Maximilian Philipp

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Abrí mis ojos al escuchar voces que provenían de un lugar desconocido, mire a mi alrededor desorientada en busca de respuestas.

Me encontraba en un campo lleno de flores y el sol resplandecía como nunca, la belleza de este lugar era inexplicable, el viento golpeando mi cuerpo me provocaba una sensación de libertad única. 

Intente seguir las voces, que comenzaban a apagarse. 

Entre los arbustos algo se movió, me asuste y de la nada apareció un chico, rubio y alto, con facciones bonitas y ojos azules como el cielo, me sonrió mientras se acercaba hasta donde estaba, me tendió su mano y una música empezó a sonar de la nada misma, me contagio su sonrisa, sonreí embobada por su sencillez y belleza física, y así bailamos por unos segundos.

-¿Escuchaste las voces? - pregunte en su oído.

-Si, pero aun no es momento de que vuelvas. Quédate un poco mas de tiempo conmigo - pidió con ternura.

No conocía quien era, pero por alguna extraña razón me sentía segura a su lado.

Nos separamos un momento y contemple su rostro de cerca, trace las lineas de arrugas que su sonrisa le provocaba y desee besar sus labios.

Él capto mi indirecta y junto nuestros labios rápidamente.

-No te olvides de mi, por favor - susurro.

Fue en ese momento cuando desperté.

-uno, dos, tres - escuche de repente y algo en mi pecho provoco descargas por todo mi cuerpo. 

Mis ojos se abrieron con fuerza, mi vista nublada me mostraba sombras y me sentí demasiado cansada para mantenerme despierta.

-Doctor, estamos perdiendo el pulso nuevamente - dijo una voz femenina.

-Otra vez, a la cuenta de tres... uno, dos y tres... - Y lo ultimo que recuerdo antes de cerrar mis ojos fue un pitido largo.

****

Mi vida no volvió a ser la misma luego de ese accidente que le costo la vida a mi esposo e hijo, perdí toda esperanza de vivir y me hundí en una profunda depresión que me llevo a estar internada por largos meses.

A pesar de tener 23 años y una vida por delante me encontraba cerrada ante toda posibilidad de vivir.

No me gustaba sonreír, no deseaba cocinar como antes, no hablaba con nadie mas que con mi terapeuta, ni siquiera con mi familia, no quería ver a nadie que me recordara mi desgracia. Mi pasión por bailar se vio esfumada y fue asi como empece a contar los dias que me faltaban por morir.

En una de las terapias con Anah, me hizo darme cuenta que aunque deseara morir, y a menos de que atentara contra mi vida, no habría otra manera de dejar de respirar... Ahí toque fondo, ahí comprendí que si Benjamín siguiera con vida estaría totalmente decepcionado de mi, de la chica que él se enamoro por su amor a la vida.

Por eso luego de unos meses, en los cuales trabaje para ser la mujer que era antes del accidente, sali al mundo.

Visite la tumba de Benjamín y Joel, llore con todo el dolor que aun había en mi pecho pero les prometí no volver a hacerlo y sabiendo que me costaría trabajo reconstruir mi vida y encontrar algo que me hiciera vivir nuevamente me despedí de ellos para seguir adelante.

****

Llegue a Berlin cansada por el viaje, a pesar de la poca distancia entre Austria y Alemania, los aviones seguían provocandome dolores de cabeza.

Había elegido Alemania porque fue uno de los sueños que compartía con Benjamín, salir de nuestro país fue siempre nuestro sueño, no importara si era a 500 metros, solo deseábamos recorrer el mundo, pero con la llegada de Joel a nuestra vida nuestras prioridades cambiaron.

One Shots De Fútbol IIWhere stories live. Discover now