Toqué la puerta antes de entrar.

---Pase...

Escuché del otro lado de la puerta.

---Hola cariño.

Me acerqué a Sara para abrazarla, tenía miedo de que desapareciera en cualquier momento.

---Hola mi reina.

Besé su mano y no pude evitar que un par de lágrimas salieran de mis ojos.

---Oh...mi pequeño Dorian, tranquilo mi amor todo estará bien.

Estalle en llanto al escucharla calmarme.

---¡No me dejes Sara!

Suplique, esto me superaba sin duda alguna.

---Yo siempre estaré contigo.

Respiré profundo tratando de tranquilizarme.

---Me ha dicho el doctor que has dejado los tratamientos.

Aclaré mi garganta y restregue mis ojos.

---Si, esa no era vida.

La observé con angustia.

---Esta bien.

Acote tragándome el dolor que sentía por dentro ante su decisión.

---Sofía esta al tanto de eso también.

Bufé por lo bajo.

---¿Cómo la viste? no llora, no dice nada, se comporta se forma extraña.

---A mi niña no la verás llorar, no le gusta que la vean hacerlo, será fuerte hasta donde lo aguanté.

Sabía que ella era una mujer muy fuerte, algo que yo no era en este tipo de situaciones.

---Lo he notado, en cambio yo parezco una magdalena.

Ambos reímos.

---Es normal llorar por alguien que quieres mi amor, ven aquí.

Me acomode como pude y me recoste en su pecho.

---Recuerdo que cuando eras un niño y llorabas, solo en mi pecho te calmabas hasta quedar dormido.

Cerré los ojos mientras la escuchaba hablarme.

---Y cantabas aquella canción...¿Lo podrías hacer ahora por favor?

Los recuerdos me embargaban.

---Claro,

Calla mi vida,
no hay que llorar,
Duerme y sueña feliz.
Siempre tú debes mi arrullo llevar,
así estaré yo siempre junto a ti.

Narra Sofía

Entré a mi habitación y empecé a desvestirme, caminé en ropa interior buscando una toalla hasta que en observé una sombra en el reflejo del espejo.

---!Ay.....
Una mano tapó mi boca y me movió de dónde me encontraba, estaba aterrada.

---¡Hey! ¡No grites soy yo!

Mis ojos se desorbitaron al ver a aquella mirada azulada, apenas me soltó me cubrí con algo, el volteó para no mirarme.

---¿Qué hacés aquí Ethan?

Lo interrogue mientras me colocaba una sudadera.

---¿Ya puedo voltear?

Preguntó.

---Si, contesta mi pregunta ahora mismo.

---Se que fuiste tu Sofía.

Lo miré atónita.

---No se de que me hablas, vete.

Ordené, el por su parte parecía exasperado.

---¡No te hagas la tonta!

Me gritó acercándose peligrosamente a mi, observé que tenía una ligera barba, no le quedaba tan mal, pensé.

---Es..es enserio..no lo sé.

Respondí titubeante mientras retrocedía lentamente.

---¡Mientes!

Volvió a gritarme y yo choque contra la pared, me tenía acorralada.

---¡Tu me humillaste ante todo el mundo! me prometiste que no dirás nada acerca de mi secreto.

Su ceño se frunció y movió su cabeza en negativa para luego aléjarse de mi.

---Yo no hice eso Sofía.

Se sentó en el borde de la cama.

---¿Quién miente ahora?

Me crucé de brazos y lo miré fijamente.

---Te juro, no fui yo.

Respiré con pesadez y me senté junto a él.

---Cómo sea, ya no importa.

Me lancé hacia atrás en la cama.

---Si, ya pasó.

Dijo luego de imitar mi acto de acostarse.

---¿Amigos?

Parecía sincero.

Cerré los ojos, me sentía agotada.

---Yo no tengo amigos.

Respondí ante su petición.

Abrí los ojos cuando lo sentí encima de mi.

---¿Qué hacés?

Traté de moverme sin éxito alguno.

---Yo quiero..que volvamos a ser los amigos de antes.

Dijo muy cerca de mis labios, esta era una situación bastante extraña.

---Esta bien, tu ganas, pero quítate porque eres pesado.

Lo escuché reír.

---Creo que en estos últimos días he bajado más de 10 kilos de hecho.

Se recostó a un lado de mi.

---¿Me haces un favor?

Volví a cerrar los ojos ya que me pesaban los párpados.

---Claro, dime.

Respondió.

---Despiertame en 20 minutos.

---De acuerdo, tu duerme que yo mirare al techo o jugaré en mi móvil.

Sonreí antes de quedarme profundamente dormida.

Voten y comenten

xoxoxox

Ethan Collins de regreso...

Saludos y besos

La hija de mi sirvientaWhere stories live. Discover now