Salve Perseus Jackson

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Percy estaba camino al Empire State en donde se encuentra el monte Olimpo, en estos momentos no le importaba nada más que vengar la muerte de su listilla, el amor de su vida. Mientras manejaba su auto Percy empezó a recordar cada momento increíble que paso con la persona más grandiosa del mundo, su querida Annabeth Chase.

Cuando llegó al Empire State, Percy empujó las puertas con furia y cuando el guardia le pregunto a qué piso iba Percy solo se molestó en sacar a Anaklamus y mostrarle su punta, tan filosa y peligrosa como la corriente del mar, al guardia que de una oprimió el botón para el piso 500.

Todo estaba como lo recordaba cuando el había ido a ver el trabajo que había hecho su listilla, pero no tenía tiempo para retrasos estaba ahí por algo y lo iba a cumplir. Al pasar todas las ninfas dioses menores y criaturas mitológicas, se escondían al ver al semidios empuñar la espada Anaklamus, el poder de la corriente, y dirigirse tan decidido al Palacio de los dioses olímpicos.

Percy empujó las lo leerás de dos metros hechas de mármol, recubierto con diamante y con chapas de esmeraldas. Estaba tan furioso que las puertas que empujó quedaron con grietas. Al llegar al centro de la sala miró los tronos de los Olímpicos vacíos y con un tono rabioso gritó: -Malditos dioses egocéntricos tienen miedo de mi o qué, ustedes fueron los responsables de su muerte,creen que no me di cuenta, solo unos dioses tan narcisistas y odiosos como ustedes son capaces de dejar morir a la semidiosa que los salvo de caer en el Tártaro y no volver a salir en 1000 años-.

Los tronos siguieron vacíos así que Percy gritó aún más fuerte. - Que pasa diosesitos son muy cobardes como para enfrentarse a un pequeño semidios o qué-. Justo en ese momento los 12 dioses olímpicos aparecieron con cara de enojo.

-Como osas a entrar en el palacio de los dioses sin autorización semidios-.

-Hay como si no me conocieras, tio-.

-No me pongas como tú igual Perseus Jackson, yo soy el rey de los Olímpicos, el dios de dioses, el portador del rayo, el creador de la tormenta, el...

-Cállate Zeus que tú no eres acá la víctima, se que ustedes fueron los que dejaron morir a Annabeth Chase-.

-Como te atreves a acusarnos de tal manera, tú no sabes nada de lo que nosotros hacemos, solo eres un simple mortal culpando nos de algo que él no entiende.

Percy estaba tan furioso, pensó que los dioses podían tal vez disculparse o al menos tratar de entender por lo que él estaba pasando pero seguían siendo los mismos seres narcisistas, egocéntricos, egoístas, odiosos y salvajes que siempre fueron. Percy no aguantó más y explotó.

-Yo soy el que no siente nada, ustedes son los que ni siquiera saben lo que es el dolor, ni la muerte y en especial tu Zeus que nisiquiera entiendes el significado de una pérdida, tú podrías ver morir a cada uno de tus hijos, hermanos y mujeres sin sentir algo de pena, pero eso se acabó-.

Con una velocidad impresionante Percy desvainó a Anaklamus, dijo unas palabras inentendibles y arremetió contra el dios de la tormenta. Este pensando que solo era un intento insignificante por un semidios de matarlo, nisiquiera se apartó.

Cuando Percy enterró la espada en el costado izquierdo de Zeus este gritó, gritó como nunca antes, ya que nunca había sentido dolor de verdad como un ser humano, por unos momentos todo se oscureció y cuando todo volvió a la normalidad, Zeus miró hacia abajo y se encontró con la espada todavía enterrada bajo su cuerpo y cuando la trató de sacar solo le ardió más.

Percy estaba indiferente, no estaba sorprendido pues el lo había planeado todo, mientras Zeus se retorcía de dolor Percy dijo: -No intentes zafarte de el Zeus, es Anaklamus, el poder de la corriente, con un toque de piel del titan Tártaro. Capaz de hacer sentir dolor hasta a los dioses. Y no solo dolor sino el dolor que el apuñalado a infligido a cualquier ser vivo. Me preguntó cuánto dolor habrá infligido el egocéntrico dios del trueno?.

Zeus seguía retorciéndose de dolor hasta que Anaklamus salió disparada de su costado y volvió a la mano de su dueño. En ese momento a Zeus se le volvieron las venas negras y de un momento a otro el dios desapareció.

Percy con ojos de satisfacción dijo: -Zeus está ahora preso en alguna parte de la tierra sufriendo un dolor inimaginable sin posibilidades de ser encontrado, sus poderes están deshabilitados y no puede transformarse en dios.

-El que se atreva a buscar a Zeus sucumbira bajo mi espada y tendrá el mismo destino que el dios del trueno. La época de los egocéntricos dioses se acaba aquí y ahora y deberán cumplir mis exigencias ahora pues desde este momento yo soy su gobernante, yo soy su rey.

Al escuchar estás palabras los dioses se arrodillaron y gritaron al unísono: -Salve Perseus Jackson, hijo del mar, rey de los dioses. Salve-.

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⏰ Last updated: May 17, 2019 ⏰

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El Alzamiento Del Señor Del AbismoWhere stories live. Discover now