poco no restregó sus pechos en la espalda de su hermano, y caminó decidida hacia los chicos, mentalizada en matar a la perra que estaba hablando con su hermano y con Rush y a la zorra que coqueteaba con Ash y Travis.

La morena estaba riendo por algo que Rush había dicho. — Oh, entiendo el fútbol, pero no sé, hay algo que no me cierra — dijo, con tono coqueto.

— Sí, las piernas — respondió Cassie, deteniéndose junto a su hermano y prácticamente trepando sobre él, dedicándole una sonrisa de suficiencia a la morena —. Fush, fush, golfa. Culo en pompa y te largas — chasqueó los dedos frente a ella. Giró y se enfrentó a la otra chica que hablaba con Ashton y Travis —. Tú también, mamacita — Rush sonreía mientras volteaba la carne, amaba la personalidad de Cassie.

— ¿Cuál es tu maldito problema? — la otra rubia dio un paso al frente, encarando a Cassie.

Ella miró a Rush. — ¿Puedes creer a esa perra?, ¡está desafiándome! — ninguno de los chicos pudo evitar reír ante eso. Ethan había aprendido a no tratar de controlar a su hermana: ella era como un caudaloso río, era mejor dejarla fluir. Cassie miró a la chica —. Mi problema es que aún puedo ver tu cara — chasqueó los dedos de nuevo, varias veces —. Fuera, largo — se acercó a la que había estado hablando con Ash y Travis —. Y te lo advierto: él tiene dueña — apuntó hacia los chicos. Nadie supo si se refería al chico rubio o al de castaños cabellos.

Se encogió de hombros. — Nada dura para siempre.

Sonrió perversamente. — Excepto la muerte, perra — saltó hacia ella, haciendo que las chicas gritaran, pero Ash, previendo ese movimiento, la tomó de la cintura y la apartó.

— De acuerdo, Xena — se burló —. Tú y yo nos alejaremos del drama por un rato — la llevó al interior de la casa.

La bajó y ella se colocó mejor su traje de baño. — Debiste dejar que les partiera la cara, sabes que puedo con las dos.

Asintió. — No es eso lo que me preocupa, sino el hecho de que no sabes disimular.

Bufó molesta. — No es que no sepa disimular que me caen mal. La idea es que se den cuenta y hagan algo al respecto..., como meterse un balazo o algo.

Rio y caminó hacia la cocina. — No me refería a eso, sino a tus celos — no tuvo que alzar mucho la voz, sabía que Cassie estaba justo detrás de él —. Dime, cœur, ¿a quién te referías cuando aseguraste eso de "él tiene dueña"?

Cruzó sus brazos y la vista de él fue directo a sus pechos. — A Travis, por supuesto. Está con Mia.

— ¿Segura que hablabas de él?

Adicciones (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora