Capítulo 19

51 5 1
                                    

— Lau, apaga eso ya. —Chilla Annabeth somnolienta.

Mis ojos aun se encuentran cerrados cuando el sonido se hace más intenso y prolongado. Tapo mi rostro con la almohada en un intento por bloquearlo y volver a dormir. No da resultado. Me doy por vencida poniéndome de pie y frotando mis ojos para aclarar mi vista. Tardo un poco en acostumbrarme a la luz.

Annabeth sigue soltando insultos al aire, enfadada de que la hayan despertado. Sigo aquel ruido hasta la ventana. En la calle, frente a nuestra casa salta a la vista una patrulla con las sirenas encendidas.

— ¿Quieres venir a ver esto? —Hablo sin apartar la mirada del cristal.

— ¿Tengo opción?

Le arrojo lo primero que encuentro directo a la cara. Ella se queja, pero finalmente se reincorpora y llega a mi lado.

— Despertarán a todo el vecindario.

Al parecer aun no cae en la cuenta de que estan precisamente frente a nosotras. Algo puede no andar bien, mil ideas me cruzan por la cabeza. Miro a la castaña y hablo.

— No si todos están despiertos.

Ella me observa algo aturdida, aún está medio dormida.

— No creo que alguien este dormido, al menos no de este lado del mundo. —Ironizo—. Son casi las dos de la tarde.

Rueda los ojos con una sonrisa fingida que no me pasa desapercibida, se queda junto a mi sin hacer nada por un momento. Habla al cabo de unos segundos.

— Dame cinco minutos, tengo que arreglarme.

Annabeth se adentra en el baño con algo de ropa en mano y su bolsa de maquillaje. Decido hacer lo mismo. Tomo algunas prendas de mi armario sin pensarlo demasiado, al cabo de unos minutos estoy lista.

— Se ve muy mal. —Afirma ella a mis espaldas refiriéndose a la gran marca morada sobre mi rostro—. ¿Se lo dirás a alguien? Podrían meterlo a la cárcel por esto.

— Preferiría no involucrar a nadie más en esto, será mejor no mencionarlo.

Lo cierto es que, después de anoche, el miedo que le tengo a Eugene se ha incrementado. Saber que alguien es capaz de una cosa así te hace pensar mucho lo que harás a continuación, sobre todo si esperas despertar a la mañana siguiente.

— Siéntate, lo arreglare.

No ha sonado del todo convencida. Su expresión es indescriptible, preocupación, tristeza, miedo, imposible escoger uno. Obedezco tomando asiento sobre la cama junto a ella. La bolsa de maquillaje esta a un lado, Ann comienza a sacar algunos frascos y cremas de diferentes tipos y distribuirlos sobre el cobertor.

— Hay una patrulla frente a la casa, ¿cómo puedes estar tan tranquila? —Indago con cierta curiosidad, pero sobre todo angustia.

— No lo estoy, pero alguien aquí debe estarlo. —Hace una pequeña pausa antes de continuar—. Si alguien te ve así, hará preguntas.

Ella comienza a maquillarme, muerdo mi labio para reprimir el dolor. Permanezco en silencio mientras tanto, sin saber exactamente si debo agradecerle o simplemente cambiar el tema. No pasa mucho tiempo cuando ella suelta un suspiro y me mira dando esto por terminado.

— No se notara la diferencia.

Está seria, sus ojos vagan por la habitación para luego terminar mirando el suelo. Parece estar recordando algo. Paso mi brazo por detrás de su espalda intentando animarla, ella sonrie tristemente.

— Es tiempo de que lo sepas. —Su voz empieza a quebrarse.

Tal vez vivamos bajo el mismo techo, pero ambas ocultamos demasiada información a la otra. Quisiera poder decírselo todo y desahogarme, pero es algo que aun no termino de procesar. Ella se recuesta y me pide que haga lo mismo. Lo hago sin protestar. Se nota que le cuesta demasiado sacarlo, me preparo mentalmente para lo peor.

Lauren [COMPLETA] Where stories live. Discover now