TRES

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—Se cree más que nosotros—anunció el chico de pecas que estaba sentado en medio, con una sonrisa torcida.

Después de sentarse, Changbin se había limitado a quedarse ahí quieto, mirándolos a los tres como si ellos fueran los que estaban fuera de lugar.

Los populares siempre eran así y tal vez no lo hacían a propósito, pero lo eran. Creían que todo allí estaba a su disposición, pero Felix ya se había acostumbrado a pasar de ellos y de su burbuja en sus antiguos institutos.

Por su parte, Changbin no respondió, si no que apartó la mirada y sacó el móvil frente a sus ojos. Sus largos dedos tecleaban rápidamente, aunque el fluir de sus pensamientos tenía una velocidad contraria.

Aún pensaba en lo que había dicho el chico, y sí, era superior.

Que él supiera, ninguno de aquellos tres, y mucho menos, el chaval que acababa de marcharse, habían logrado nada importante en esos años de instituto.

Changbin, pese a su baja estatura, había conseguido hacerse un hueco en el equipo de baloncesto, y eso le había hecho bien tanto al club como a él mismo.

El chico decidió seguir sin hablar durante el tiempo que durase esa hora de descanso, ya que ni siquiera quería sentarse así desde el principio.
Si lo había hecho era porque no tenía otra opción, no quería hacer amigos.
No ellos, al menos.

Su mirada se clavó en la pestaña de notificaciones de su teléfono móvil, en las que sólo se encontraban anuncios, un aviso de que su tarifa se estaba acabando y tres llamadas de su madre.

Antes, en cualquier momento del día, tenía más mensajes de los que tenía la capacidad de leer sin aburrirse, tanto de sus amigos como de personas que intentaban acercarse a él y que no conocía de nada. Pero todo eso parecía haberse silenciado también.

Era curioso, como simplemente hacer un cambio significase que también te cambiasen a tí en un sólo instante.

Con rabia contenida, Changbin cerró los ojos y recostándose sobre la silla, guardó el móvil en el bolsillo de su pantalón para apartarlo de su vista.

—¿Por qué no te sientas con tus amigos?—preguntó el chico sentado a la izquierda, al ver que Changbin no tenía nada mejor que hacer que escucharles.

El otro chico que se encontraba a la derecha del rubio, lo miró sorprendido ante su atrevimiento, pero no dijo nada, y Changbin dudó que siquiera mencionase una palabra frente a él.
Sabía que Jisung no les hablaría más, de todos modos.

Centrándose en el que había hecho la pregunta, Changbin lo escuadriñó con la mirada. Un lunar bajo su ojo izquierdo llamaba la atención instantáneamente, seguido de unos gruesos labios.

Changbin, estaba seguro de que lo conocía de algo, y creyó recordar que ese chico había estado en una especie de relación con más o menos... todas las chicas que habían en su grupo.

Sin embargo, nunca había aparecido por su mesa con ninguna de ellas.

Changbin pensó que a él le contestaría, pero, por supuesto, su pregunta descarada no tendría la respuesta que él quería.

STRAY KIDS ─ POPULARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora