Hace 5 años, Vegeta abandonaba el planeta Vegeta para embarcarse en una gran misión. 5 años, en los que ha dejado atrás toda su vida, olvidando quién era él: El príncipe de los Sayayines.
Y olvidándola a ella... a su prometida, a la futura reina de...
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Jueves: 2 Días para el Aniversario del Planeta.
Vegeta decidió madrugar.
No había parado de pensar aquella noche en cómo diables acercarse a Vegetto. Aunque le costase admitirlo, debía tragarse su orgullo: era su hijo.
Decidió levantarse temprano, antes que todos, y especialmente al idiota de Kakarotto para despertarlo y hacerle entrenar con él.
Por lo que su padre había mencionado, el cuarto de Vegetto era el que antes era el suyo. Caminó lentamente por los pasillos mientras intentaba tranquilizarse. Por primera vez en mucho tiempo se sentía inseguro de sí mismo.
Finalmente, llegó a la puerta del cuarto de su hijo. Vegeta inspiró hondo y tocó en la puerta.
Pero no hubo contestación alguna.
Genial .- pensó .- Empezamos con buen pie.
Volvió a tocar.
Pero siguió sin obtener una respuesta.
Su paciencia, si es que tenía algo de eso, se estaba agotando. Su vena comenzó a hacerse notoria en la frente.
Suspiró profundamente para no perder el control. Iba a llamar de nuevo, pero algo le detuvo.
Había sentido el ki de ese mocoso en el cuarto donde se supone dormía Kakarotto.
Volvió a enfurecerse: ahora su vena iba acompañada de su fruncido ceño. Se dirigió rápidamente al cuarto de Kakarotto.
Sin ningún tipo de delicadeza, abrió la puerta y entro en dirección a la cama del pelos alborotados, para terminar por cabrearse todavía mas.
Kakarotto se encontraba durmiendo con su típica postura: boca arriba, con la boca medio abierta y roncando un poco.
Un brazo estirado hacia adelante y medio destapado.
Pero Vegetto se encontraba acurrucado al lado del menor hecho una bolita que era respaldada por el otro brazo de Kakarotto.
Esa escena le llegó al corazón, aunque no quiera admitirlo. Los niños sayayin adquieren esas posturas cuando se sienten realmente a gustos y protegidos por alguien, y el saber que Kakarotto lo lograba y el no, le superaba.
¿Había algo más en lo que Kakarotto le superara?.
Era más fuerte que el.
Se llevaba mejor con su hijo que él.
Hasta era más alto.
Por contrario a lo que pareciera en un primer momento, Vegeta no armó ningún escándalo.
Pequeñas lágrimas salieron de su rostro, lo que provocó que se avergonazara y se fuera rápidamente de allí.
Con paso completamente airado, se dirigía hacia el jardín cuando chocó con alguien.
