;; CinCuEnTa Y sIeTe ;;

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10.6 k, ¡GRACIAS!


Es el cumpleaños de Max. Mi nieñero. Mi novio. Mi novio caliente.

Y yo no sé qué regalarle.

Suspiré, dándome un golpe en la frente con la palma de mi mano. Ni siquiera Helena tenía alguna sugerencia para mí. ¿Qué debería regalarle? ¿Una colonia? ¿Un auto? ¿Porno?

Bufé y pegué mi rostro a la almohada. Eran cerca de las diez de la mañana, puesto que era sábado. No tardaría mucho en que Max entrara a mi habitación, diciéndome un dulce "Buenos días, preciosa", antes de comenzar a golpear esas molestas sartenes que mis hermanos y yo lanzamos a las rutas o ríos varias veces.

Pero Max tiene una distribuidora de sartenes. Y está obsesionado con ellas.

Aquí vienen las sartenes y los bufidos o chillidos de mis hermanos.

- Buenos días, preciosa. –murmuró al entrar a mi cuarto, me envió un beso con la mano y sonreí cómo una tonta antes de levantarme de la cama para ir a mi baño.

Lavé mis dientes, mi rostro y me cepillé el cabello. Hice mis necesidades y luego me coloqué un poco de maquillaje.

Tomé mi ropa, unos jeans negros de tiro alto con una blusa de mangas largas corta a la cintura, justo dónde los jeans comenzaban. Me coloqué las converse en mis pies y bajé las escaleras hasta la cocina.

Todos mis hermanos estaban sentados y peleándose por quién tomaba la crema batida para ponerle a sus panqueques, eso o el jarabe.

Yo simplemente solté un grito y ellos me lo entregaron.

Creo que soy la más caprichosa de los Brown.

- Y la más linda. –murmuró Max en mi oído, besando rápidamente mi mejilla. Me sonrojé, lo había dicho en voz alta.

Apenas me entregaron la crema batida, lo coloqué sobre mis panqueques y comencé a comer tranquilamente, mirando cómo Mike y Kyle se peleaban por tomar el jarabe.

Ups, acaban de ensuciarse.

- Vayan a lavarse antes de que Max los vea. –les dijo Olivia en voz baja. Luego soltó un "Idiotas", antes de volver a su desayuno.

Reí un poco y me levanté de mi asiento, caminando hasta la cocina y abrazando a Max por detrás. Él se sorprendió un poco pero luego sonrió.

- Buenos días, Lizzy. –repitió, con ese característico tono dulce.

- Buenos días, novio. –dije y sonreí. - ¿Qué quieres de regalo de cumpleaños? –pregunté, poniendo mis manos sobre su abdomen.

- Con esto soy feliz. –respondió y mi sonrisa boba se agrandó. Max era la persona más dulce y tierna del mundo entero. – Aunque... -sentí que se volteaba y me tomaba de la cintura. Me subió a la isla de la cocina y se puso entre mis piernas. – Podría tener más... - sonrió contra mi boca antes de unir nuestros labios.

Sonreí inevitablemente en el beso, pasando mis brazos por alrededor de su cuello y enredando mis dedos en su cabello, sintiendo cómo sus manos bajaban de mi cintura hasta mi trasero y me acercaban más a su cuerpo.

- ¿Van a tardar mucho o podemos pasar a dejar nuestros platos? –me separé al escuchar la voz de Tyler. Mi hermano tenía una mueca aburrida y estaba apoyado en el umbral de la puerta.

Niñero. [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora