Capítulo 15: Me entrego a ti

56 5 0
                                    

Muchos años después pero hay que darle un final a las cosas, espero si alguien continúa leyendo esta historia lo disfrute.

Rose

Strigoi, dolor, pérdida, traición, cobardía, decepción, muerte, desesperación. El mundo entero está repleto de oscuridad, vivir es sinónimo de sufrir, la vida misma nos lo grita cuando al nacer lo primero que hacemos es llorar. Desde nuestro día 0 hasta nuestro último aliento, incontables de nuestras lágrimas son derramadas, algunas por aflicciones superfluas que se curan con una bandita pero otras por pesares tan profundos que nos carcomen el alma por siempre.

A lo largo de mi corta vida ya había experimentado prácticamente toda clase de males, había caído en el fondo, sentido lo más bajo, presenciado atrocidades que me marcaron de todas las maneras, había sido besada por las sombras en más de una forma.

Y no se trata solo de un plan siniestro del destino para hacernos pedazos porque realmente los responsables de la mayoría de las cosas que nos suceden somos nosotros mismos, cada uno nos encargamos de proporcionarnos nuestro propio veneno que nos intoxica, nos daña, nos ensucia pero rara vez nos aniquila.

Es devastador, desesperanzador pero no lo es todo. Porque no puede haber sombras donde no existe la luz. Junto a  las fuerzas descomunales de todo lo malo también se encuentra la suavidad y la calma de lo bueno.

Espíritu, sanación, esperanza, amor, valentía, confianza, familia, paz, felicidad. Todas esas cosas por las que vale la pena comenzar cada día, todo aquello que nos hace decir "adelante", por lo que sonreímos, por lo que luchamos, por lo que no nos rendimos, por lo que resistimos a todo desafío que se nos pone delante.

Tuve la suerte de encontrar en mi camino, en cada paso, un motivo tras otro por el cual estar agradecida. En cada momento de debilidad siempre surgió algo que me fortalecía y que me hacia creer que sin importar lo duro de la caída siempre lograría reponerme y volver a subir aún más alto.

Claro que todo el camino no vale nada si se hace solo y yo soy tan afortunada que hallé la mejor familia de todas, tengo hermanas y hermanos que sin ser de mi sangre darían todo por mí y yo por ellos, tengo a mi padre y a mi madre que aún cuando no estuvieron conmigo durante casi toda mi vida y aunque no nos entendamos del todo estoy segura que me aman y que siempre podré contar con ellos, tengo una sociedad desquiciada y dividida a veces pero por la que estoy dispuesta a luchar cada día para ser mejor y, a su vez, mejorarla también, también lo tengo a él.

A este Dios ruso que tanto me hizo sufrir pero a quien amo con todo mi corazón, ese hombre tan imperfecto que me robó el alma desde nuestro primer encuentro.
No hay palabras suficientes para describir mi amor por Dimitri Belikov pero no las necesito porque sé que al mirarnos a los ojos, al tomarnos de las manos, al simplemente estar uno al lado del otro, él lo sabe tal y cómo yo sé que él me ama.

A pesar de todo, ni por un segundo dejamos de amarnos porque estamos hechos uno para el otro, porque somos un alma en dos cuerpos, porque sin importar cuantos km nos separasen siempre seguiríamos estando en el mismo mundo, nuestro mundo, donde nuestros espíritus ya se habían fundido desde el momento en que Dimitri nos encontró a Lissa y a mí.

Tardé en poder restaurar la confianza que tenía en él, porque aunque nuestro amor sea inmutable, la fe absoluta que le tenía se disipó junto con su partida con Tasha. Perder la fe en alguien a veces requiere solo de un acto de profunda traición pero volver a creer, reparar los daños, es cuestión de años, de hechos diarios, de voluntad y de saber que aún y con todo podría no volver a recuperarse.

Lo aprendí de tiOnde histórias criam vida. Descubra agora