004

7.5K 1.1K 509
                                    

JiMin tuvo que pestañear varias veces para poder cerciorase de que aún estaba en su cama. Nuevamente era domingo, pero esta vez el reloj no había sonado temprano para ir a la misa de Kim. Con la rapidez que le permitió su pequeño cuerpo, se levantó y corrió al baño para bañarse y luego vestirse con algo casual.

Bajó a la cocina escuchando el característico sonido de la soledad y tomó las llaves y su celular para irse trotando hasta la parada de autobuses; si se iba caminando llegaría más tarde.

— Agh, que suerte la mía — Susurró mirando la hora en su teléfono pensando en que para cuando llegara a la misa, está ya habría acabado.

Bufó estregándose el rostro y sentándose en el banquillo para esperar a que el autobús pasara. Las calles estaban un poco solas, uno que otro auto pasaba cerca y desaparecía en alguna esquina. JiMin suspiró lastimeramente estirando las piernas y tronándose el cuello, así se mantuvo hasta que el bus se detuvo frente a él. Sin rechistar, entró y se sentó esperando a la próxima parada.

Después de un rato volvió a ver la hora en su celular y suspiró. Ya la misa estaba por terminar. Se golpeó mentalmente y torció la boca. Su idea era ir a confesarse, por lo menos eso haría. Se hallaba distraído mirando por la ventada cuando su celular vibró entre sus manos.

— ¿Si...? — susurró.

— Hijo, ¿Cómo estás, cariño? — Sonrió al oír la delicada voz de su madre.

— Oh, bien mamá. Iré a confesarme — Titubeó unos segundos — La alarma no sonó y voy tarde.

— Agh, debí llamarte antes de irme. Lo siento mi cielo — Negó a sabiendas de que su madre no lograba verlo.

— No es nada mamá, ya no importa. — Largó un bostezo y recostó la cabeza sobre la ventana presionando con más fuerza el teléfono en su oído.

— Ay, mi bebé. Realmente estás creciendo, todo un hombre maduro — Las mejillas de JiMin se tiñeron de un leve rosa por el comentario de su madre. La escuchó suspirar del otro lado de la línea.

— Ya mamá — Se quejó. Divisó a lo lejos su destino — Ya estoy llegando, hablamos luego ¿Va?

— Va. Te amo cariño. Salúdame a padre Kim, invítalo a una cena; podríamos acordar algo, quizás pida permiso — Dijo esto último refiriéndose a ella. JiMin se levantó del asiento cuando el bus se detuvo y se tambaleó por la inestabilidad del frenado. Caminó hasta la salida luego de pagar.

— Si, seguro — Murmuró caminando distraídamente hasta el lugar. Efectivamente las personas estaban saliendo del encuentro — Mamá, te amo. Hablamos luego~

JiMin tragó saliva dando la espalda para colgar la llamada, claro, después de que su mamá se despidiera debidamente. Caminó con sigilo entre las personas evitando toparse con WuXi y entró a la -casi- vacía iglesia virando a todos lados.

WuXi observaba la pantalla de su celular mirando la hora, según él, Park nunca faltaba a una misa los domingos. Frunció el ceño e hizo una mueca y se fue por su camino rutinario.

Hoy te salvas, pensó sin mirar atrás.

JiMin se apresuró a llegar hasta donde el padre Kim le miraba sonriente.

— ¡JiMin! Ya se me hacía raro no verte el día de hoy — JiMin sintió su rostro algo caliente y se apresuró a contestar.

— Me quedé dormido — Dijo avergonzado tapándose el rostro con sus pequeñas manos. El padre Kim carcajeó energéticamente palmeando su hombro.

— Suele pasarnos, todos cometemos errores — Ambos rieron un poco y JiMin carraspeó la garganta cuando una señora se acercó al padre para despedirse. Esperó, un poco inquieto, y cuando la mujer se hubo ido se acercó al padre siguiéndole los pasos. Se dirigieron en silencio a la sacristía y JiMin entró a la pequeña oficina del padre, dejando al mismo atrás mientras se quitaba la indumentaria eclesiástica.

Sorry... I'm gay 【 YM 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora