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- Cállate Helena. –dije, poniendo mis manos en mis mejillas. Mi mejor amiga rió para luego beber un sorbo de su té helado. – Realmente estoy enojada con él.

- ¿Por qué? –preguntó riendo. - ¿Qué tiene de malo? ¿acaso estás celosa? –apreté los puños. Yo no estaba celosa.

- Claro que no. –dije, dándole un sorbo a mi batido, pero mi cerebro se congeló y solté un chillido. Helena rió pero luego se quedó quieta, mirando un punto detrás de mí.

- No voltees, no voltees. –habló y yo la miré raro. – Nathaniel y Ryan están viniendo aquí, tú disimula. No se dieron cuenta que les miraba.

Asentí con la cabeza y comenzamos a reír cómo si hubiéramos oído el mejor chiste del mundo. Vaya, deberíamos ser actrices.

- Chicas. –dijo Ryan y le guiñó un ojo a Helena. Nathaniel me miró y sonrió. – Haremos una fiesta esta vez en mi casa, ¿quieren venir? –me encogí de hombros y asentí con la cabeza. Ahora le diría a Max y probablemente me dejaría.

- Claro. –respondió Helena.

Hablamos más tiempo con ellos y luego debieron irse, apenas abandonaron la cafetería dónde estábamos comenzamos a chillar cómo locas y terminaron corriéndonos del local. Helena se fue a su casa y yo me fui a la mía.

;; ;; ;;

- ¿En serio? –Max asintió, terminando de preparar el biberón de Bonnie.

- Sí, pero volverás antes de las tres. –asentí con la cabeza, aceptando el "trato" y abrazándome a su brazo.

- Gracias. –pestañeé varias veces y él rió, tendiéndole el biberón a mi hermana menor, que comenzó a alimentarse cómo si hace diez años no comiera.

- Es este sábado. –dije y él asintió. – Es tu día libre, si quieres le digo a Helena que...

- No. Te llevo yo o no vas. –me señaló y luego asentí con la cabeza. Él sonrió ampliamente.

Me pidió que le ayudara con la cena y así lo hice. Mis hermanos se sentaron y comenzaron a golpear la mesa con sus cubiertos. Excepto Bonnie, Bonnie todavía no había terminado su biberón.

Luego de comer lasaña ayudé a Max a que lavara los platos porque se lo notaba cansado.

- Puedes irte. –me dijo con una pequeña sonrisa. Miré la montaña de platos que faltaban por lavar.

- Pero...

- Descuida. –me tomó de los hombros y me dio un beso en la frente. – Ve a dormir, Lizzy.

Me sonrojé un poco pero asentí con la cabeza y subí las escaleras hasta mi habitación. Luego de haber cepillado mis dientes y cambiado a mi pijama me acosté.

Y me volví a sonrojar al recordar cómo beso mi frente.

Niñero. [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora