Johannes Geis

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Creo que el chico de la caja del supermercado nunca vio a alguien tan desarreglada, con unas grandes ojeras bajo los ojos y cara de pocos amigos, es que mi vida iba decayendo a cada paso que daba y no tenia ganas de verme bien. Eso hablaba muy mal de mi, se supone que las mujeres debemos tener un autoestima alto y propósitos en la vida, pero me jodieron tanto la vida, o mejor dicho me la arruine tanto que mi autoestima y mis sueños solo quedaron en los cuentos que papá me leía cuando era pequeña.

Anabella Burgstaller, hija de la gran leyenda futbolistica Guido, delantero del Schalke 04, Juventus de Turin, entre otros, y la Selección de Austria, hundida en las drogas. ¿Quien lo diría? ¿Quien se podría imaginar que la hija mayor de Burgstaller estuviera metida en tremendo problema?

Pero siempre dicen que alguien intenta ayudarte a salir del hoyo mas profundo en el que estas metido y al final eres tu quien decide dejar todo por esa persona o terminar tu vida con la misma adicción.

Johannes Geis apareció en mi vida de milagro, justo en el momento en que tenia ganas de desaparecer, me rescato y me cuido hasta que estuve mejor. Digamos que esos últimos meses no hablaba tanto con mi padre ni con mis hermanos, como para saber que estaban haciendo así que le rogué que no llamara a nadie.

Conocía a Johan desde que tenia 9 años, hubo una época en que papá jugo para el Schalke 04 hasta convertirse en estrella, jugo por cuatro temporadas en el club de los mineros y en cada cena que me podían llevar asistía, desarrolle una pequeña obsesión por el rubio, era pequeña e ilusa y mucha idea de como era el mundo en realidad no tenia. Mi padre fue afortunado al jugar en el equipo alemán que compartía con Johan, eso le permitió saltar a las ligas mas importantes como lo era la Serie A, y también La Liga. Pero luego de que no le haya ido como esperaba y viendo que los años ya le pesaban decidió retirarse. este año en el Schalke, a sus 39 años iba a colgar los botines y es por eso que estaba aquí, acompañaba los sueños de mis padres...

Pero... ¿Alguien se preocupaba por los mios?

Sacudí mi cabeza para esfumar esos pensamientos y me concentre en Geis quien mantenía su cabello rubio y esos ojos celestes brillaban siempre en su rostro, que había empezado a tomar arrugas.

-No cambias mas, eh - bromee para intentar romper ese silencio tan incomodo entre ambos. Sus ojos demostraban furia los cuales ametrallaban mis ojos verdes débiles.

Johan me encontró caminando por un muelle completamente drogada, estaba a punto de tirar al mar cuando me salvo.

-¿Que es eso tan doloroso como para querer acabar con tu vida? - Y como lo suponía, no lo entendía.

-Yo... hmmm... no lo se... - balbuce por unos momentos antes de dejar de pensar tanto y soltar lo primero que se me vino a la mente - Tu no lo entiendes, nadie lo entiende... no fuiste utilizado como un juguete y destrozado por la persona que mas decía amarte, no te rompieron el corazón ni sentiste ese vació dentro tuyo al estar acompañado por tus amigos o familia, tu tienes alguien que te ame, yo no - las lagrimas salieron de mis ojos y desee que me abrazara.

Pero no lo hizo, estaba muy enojado conmigo.

-¿Quien dijo que yo no fui utilizado? ¿Acaso no entiendes que vivimos en el mismo mundo de falsedad absoluta? ¿No te importa ni un poco tu familia? Hay otras alternativas, podrías buscarlas y salir adelante en vez de darte por vencida tan pronto –

-¿Mi familia? A ellos no les importo, ni siquiera me han llamado para saber donde estoy o con quien estoy, si sigo viva o no, ¿no te das cuenta Johan? Papá y mamá están tan ocupados en la final de la temporada que no se han enterado que deje la universidad –

One Shots De Fútbol IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora