Él sabía de su existencia al igual que sabía de la existencia de muchos más, pero ella realmente no había llamado su atención y la verdad detrás de todo aquello era que ninguna chica podía caer en sus redes. Porque no había ninguna que la atrapara a...
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3 años antes
—Mack, creo que deberíamos parar, tu papá no está en casa. Podemos ir a comer si lo deseas, no tenemos que quedarnos aquí solos— respondió Timothy separando a la chica de su cuerpo. Ella le había convencido para que viesen una película juntos, normalmente lo hacían, pero nunca se encontraban solos. A menos que fuese en cine.
—No pasa nada amor—dijo la rubia de ojos azules tomándola cara de Timmy y colocándose a ahorcadas sobre él antes de comenzar a besarlo nuevamente. Él la separo con delicadeza—. ¿Qué pasa amor?
—Bueno es que...te equivocaste de pantalla, el televisor está detrás de ti—Timmy rio con nerviosismo y a su risa se le unió la de su novia. Mackenzie era la adoración de Timothy, existían mujeres, muchísimas, pero sus ojos solo estaban en ella. Su relación era sana, llevaban dos años juntos y sabía que en ellos se encontraba Dios, porque compartían su amor por él, juntos. Aunque Mackenzie no asistiera a la misma iglesia, compartían las mismas creencias y ella había sido una bendición para él.
—No seas miedoso, seremos marido y mujer alguna vez. Dios me lo dijo en oración y no creo que este mal experimentar, al final seremos solo nosotros—Beso su barbilla con emoción. Humanamente Timothy se encontraba sobresaltado, era un hombre, sentía, era de carne y hueso y sus hormonas están al tope en ese momento. Pero había algo mucho más fuerte que eso.
—No, creo que así estamos increíblemente bien. Yo me voy a mi casa que ya es tarde y mamá me está esperando—Respondió. Dios no le había respondido en ninguna de sus oraciones que Mackenzie era la mujer de su vida, pero si le había dicho que tenía una persona para él y que sería perfecta. En el fondo de su corazón él esperaba que esa fuera ella. La chica se sacó la camiseta dejando al descubierto su sostén de color blanco de encajes—. ¿Qué estás haciendo?
—Estoy lista para hacer el amor contigo. Hemos estado durante dos años, tenemos una relación aprobada, no va a existir otro hombre en mi vida, solo tú, Timmy y deseo que...—El chico con delicadeza y un poco agitado la saco de encima de él y se levantó.
—Mackenzie, esto está mal. No, no quiero tener relaciones, lo siento. Me tengo que ir.
— ¡Timmy, amor! —Exclamo tomándolo de la mano—. No tienes de que preocuparte, yo también soy virgen, me he guardado todo este tiempo para mi esposo y ahora recibí la confirmación de que lo serias. Podemos adelantarnos unos pasos.
—No. Lo lamento pero no.
— ¿Qué? ¿Ya no te gusto?
—No se trata de gustar, Mackenzie. Claro que me gustas pero esto no es lo correcto, que hayas obtenido una respuesta no significa que tengas que pecar. Lo lamento, pero creo que lo mejor es terminar con todo esto...yo, me tengo que ir—Dijo Timothy antes de tomar su maletín y salir de casa de su novia.
