VÍNCULO FÍSICO - EL AFECTO SE DESARROLLA EN EL OBJETO CONTRARIO: EL CUERPO.

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-Aun había lluvia, todo el día, él regresó de trabajar, se duchó y ambos nos quedamos viendo la televisión el resto de la tarde. No comimos algo en especial, sacamos casi todo lo de la alacena... -explica abochornado, siendo humano por primera vez. –Me gusta la mantequilla de maní... -reúne valor con su madre. –con papas fritas.

-¿Qué? –su madre imagina el sabor.

-Ya sé, es raro... es su culpa, me las dio a probar. –no se ríe de sí mismo por mera dignidad, come otra galleta. –Hablamos de muchas cosas, incluso de lo que haríamos después... me dijo que ya estaba listo para irme.

-¿Te estaba preparando para ser esto que eres ahora?

-Me quitó cadenas poniéndome una.

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-Podrías fingir que me encontraste en la calle y asustado me trajiste hasta aquí.

-No, Sasuke, yo me encargo.

-¡¿Tu quieres ir a prisión?! –le avienta un bombón pero Naruto, ágil, le sorprende atrapándolo con la boca y engulléndolo. –Presumido.

-Inténtalo. –tomó otro bombón y lo lanzó hacia arriba una vez, atrapándolo de nuevo. -¿Listo?

-No lo haré.

-Ahí te va.

-No lo haré. –se niega de nuevo pero Naruto ya lo despegó de su mano, alarmado, se inclina hacia atrás y abre la boca. El esponjoso bombón rosado cae... en su ojo. -¡Estúpido! –lo escucha reír divertida por la escenita que le dio. –Ya, basta. –detesta ser su circo, le lanza una galleta y el muy maldito la atrapa con los dientes y la engulle para masticarla. –Puto.

-Tu...

-¡Quisieras! –se da cuenta pero finge no hacerlo, que Naruto hace rato que lo tiene más cerca, con sus piernas estiradas a cada lado de su cuerpo. No se explica de otra manera que la misma confianza que han creado ellos, la razón de caber perfectamente en un modesto sofá repleto de comida chatarra y sobras de comidas anteriores.

Mientras Naruto limpia los restos de una lata con duraznos en almíbar, Sasuke ve sus piernas estiradas apresándolo disimuladamente. Conoce de muchas fuentes el instinto con el que los hombres cortejan, él mismo se ha visto envuelto en algunas cuando la atracción que tenía por Naruto era apenas visible para su cerebro.

Ahora ve como el cuerpo de Naruto se acerca, muestra con poses casuales su fuerza y el contacto visual ataca. Y está funcionando.

Solo que ahora, Sasuke se deja atacar. Hay algo diferente, hay algo que lo hizo ceder, quizá fueron los besos o el hecho de que dentro de esa casa, Sasuke ya no debía cumplir expectativas de nadie. Por eso estaba libre de ver esas piernas trabajadas y subir un poco más, lamentándose y agradeciendo a la vez que la cobija estuviera bien posicionada en su cintura y pelvis para no mostrar ni siquiera por sobre la ropa, la figura delineada de esa zona que tantos arrebatos le traerían al moreno.

-Ya deja de verme... -se queja el rubio con la boca llena. -¿Quieres?

-Sí. –contesta perdido en el azul contrario, Naruto entiende.

-... Me... -contiene la risa. –Me refería a... las galletas...

-Ah... -empuja una de las piernas y se sienta mejor en el sofá. –No, estoy lleno.

-¿Sabes? Ahora que vayas a ser chef, espero que lo primero que aprendas a cocinar sea ramen... porque amo el ramen y no te la voy a dejar tan fácil, dattebayo.

SIE-DWhere stories live. Discover now