Capítulo 30.

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—Pues mira que Braxton y tú no andan perdieron el tiempo—Dijo Pame mirando la barriga de su hermana

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—Pues mira que Braxton y tú no andan perdieron el tiempo—Dijo Pame mirando la barriga de su hermana. Aun no tenían un bebé, pero ya estaban trabajando por él y llevaba un año de casada apenas y con todas las ganas de tener la casa llena. La mayor de los Brown golpeo a su hermana en el brazo haciendo que la melliza se quejara de dolor—. Sin golpes, yo solo estoy siendo sincera. Los conejitos de pascuas.

— ¡Pame! —Le reprendió su hermana mayor.

— ¡Basile! —El grito de Johanna se escuchó de fondo—. ¡Macarena con las plantas no! ¡Te voy a dar con la chancla si sigues haciendo eso! —Se escuchó la risa fuerte de una bebé, una risa burlona y picara.

— ¡Macarena ven con papá! —Grito Basile Abbruzzi y luego Johanna apareció acomodando su cabello en la cocina donde las hermanas se encontraban comiendo una torta fría que Samantha había guardado para Pame.

Se encontraba de visita en la ciudad para el cumpleaños número cuatro de Esther la sobrina de Timmy. El chico se encontraba buscando el regalo para la pequeña en un centro comercial de la ciudad con Simon. Pame no quería ni imaginar lo mucho que debían encontrarse sufriendo en la búsqueda de algo para una pequeña como Esther que lo tenía todo. Johanna se sentó al lado de Pame antes de tomar una cuchara y tomar una porción de dulce.

—Voy a llamar a la fábrica de bebes y la devolveré. Se equivocaron con la que me mandaron. Su desarrollo psicosocial está muy acelerado para mi gusto—Comento Johanna cerrando los ojos al llevarse la cuchara a la boca.

—Ya paso el año de garantía—dijo Samantha burlándose.

— ¡Mamá!

—Phineas y Ferb están haciendo los...

— ¡Mamá! ¡Mamá! —Una cabellera rubia apareció en la cocina en ese momento. Sandy Abbruzzi con el tiempo se había convertido en toda una belleza, Samantha era una madre orgullosa diciendo que tenía una hija y era algo que todos sabían. Había tenido el estirón de la edad y ahora comenzaba a lucir como una modelo sacada de revista, sus ojos azules brillaron al ver a su madre y luego a sus tías—. ¡Ganamos el concurso de cocina! —Grito.

— ¿Sí? —Pregunto Samantha comenzando a agradar la sonrisa.

— ¡Sí! ¡Mira! —Grito la rubia entregándole un sobre a la castaña frente a ella. Ya Sandy dentro de poco le ganaría unos centímetros a Samantha y terminaría siendo la más pequeña del lugar—. Nos han mandado la carta y allí dice que pronto se contactaran con nosotros para comenzar a editar y escribir con nosotros el libro de recetas.

La chica abrió la carta y la leyó. A medida iba terminando la lectura su sonrisa se hacía mucho más grande y al final comenzó a hacer un bailecito infantil mirando a su hija quien levanto su mano para que la mujer le diese los cinco.

— ¡Ganamos el concurso! —Grito Samantha abrazándose con Sandy. En ese momento aparecieron los hombres de la casa. Braxton cargaba herramientas en sus manos y se encontraba sucio de grasa. Antes Pame habría apostado que jamás lo vería de esa manera, sucio y sintiéndose tranquilo con eso. Pero desde que conocido a su hermana y ella comenzó a hacer parte de su vida, lo que menos le importaba a Braxton en ese momento era ensuciarse las manos haciendo cosas del hogar—. ¡Amor ganamos el concurso de cocina!

FUERA DE JUEGO | LIBRO #2|Where stories live. Discover now