Síndrome de Estocolmo

3.4K 383 117
                                    


Le entregó una caja de pañuelos, él solo la miró confundido y luego la rechazó con una mano.

-Bien, Sasuke... ¿puedo llamarte así? –Le preguntó mientras escribía en una libreta pequeñita algunas cosas que al adolescente no le importaron en absoluto, recibió inclusive una mirada de desprecio.-Vamos a hablar sobre lo que sucedió, siempre que necesites, podemos detener la charla y podrás ser muy honesto ¿de acuerdo? –la misma respuesta, el chico de cabello negro desvió la mirada hacia esa ventanilla oscura, frunció el seño.

-Sácame de aquí. –ordenó y claramente no se refería al psicólogo.

-¿Podemos empezar con... lo que te hizo? –intentó tomar atención.

-Usted quiere que diga cosas malas de él. –interrumpió con mirada cortante y tono altivo. –No se esfuerce, no diré nada que lo perjudique. –aseveró con poca paciencia y miró de nuevo hacia esa ventana. –No me hizo nada que yo no quisiera.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Síndrome de Estocolmo: Trastorno psicológico temporal que aparece en la persona que ha sido secuestrada y que consiste en mostrarse comprensivo y benevolente con la conducta de los secuestradores e identificarse progresivamente con sus ideas, ya sea durante el secuestro o tras ser liberada.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Terminó la sesión como las otras cuatro con otros psicólogos expertos en el tema. La misma respuesta de Sasuke, la misma mirada de desprecio, el mismo sudor en las manos de los profesionales cuando se despedía de esos hombres.

Fugaku le miró reprobatoriamente mientras éste caminaba tranquilo hasta uno de los sofás de la sala de espera, abrió su mochila y sacó su celular, miraba las notificaciones esperando el mensaje que tanto añoraba ver. Suspiró decepcionado cuando vio el buzón vacío.

-Creo que... podrían intentar con otro terapeuta que...

-¡No me diga eso! ¡Usted es el tercero! –le gritó el padre.

-Cuarto. –dijo Sasuke pero fue ignorado tanto por sus padres como por su hermano mayor.

Vaya, estaba bendecido, supuso, pues hace tanto que no veía a Itachi.

Tenía hambre, desde que pasó esas semanas con ese idiota, sus hábitos alimenticios habían cambiado... aunque a su juicio personal, habían cambiado para bien. Ahora ya no era tan delgaducho que parecía enfermizo, en verdad se veía bien, ya no había mareos, ni nauseas ni sensación de pesadez, era cierto lo que le había dicho una vez, todo se resumía en las veces en que comemos y cuantas porciones.

Por eso no entendía cómo es que insistían que ese chico le había hecho daño, estaba mejor que nunca. En muchas áreas de su vida.

Si no fuera por ese trío de Uchihas que estaban prácticamente destrozando la carrera del pobre licenciado, se sentiría feliz. Su familia necesitaba verlo un momento, escucharlo. Pero no, preferían gastar millones y millones de dólares en expertos y test psicométricos y clínicos para comprobar un daño que ya se hartaba de negar una y otra vez.

Síndrome de Estocolmo. Se lo dijo uno de los policías a su madre mientras apresaban al hombre que logró hacer feliz a Sasuke. Síndrome de Estocolmo. Se lo dijo un psicólogo a Itachi cuando Sasuke se negó a identificar al mismo hombre como culpable de un secuestro. Síndrome de Estocolmo. Se lo dijeron a su padre mientras corría a colgarse al cuello de ese mismo ángel perdido que estaba encerrado en una prisión provisional mientras se hacían las averiguaciones.

SIE-DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora