5. c i n c o

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JungKook jugaba al Mortal Kombat sobre la alfombra del salón. Estaba en la casa de su hermano, pues solía pasar más tiempo en aquel apartamento que en su propia casa. El mayor hablaba agitadamente con NamJoon (su compañero de piso) por teléfono, mientras se arreglaba para salir.

–Pero no tengo la titulación requerida aún, Nam –escuchó a su hermano decir, mientras él acababa de una vez por todas con su oponente en el juego. La voz del mayor se perdió después de que entrara en la habitación, y JungKook se levantó a por unas galletas a la cocina.

Había invitado a TaeHyung a su "casa" ese día, y revisando la hora se dio cuenta de que su hyung estaba a punto de llegar. El único problema era que esa no era técnicamente su casa, y que el dueño de la misma aún no sabía que había invitado a su amigo.

«Hyung me matará cuando le diga» pensó, sin pizca alguna de remordimiento. Así como todo el mundo solía temer el mal humor de su hermano, él era el único que no titubeaba siquiera un poco ante el mayor.

Escuchó unos pasos acercarse, y segundos después, la pálida silueta de YoonGi apareciendo por la puerta.

–Me voy ya mocoso, nos vemos luego. Tienes ramyeon instantáneo en la despensa si te da hambre. ¡Y avisa a mamá si vas a quedarte a dormir aquí! Nam no llegará hasta la noche... –JungKook lo detuvo antes de que desapareciera.

–¡Hyung! –el mayor se volvió hacia él, interrogante–. Mhm... Ya que no ibas a estar esta tarde en casa, ni NamJoon hyung, he invitado a un amigo a jugar a videojuegos conmigo. ¿No te importa, verdad? –cuestionó, esbozando su mejor y más inocente sonrisa. Por supuesto, totalmente falsa.

JungKook no estaba "pidiendo permiso ", estaba "informando de".

YoonGi sólo pudo poner los ojos en blanco.

–¿Qué sentido tiene preguntar ahora, cuando ya lo has hecho JungKook? –suspiró exasperado. De cualquier forma, no dejaría que su molesto hermano menor arruinara su día. Simplemente le restó importancia y salió del apartamento segundos después.



Min YoonGi estaba incluso más nervioso que en su primera cita. Y es que no tenía idea de cuáles eran exactamente los términos de su relación con JiMin, y aquella incertidumbre le carcomía. ¿Podría atreverse a tomar su mano con discreción? ¿Le podría saludar con un beso en la mejilla? Aquellas preguntas no dejaban de rondar su mente y se odiaba por ser tan inseguro, después de que siempre había sido alguien despreocupado, que dejaba las cosas fluir con naturalidad.

–Se te ve impaciente, amigo... –comentó NamJoon frente a él. Se humedeció los labios y observó la expresión divertida del menor, que no dejaba de burlarse con su mirada.

–No jodas Nam –dijo resignado, poniendo sus ojos en blanco.

–Nunca te había visto así, Suga. Debe importarte el chico.

NamJoon, no era sólo el compañero de piso de YoonGi. Lejos de eso, habían sido mejores amigos prácticamente desde siempre. Justamente aquella relación de confianza y hermandad, es la que les había empujado a volverse compañeros de apartamento. Kim NamJoon siempre había estado a su lado en los momentos más críticos e importantes de su vida, y ese puesto de su vida nadie podría igualarlo.

Desde sus dudas existenciales durante la adolescencia, cuando descubrió su homosexualidad (teniendo también un pequeño enamoramiento por NamJoon en aquella época); hasta la ruptura de su disfuncional familia, cuando tuvo que hacerse cargo de una madre destrozada física y emocionalmente, y de un hermano menor con decenas de cicatrices psicológicas en el proceso. Nam siempre había estado en los mejores y peores momentos de su existencia, había visto y conocido todas la facetas de YoonGi, y era el único capaz de ver a través de él, conociendo cada pequeña grieta del muro de frialdad que YoonGi había esta años construyendo a su alrededor.

Lo mejor de mí | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora