QUINCE

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—No es por alarmar a nadie, pero la fiesta es mañana—dijo Jisung, mientras se sentaba junto a Hyunjin en la mesa de la cafetería del insituto—y tampoco quiero presionar a nadie, pero cierta popularidad está en juego...

Jisung no estaba equivocado, al día siguiente se llevaría a cabo la fiesta mas importante del mes, o tal vez del año, porque de ésta dependía la reputación de Changbin.
Sólo con hacer acto de presencia allí, podría mantener su popularidad por un tiempo más, y si tenía suerte, hasta que acabase el instituto.

Y todo eso suponiendo que todo saliese bien, por que si era al contrario, entonces sería bastante alarmante.

—No estás ayudando, idiota—respondió Changbin, apareciendo también y tomando asiento junto a él, para luego añadir sarcásticamente—No te ofendas.

Jisung se llevó la mano al pecho dramáticamente, como si hubiera herido sus sentimientos de una manera exponencial. Acto seguido, comenzó a reirse, acompañado por todos los presentes.
Aunque no dejaban ver su emoción por aquel gran día, los cuatro chicos estaban nerviosos, pese a que cada uno lo disimulaba a su manera. Por ejemplo, Hyunjin hacía preguntas, muchas preguntas, y esa era la razón por la cual empezaron a revisar partes del plan.

—¿Al final cómo iremos?¿Seungmin ha conseguido el coche de sus padres—preguntó Hyunjin, con una tranquilidad que aparentaba que era normal que un adolescente menor de edad pudiese conducir.

—Aún no lo sabemos—respondió Felix, sin poner pegas tampoco—pero si lo consigue, pasará a por nosotros.

—¿Acaso Seungmin tiene el permiso para conducir?—preguntó Changbin, extrañado, aunque sabía que no.

Las miradas de los demás fueron las que respondieron a su pregunta, y en aquel momento, realmente presentía que si seguía mucho tiempo con aquellos cuatro, acabarían todos en algún tipo de reformatorio para menores o algo por el estilo.

Sin embargo, no podía perder la oportunidad que se le estaba brindando,
y decidió no dudar, al menos en voz alta, de la legalidad de su plan.

—Y bueno, ¿dónde nos recoge?¿Tengo que darle mi dirección?

Nadie supo la razón, pero durante unos segundos, todos se quedaron en blanco, ya que no habían pensado en esa parte del plan, pero Felix fue el primero en reaccionar, al notar un la personalidad un poco desconfiada de Changbin.

—No te preocupes—dijo el de pecas—Si quieres nos puede recoger a ambos en mi casa.

Al principio, Changbin le miró extrañado, pero luego a su mente vino el recuerdo de que Felix y él vivían relativamente cerca.
Al menos, con la suficiente cercanía como para encontrarse varias veces por casualidad en el camino a la parada de autobús más cercana.
Y aquello era exactamente por lo que ambos se conocían.

Changbin asintió ante su propuesta, justo antes de mirar la hora en su teléfono.

Según Felix, tendría que estar probando suerte en el club de fotografía antes de los próximos sesenta segundos.

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Mientras aceleraba el paso hacia el aula, Changbin realmente esperaba encontrarse la mismísima puerta hacia el infierno, aquella habitación de un rojo flamante, como las que se utilizaban desde siempre en las películas para revelar fotografías.

Sin embargo, cuando abrió la puerta, tuvo una visión muy diferente.

Había mucha mucha iluminación, sí, pero no roja, si no de luz natural que entraba por un gran ventanal sin persianas.
Frente a este, allí sólo se encontró con un chaval, que reconocía por haberlo visto alguna que otra vez junto a Hyunjin, Jisung y Felix.

El chico sostenía una cámara frente a su cara, y el repetitivo sonido haciendo clic detonaba que éste estaba en proceso de fotografiar algo.

Por su parte, Changbin no supo descifrar el qué exactamente, ya que, sobre aquella mesa había un número infinito de objetos. Estaba tan repleta que daba la sensación de que cualquier cosa que se te pasase por la mente allí estaba, esperando a ser capturada por la cámara.

Pero la mesa no era la única que estaba a rebosar, las paredes del aula tampoco se quedaban atrás, estando llenas de, tal vez, fácilmente cientos de fotografías, todas de distintos tamaños, enfoques y tonalidades.

Mientras lo procesaba todo, Changbin se preguntaba si todas esas fotos las había hecho aquel chico, y si podría enseñarle a encontrar finalmente algo a lo que dedicarse.

—Esto... ¿hola?—saludó él entonces, para que el otro chico se diera cuenta de su presencia.

STRAY KIDS ─ POPULARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora