23. Errores del pasado

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When the night falls on you, you don't know what to do,
Nothing you confess could make me love you less,
I'll stand by you,



– ¿Qué piensas de este? – preguntó Magnus, meneando un lápiz en la nariz de Alec. – No puedo decidir si es demasiado claro o demasiado oscuro, – se quejó, achicando sus ojos. Estaba dibujando un vestido y no podía decidirse. Alec los observó y negó riendo.

– Estás loco. Para mi todos son rosas, – dijo sin notar la mirada que le daba Magnus mientras volvía su atención a sus diseños. Magnus estaba feliz de que Alec le dejara ver sus bosquejos. Eran una mezcla entre edificios y casas.

– ¿Es algo que tu viste o lo diseñaste? – preguntó Magnus señalando uno.

– Yo lo diseñé, – dijo Alec sonrojándose un poco.

Magnus lo miró más de cerca, admirando el trabajo de su novio. Era bueno, casi parecía profesional. Le faltaban ciertos aspectos matemáticos pero era una hermosa casa grande.

– La voy a construir algún día. –

Magnus se inclinó aun más. Estaban sentados en el suelo de la biblioteca solo dibujando. Isabelle había ido una que otra vez a decirles que se iban a enfermar por estar tanto tiempo rodeados de polvo, pero Alec solo la echaba. Magnus se sentía como en un cuento de hadas con su propio caballero, y un montón de dibujos de ambos esparcidos en el suelo.

– Me encantaría verla, – soltó Magnus, feliz de ver como el sonrojo de Alec aumentaba..

– También me encantaría que la vieras, – masculló. Se quedaron en silencio un rato hasta que Alec agregó. – Va a ser mi casa, sabes. La voy a construir para vivir ahí. –

– ¿De verdad? –

– Si, – Alec sonrió. – Voy a vivir en ella para recordarme cada día que hago lo que amo. –

– Va a ser difícil construirlo en Nueva York, – dijo Magnus, con esperanza. Casi no habían hablado de ello, pero Magnus quería hacerlo. Realmente quería que lo suyo fuera algo de futuro.

Alec se quedó en silencio viendo el papel. – No me imagino mudándome a Nueva York, – dijo tímido. Magnus quería golpear la pared, dado que Alec parecía un experto en evitar las conversaciones que necesitaban tener. – Se que quieres hablar de ello, pero no tengo idea de que respuesta darte. –

– ¿Es por tus padres? ¿Tus hermanos? –

– No lo se, creo que es el lugar. Si te soy honesto, no imagino mi vida fuera de aquí. He vivido aquí toda mi vida, en esta pequeña burbuja, y aunque Nueva York suena emocionante, también me aterroriza, – dijo Alec, aun sin ver a los ojos a Magnus.

– Lo se, – dijo Magnus. Entendía lo que era vivir en esa burbuja, todos le habían recibido con los brazos abiertos y eran agradables. Nueva York no iba a ser así, no era así. – Pero me gustaría que lo conocieras, a mis amigos, que le dieras una oportunidad. –

– ¿Por qué no puedes mudarte tu? – preguntó de repente Alec, volteando a ver a Magnus.

– ¿Qué? – Magnus no esperaba eso.

– Siempre es "vamos a mudarnos a Nueva York", pero no veo por que tu no puedes ser el que se mude aquí. –

Magnus se quedó en silencio por un momento. Amaba el pueblo, pero no se imaginaba viviendo ahí por siempre. – No lo se. –

Alec suspiró. – Siempre hablas sobre ir a Nueva York, pero quizá yo me quiero quedar aquí. Me gusta aquí, mi hogar. Tu vienes de una enorme ciudad donde la gente no es agradable y es ruidosa. No creo poder manejar eso, – dijo negando.

Big City (Malec UA)Where stories live. Discover now