SIE-D

FINALIZACIÓN DEL TRATAMIENTO: SASUKE ESTÁ CURADO

Sabe que su familia lo ve pero ya no le importa, levanta su cuerpo un poco con ayuda de sus puntas de los pies, estira el cuello para abarcar un poco más. Hay muchos policías y secretarios de aquí para allá, estorbando la vista; tiene la boca seca y sus manos tiemblan, sus hombros y sus piernas también.

Su madre le sostiene del hombro derecho para darle un poco de calma, los segundos pasan muy lentos y se está desesperando.

Pero ahí está, poco a poco emerge su imagen de entre la multitud de trabajadores, su cabello rubio reluce entre tantos más, sigue esposado de sus muñecas pero solo es formalismo, llega hasta una zona donde le leen algo y Sasuke ve como confundido asiente y le quitan las esposas, le entregan sus objetos personales y le muestran la salida.

Parece ser que ambos se gritan con la mente porque se buscan y se encuentran. Le vale la vergüenza y el regaño, empuja a las personas, las quita del camino, rodea a otras tantas que le piden esperar, Naruto hace lo mismo mientras la sonrisa crece sabiendo que Sasuke pronto llegará a sus brazos.

Fugaku no da crédito a lo que ven sus ojos, su hijo corre y aferra con tanta dicha al cuerpo de aquel hombre que lo arrancó de su vida un viernes por la tarde. Lo ve llorar en su cuello y no soltarlo, ve como el otro lo alza un poco y luego lo mece con cariño.

Se lo arrancó una tarde... pero le entregó a cambio al hijo real. Lo acepta, con algo de orgullo pisoteado al saberse culpable. Esperan pacientes a que Sasuke deje de temblar en el cuerpo contrario, soporta sin despegar la vista el beso que e rubio le entrega a su hijo en los labios y la sonrisa romántica que comparten para luego regresar a su cuello y seguir aferrado al otro. Después de todo, sigue asustado, sigue con esa sensación de que lo alejaran en cualquier momento, poco a poco desaparecerá pero habrá que ser pacientes... además, a Naruto no le importa cargarlo un poco, elevándolo apenas centímetros del suelo y llevarlo hasta sus padres.

-... Sasuke... -le susurra cuando están frente a frente. El Uchiha se despega un poco y le suelta con dificultad, los mira, abre su boca mientras siente como sus mejillas arden por el llanto.

Mira a su madre, a su padre, a su hermano... solo quiere hablar pero no puede.

Naruto lo sabe, lo conoce mejor que nadie y contento, le aprieta las mejillas hasta hacerlo poner un gesto gracioso.

-Shashke dice grashias...

-¡Naruto! –por fin reacciona, empujándole un poco pero no puede, no puede separarse, lo apresa de nuevo del cuello y pega su rostro al contrario.

Bueno, luego se presentaran, ahora solo lo quiere tener ahí, cerca suyo, tan cerca que pueda contar los cabellos de su ceja.

-Ehm... hola. –decide hablar Naruto nervioso al ver la cara seria de los tres.

-¡Bienvenido! –Mikoto le abraza a pesar de que Sasuke parezca koala ahora. –Te agradezco tanto y...

-¡Yo no! Igual lo secuestraste y no te voy a perdonar jamás. –bien, ese sería su suegrito, habrá que aceptarlo como es. Le sonríe para disculparse y alza su mano en símbolo de paz. –Ni lo sueñes.

-Fugaku.

-Bien, bien...

-Oye... ¿se la metiste a mi hermanito? –suelta de repente Itachi con severidad y una expresión sombría. Naruto le enfrenta con algo de temor pero no se cohíbe del todo.

-Depende...

-¿De qué...?

-De qué te contó él. –abraza a Sasuke con más confianza. –Yo diré hasta donde él me diga, dattebayo.

-Que ñoño. –le dice Sasuke antes de darle un golpe en la frente. –Idiota. –lo toma del mentón. –Mas te vale que la arpía no te haya venido a visitar...

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Un año después...

Sasuke se limpia la frente con un pañuelo, está sudando, mira todo a su alrededor, se asegura que quede perfecta, limpia el borde de la porcelana y lo sube a charolita, camina con cuidado para no derramar nada.

-¡Hasta que acabas, dattebayo! –ya está sentado en el comedor enorme y lujoso de la mansión Uchiha.

-¡Cállate, remiendo de imbécil!

-Sasuke, tu vocabulario... -Mikoto apenas toma asiento junto a su familia, una sirvienta lleva los demás platos para cada uno.

El Uchiha menor deja el plato frente al rubio que lo examina con sumo cuidado, revisa cada detalle, huele con gusto y saborea con el aroma que emerge del humito. Si bien, aun le falta mucho por aprender, Sasuke ya está siendo uno de los estudiantes más sobresalientes de la academia de gastronomía pero nada se compara a eso.

Naruto toma sus palillos, los parte y saca una porción de fideos, los demás lo observan mientras reciben sus platos. El rubio sorbe los fideos y mastica, traga y da un chasquido con la lengua.

-Buena consistencia... ni muy blandos ni duros... buen sabor, se impregnó el sabor del ramen en ellos...

-Bien. –está orgulloso. –Ahora, quiero oírte decirlo... -presuntuoso pega su rostro un poco al contrario. –Sin miedo, modula tu voz para que te escuche mi padre también.

-Bien, bien... -deja los palillos y se hace para atrás en la silla. -¿Listo? –le mira sonriente y Sasuke solo le asegura con esa mirada gatuna. –Bien... -se pone de pie. -¡Estaban más ricos los de ella! –huye.

-¡Naruto! ¡Ven acá!

La casa ya no volvió a ser la misma pero todos valoran eso, es maravilloso que sea tan ruidosa en algunas ocasiones en que ambos están en ella. O el hecho de ver a Itachi como realmente es pero con esa persona especial ahora, además a Deidara le deben mucho por sacar a Naruto de prisión sin cobrarle nada... vamos, que no se van a tragar el cuento de que Itachi fue violado por él.

Mikoto mira a Fugaku quien hace lo posible por no levantarse e interrumpir, porque Naruto ya está alzando a Sasuke de nuevo y besándolo con cariño allá, en la puerta de su habitación.