Capítulo 34: Más cerca del embarazo.

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Tenía trabajo en Phoenix, vivía con Raven y tenían en mente el formar una familia. Lo último debía estar cerca, porque de repente todos los ingredientes estaban sobre la mesa y tan solo tenían que terminar de dar los últimos toques para que la receta saliese perfecta. Y es que tras el plantearse las dos el tener un hijo en el futuro, ese "futuro" estaba más cercano que nunca.

Tras la recogida de información dejaron en pausa el tema, más que nada porque a ella misma le aterró el asunto monetario. No sabía hasta qué punto iban a poder permitírselo tras la mudanza, los aviones mensuales y las reformas que estaban llevando a cabo en el piso para amoldarlo a la convivencia de dos personas, creando un nuevo hogar para las ambas. Y estaba quedando increíble. Tuvo que insistir mucho en mantener la esencia, porque ese sitio era muy especial para las dos.

Levantó la mirada para ver la espalda de su novia mientras cocinaba, ella estaba sentada en la silla cortando diferentes verduras. Le había mandado Raven: una nueva receta que probaban juntas. Últimamente comían un plato distinto cada día, porque la latina había descubierto una nueva vocación en la cocina, y la verdad era que se le daba de muerte.

—Raven —la llamó, y ella la miró por encima del hombro, sin dejar de mover lo que cocinaba para que no se quemase—. Ya hace una semana que fuimos a pedir información en la clínica y creo que ya que tengo el quedarme aquí asegurado, podríamos comenzar con el tratamiento.

Así lo soltó, sin más. Raven apartó la sartén del fuego y se limpió las manos con un trapo de cocina antes de ir hacia ella y sentarse en la silla que había a su lado. Sonrió al notarla nerviosa, observando fijamente la verdura que ya tenía lista en un plato. Estiró la mano para sujetar la que descansaba sobre la mesa y consiguió que Raven la mirase, suspirando.

—No puedo creerme que esto ya esté pasando —confesó emocionada y ella tiró de su mano para que se levantase y se sentara en sus piernas, rodeándola por la cintura cuando Raven se echó sobre ella y descansando la cabeza sobre la suya.

—Está pasando, mi amor. Creo que las dos estamos preparadas para dar este paso, ¿no te parece?

—Sí —contestó Raven, y sabía que estaba llorando, aunque no la viera.

Hizo que se separara levemente para poder mirarla y le sonrió mientras le pasaba los pulgares por las mejillas. Después aceptó el dulce beso que le dio en los labios y se sonrieron de nuevo.

—Lo único que me da miedo es que tendremos que vender un riñón para pagarlo —rio suavemente al verla negar—. No, es caro y he pensado en hablar con mis padres para que me hagan un préstamo, que espero no tener que devolver con intereses. Aunque créeme cuando te digo que Gerard a veces es un poco rata.

—No necesitamos dinero, Alexa —contestó su novia apartándole un mechón de pelo que se le escapó de la coleta que llevaba en casa.

—¿Quieres esperar a pagarlo tras cobrar varios meses? ¿Cuánto ganas exactamente? Porque he oído que aquí pagan peor... Echaré de menos el sueldo de Stanford.

—Alexa, tengo bastante dinero ahorrado. Sé que no es un tema del que solemos hablar, pero llevo años manteniendo una segunda cuenta donde estaba metiendo dinero para mi posible hijo como madre soltera.

—No lo sabía —se sorprendió, disfrutando de las agradables caricias que Raven le regalaba por el cuello.

—Adoptar tampoco es barato y pensé que estaría bien tener un fondo para el cuidado y futuro de mi hijo.

—Ahora es nuestro hijo, mucho mejor. Yo también quiero meter dinero en esa cuenta.

Raven sonrió antes de contestar:

Nuestro momentoWhere stories live. Discover now