El chico les miro y les regalo una sonrisa asesina. Bradley su sobrino apareció sucio de grasa también siguiendo a su papá. Eran prácticamente una copia idéntica, incluso tenían los mismos gestos. Por último se encontraba entrando Basile Abbruzzi, el hermano menor de Braxton con Macarena su hija de dos años cargada. La pequeña morena con pompones afro en su cabello se encontraba toqueteando la cara de su padre mientras le daba besos y lo hacia reír.

— ¡Vaya, felicitaciones a mis chicas! —dijo Braxton caminando hasta ellas y regalándoles a ambas un beso. Pame adoraba la familia que los cuatro habían formado aun a pesar de las dificultades y ella como hermana no se imaginaba a Samantha en ese momento con nadie más. Johanna se encontraba a su lado recibiendo a su pequeña.

Estar rodeada de parejas casadas y niños le asusto. Porque realmente era algo que se estaba planteando tener en un futuro. Le asusto porque a pesar de las quejas, veia personas felices con sus molestos, raros y un poco difíciles hijos. Bradley se acercó a la chica y puso su mano grasienta sobre el overol de jean, no le importo en ese momento así que le miro desordenándole el cabello.

—¿Dónde está tío T, Tía Pame? —Pregunto el chico.

—Bueno, debe estar en camino aquí. Se encontraba comprándole un regalo de cumpleaños a su sobrina.


    


Nunca más en su vida saldría a comprar regalos de cumpleaños para niños sin Pame. No lo soportaba, llevaba más de una hora frente a la sección de juguetes y no veia nada que le gustase para su sobrina, al final Simon fue quien escogió un juguete, pero esa no fue la parte más difícil. La más difícil de todas fue al llegar a la ropa.

Su sobrina era una chica grande de cuatro años, desde siempre había demostrado que su color favorito era el morado, pero se encontraba en una sección donde toda la ropa era rosa. Miro a su hermano mayor que se encontraba observando tranquilamente la ropa para niña como si supiera lo que estaba haciendo, aunque en el fondo sabía que simplemente estaba moviendo la ropa, él tampoco sabía qué hacer. Tomo una faldita azul que encontró y la miro como si fuese un bicho raro.

— ¿Esto es un vestido? —Pregunto a su hermano mostrándole.

—Es una blusa top—respondió acercándose al chico y tomando el gancho con la falda que desconocían era falda de la mano de Timothy—. ¿Esto no tiene canastas? No le pondré a mi sobrina esta blusa, pero el color está lindo—miro la etiqueta y luego levanto la mirada para ver a su hermano—. No es un vestido ni una blusa, es una falda.

—Si tengo hijos espero que todos sean hombres. No soportaría hacer estas compras de mujer. ¿Por qué hacen una falda con forma de blusa-vestido? ¡No entiendo!

— ¿Les puedo ayudar? —Pregunto una mujer embarazada. Llevaba un carro de compras y sentado en el asiento del mismo iba un pequeñín pelirrojo con un biberón en la boca. Miraron a la mujer y entendieron que lucían como unos idiotas en la sección de ropa para bebes y que por eso la mujer les había ofrecido su ayuda.

—Sí, nos seria de mucha ayuda. Nuestra sobrina cumple cuatro años y queremos comprarle algo bonito. Vimos esta blusa que al final término siendo una falda. Como vera, no estamos acostumbrados a comprar ropa para bebés—comento Timothy a la mujer quien rio y toco su barriga gigante como manera de protección.

—Está bien, les ayudare. Pero primero definitivamente aquí no encontraran ropa para su sobrina.

— ¿Por qué? ¡Yo veo bastante ropa aquí! —dijo Simon mirando a los lados haciendo que la mujer volviese a reír, esta vez mucho más fuerte.

FUERA DE JUEGO | LIBRO #2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora