Desperté asustada, no tenía ni idea sobre qué hacer. Me sentía perdida. No podía recordar nada. Entonces, de la nada, alguien tomó mi mano en la oscuridad. Me jaló y me sacó del rincón en el que yacía, aunque yo sentí que me alejó también del temor...
Podía escuchar el sonido de las cataratas, de seguro estábamos cerca de un río. Las aves cantaban y una suave brisa movía mis cabellos. Nos detuvimos repentinamente, fue cuando escuché la agitada respiración de quien me había rescatado. Estaba de pie frente a mí.
Me atreví a mirar. Abrí los ojos con la cabeza gacha, para ver en dónde estaba parada. Vi rocas, tierras y algo de maleza. Un bosque común y corriente. Poco a poco, subí la mirada y distinguí unos zapatos negros, un pantalón café y más arriba, una playera sin mangas negro con cuello de tortuga. Sus brazos eran delgados, pálido. Su espalda ancha se me hizo atractiva.
Entonces lo vi.
Estaba algo pálido por el esfuerzo, su cabello castaño oscuro estaba todo revuelto pese a que lo llevaba corto. Era bastante alto. Él levantó su vista hacia mí y me observó. Quedé congelada al instante. Ver sus ojos hizo que me ruborizara. Tenían algo que me resultaba tan familiar, aún sin recordar haberlos visto antes. Su mirada me calmaba por completo, me sentí... feliz.
Él me dedicó una sonrisa, con esa mirada tan amable y cálida. Me tranquilizó, sus ojos me inspiraban confianza, me obligaban a quedarme a su lado. Me hacían sentirme protegida.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó con la voz más amigable y gentil que escuché alguna vez. No supe si responder o no. Después de todo, aún era un extraño. Entonces prosiguió -: Sakura, ¿te encuentras bien?
- ¿Sakura? ¿Es mi nombre? - pregunté sorprendida. La palabra me sonó acogedora. Sí era mi nombre. - ¿Cómo sabes mi nombre? - inquirí al ver que se mostraba muy confiado ante mí. - ¿Quién eres?
Esa pregunta pareció paralizarlo un momento. Se sorprendió tanto que no pudo decir nada. En lugar de eso, su mirada cambió a una más triste y miró a otro lado. Cerró los ojos y apretó los puños con fuerza. Estaba algo molesto, pero ¿por qué? ¿Por qué reaccionaba así?
- ¿Quién eres tú? - insistí. Él me miró, nuevamente con gentileza. Vi comprensión y ternura en sus ojos.
- Mi nombre es Lee Syaroan - respondió con una sonrisa -, y soy tu guardián número uno.
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Palabras de la autora: Seguiré actualizando seguido. Sé que las partes son cortas, aún así espero sea de su agrado, estimados lectores ^^
