Caricias

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JUNGKOOK / 정국

Mi alma volvió a mi cuerpo. Estaba tan jodidamente nervioso, que estaba seguro que me había arrancado un par de cabellos a lo largo de la tarde. Afortunadamente los juegos habían ayudado a canalizar mi adrenalina, pero ese rato en lo que esperaba a que la rueda de la fortuna llegara a lo más alto me estaba muriendo. Para empezar esa jodida porquería era sumamente lenta, mis latidos se aceleraban cada minuto y ni siquiera el aroma de Jimin me había tranquilizado. Pero al escuchar la aceptación de su boca, sentí como si mi cuerpo se hubiera aligerado. Y no sólo eso ¡Me había pedido que me mudara con él! Mi lobo aulló en aprobación, finalmente seríamos una familia, una manada. 

Manada. 

Jimin se volteó a hacia mí aún entre mis brazos y entrecerrando sus preciosos ojitos me miró con sospecha.

—Kookie...

—Minnie....

—¿De dónde rayos sacaste el anillo?

Me reí entre dientes. 

—Pues de una joyería bebé, ¿De dónde más?

Sentí un golpe ligero sobre mi hombro.

—No, alfa tonto. Me refiero a que ¿de dónde sacaste el dinero?

Suspiré, supusé que tarde o temprano si las cosas salían bien tendría que revelar mis secretos de los últimos meses.

—De mi trabajo.

—¿Trabajo? 

—Sí, quería darte el anillo y por eso me puse a trabajar en la tienda de Yoongi-hyung desde hace unos cuatro meses. 

—¿Entonces cuando decías que estabas estudiando con él...?

—Estabamos estudiando y trabajando. No subestimes a Suga, puede ser un jefe abusivo pero me pagó bastante bien...y...

—¿Y?

—Quería comprarlo con mi propio dinero, quería demostrarte que puedo darte todo lo que necesites, sé que tu trabajas... pero me gustaría que también pudieras apoyarte en mí financieramente. 

Jimin sonrió y me besó lentamente. 

—Aún así... un trabajo como el empleado/esclavo de Yoongi-hyung no creo que alcanzara para esto —me enseñó su manita con el anillo brillando en ella— por muy bien que te haya pagado.

—Bueno, también le estuve ayudando a papá con las cuentas y me pagó por ello. Y quizá también estuve sacando a pasear a Holly y Mickey. 

—O sea que todos saben...

—¿Tal vez?

Se sonrojó, hizo un par de pucheritos, y se volvió a acurrucar contra mí en lo que terminaba el recorrido de la rueda. Yo lo apreté contra mi cuerpo y froté mi mejilla con su esponjosa cabellera para impregnar mi olor en él. Se había vuelto un hábito y a ambos nos encantaban las marcas de olor, podía sentir la conexión de nuestros lobos cada vez que las renovabamos. 

Al bajar del juego, caminamos con las manos entrelazadas hacia la salida de la feria.

—¿Qué procede, alfa?

Sentí una descarga eléctrica en todo mi cuerpo, Jimin nunca me decía alfa, y escucharlo varias veces en menos de unas horas había encendido todo mi cuerpo. Ahora que tenía el camino libre, sentía la necesidad urgente de hacerle el amor y marcarlo como mi omega. 

—Sorpresa —. Guiñé un ojo.

Pedí un taxi y le di la dirección del hotel donde había reservado una suite. El anillo había salido más barato de lo que pensaba y me había alcanzado perfectamente para reservar un cuarto en uno de los hoteles más bonitos de la zona, era la suite sencilla, pero era suficiente. Tenía un pequeño jacuzzi y mi papá me había aportado un extra para que pudiera comprar un par de botellas de champagne. En el caso de ser rechazado, habría tenido donde emborracharme para lidiar con ello. 

Inefable II Kookmin OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora