Snape pierde el control

1.7K 105 112
                                    


Era tan extraña y agradable al mismo tiempo la sensación de estar en sus brazos, que Cordelia no quiso separarse de Snape ni un solo instante. Él la protegería de todo, inclusive de ella misma. Era tanta la quietud que le prodigaba que continuaba afirmándolo, con la cabeza recostada en su pecho. Se olvidó del olor a sangre, del dolor de sus entrañas y de la voracidad de su apetito. El elegido le traía paz, se la transmitía a través de las caricias suaves sobre su cabello rojo, en su voz grave y tranquilizadora invitándola a guardar la calma, en los movimientos leves que la mecían hacia atrás y hacia adelante en un intento por apaciguarla.

Todo va a estar bien, lo prometo.

Tengo miedo, me cuesta mucho resistirme.

Yo estaré siempre para evitar que te descontroles. No puedes pasar los ciclos sola.

A veces Remus y yo nos hacemos compañía respondió la mujer secándose las lágrimas mientras se separaba de él con delicadeza para incorporarse del suelo.

Snape volvió a fruncir el entrecejo.

No es una compañía muy alentadora que digamos.

Ese comentario fue bastante cruel. Parece que no puedes evitar juzgarlo, ¿verdad?

Es una...

Bestia, ¿no es así? Cordelia completó lo que Snape no se atrevió.

El Pocionista se ruborizó aunque trató de disimularlo bajando la cabeza para que las dos cortinas de cabello negro le ocultaran el rostro.

No dije nada.

Pero fue lo que quisiste decir. Al menos Remus es mucho menos bestia que yo, pues cuando toma la poción que preparas para él permanece manso, en cambio yo, tengo que lidiar con mi temperamento.

Nunca mencioné que tú fueses una bestia.

¿Y por qué yo no y Remus sí?

Severus no contestó, no tenía palabras. Internamente lamentó el hecho de que comenzaran a verse inmersos en una nueva discusión y una vez más a causa de licántropo.

Snape... Severus corrigió Cordelia—. ¿Puedo llamarte así a partir de ahora?

Él asintió.

Puedes llamarme como desees.

Tú también, llámame Cordelia, a secas. No quiero más discusiones entre ambos. Necesito de tu ayuda y agradezco lo que estás haciendo por mí.

No tienes por qué.

Desde luego que sí. Mira, de no ser por ti no habría recuperado mi piedra nunca y la realización de esa poción no hubiese sido posible añadió la mujer señalando el caldero del cual salían vapores en espiral—. Aunque no lo creas, Remus me ha hecho entender que tú eres un ser altruista.

Severus esbozó una escueta risa sarcástica.

¿Por qué no eres capaz de perdonarlo?

Sabes perfectamente que para personas como tú y como yo, perdonar es algo muy difícil por no decir imposible.

Pero no era él quien te gastaba bromas pesadas.

Sin embargo las permitía respondió Snape con la mirada vacía y Cordelia pudo percibir dolor y rabia en aquellos ojos. Severus todavía llevaba sobre los hombros todo el peso de las humillaciones y rechazo del pasado. Todo esto le provocó extrañamente una punzada de dolor en el corazón a la vampiresa.

El Misterio del ÁguilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora