18 Primera vez

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PRIMERA VEZ

—¡Thomas, para! —grité, retorciendo mi cuerpo, tratando de huir—. Tienes que parar —rogué, sofocada. Sentía su duro cuerpo sobre el mío, sus dedos atornillándose en mis costillas—. ¡Por favor! —chillé, muerta de risa, con lágrimas en los ojos, yendo en vano al otro lado de la cama. Agarró mi pie y me haló hacia él, bocabajo en el colchón, se me estaba haciendo difícil respirar. Tomé una bocanada de aire antes de reunir fuerzas, girarme y darle una patada en el pecho. Pero no sirvió de nada, solo se rio y me colocó debajo de él—. En serio, detente —supliqué, su respuesta fue sujetar mis brazos por encima de mi cabeza y encerrar mis piernas entre las suyas, me retorcí cuando volvió al ataque—. Por favor... No puedo respirar —dije, con la voz entrecortada, él paró y me miró.

Reparé en que se encontraba muy cerca de mí, sus ojos clavados en los míos, su aliento fresco soplando suave en mi rostro. Bajó la mirada, deslizó la lengua por su labio inferior mientras miraba mi boca. Cerré los ojos y lo imaginé inclinándose hacia mí, uniendo mis labios con los suyos. Era suave, lento. Lamió mis labios antes de morder el inferior, jadeé y él aprovechó eso para colarse dentro.

Abrí los ojos sorprendida, él me estaba besando de verdad.

—Thomas...

—Sh... —Me silenció con otro beso, despejando mis dudas. Su lengua bailó junto a la mía, la suavidad de sus labios era exquisita cuando se cerraban sobre los míos, chupaba y tiraba de mis labios con los dientes, sentía que me ardía la entrepierna.

Me balanceaba contra su pelvis mientras lo besaba, sentí su dura erección y me congelé un instante. ¿Qué estaba haciendo? Él liberó mis brazos y estos se dirigieron a sus hombros, un intento nefasto por apartarlo.

Se sentía tan bien, en especial cuando sus labios dejaron mi boca y succionaron mi cuello, gemí y me retorcí debajo de él. Hizo un camino de besos por mi clavícula, garganta y pecho. Bajó los tirantes de mi pijama, la brisa que se colaba por la ventana me hizo estremecer, o tal vez eran las sensaciones que estaba experimentando, pero mis pezones se endurecieron. Lamió el pico derecho antes de introducir todo el pecho en su boca, eran pequeños, él siempre se burlaba de ellos. Quise apartarme a pesar de lo bien que se sentía, vino a mi memoria que me llamó pecho plano esa misma mañana, recordé que todas sus conquistas tenían una copa C o D.

Me removí incómoda por el camino que tomaban mis pensamientos, hasta que él mordió mi pezón izquierdo, provocado que soltara un sonido que estaba entre un grito y un jadeo.

—Deja de pensar o voy a creer que lo estoy haciendo mal —gruñó antes de volver a centrar su atención en mis senos, los devoraba, alternando entre uno y otro, estaban endurecidos hasta el punto del dolor.

—Thomas. —Lloriqueé, corcoveando debajo de él. Subió mi franela dejando mi vientre al descubierto y metió la mano dentro de mis pantalones cortos de pijama.

—Joder... No llevas bragas —susurró en mis labios sin dejar de mirarme, entonces bajó más la mano y recorrió mi pubis con los dedos, deslizándose por la humedad—. Estás depilada. —Parecía sorprendido, pero siempre estoy cuidando de mí. Tiró de mis pantalones hacia abajo y se deslizó por mi cuerpo en dirección sur, abrió mis piernas, forzándolas a mantenerse quietas porque mi primer pensamiento fue cerrarlas para evitar que me mirara fijamente ahí—. Tan mojada. —Jadeó, sus dedos jugando con mis fluidos, apenas rozando el punto que palpitaba y rogaba por atención. Hice un nuevo intento de cerrar las piernas, a lo que él gruñó, colocándose bien entre ellas de modo que sus hombros me impidieran hacer lo que deseaba—. Quédate quieta, pequeña. —Sentí su aliento cálido sobre mi coño.

Se acercó, separando los labios con sus dedos, su lengua salió disparada como una flecha, dando un lento lametón desde mi entrada hasta mi clítoris. Gemí, la sensación podría ser nueva pero era exquisita. Cerró los labios en mi botón y chupó, lamió y mordisqueó, me volvió loca, gemía y me estremecía debajo de él hasta que algo que había sentido antes, solo cuando me tocaba a escondidas en mi habitación o en la ducha, empezó a sacudirme, pero con más fuerza. Temblé, grité su nombre y me vine fuerte.

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2023 ⏰

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