Capítulo 11: Ex de verdad.

212 23 4
                                    

POV Rose

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

POV Rose

-Terminó, es un clásico romántico del cine. Para mi gusto, es demasiado melosa pero tiene cosas realmente sobresalientes como la fotografía y los efectos que para la época en que se realizó eran... ¿Rose, estás bien?-

Sidney me miraba con cara de susto, se supone que había venido para ayudarme a lidiar con toda la compleja situación por la que estaba pasando y para darme un respiro pero yo estaba con el corazón aún más destrozado, llorando como si nunca lo hubiera hecho y con un enorme bote de helado de chocolate vacío entre mis manos.

-¿Tú qué crees? El estúpido capitán sacrificó a más de la mitad de las personas en el barco por querer llegar más rápido, los tontos a cargo de llenar los botes los dejaron ir a la mitad de su capacidad y la imbécil de Rose no pudo hacerle un espacio a Jack para que se salvara, en esa maldita tabla cabían los dos.-

Mis gritos sobresaltaron a Sidney pero se acercó a abrazarme para tratar de consolarme, era tan buena amiga conmigo, desde que la conocí hace tres años supe que tendríamos una hermosa amistad. En un principio no fue fácil nuestra relación debido a sus prejuicios de alquimista contra los dhampir y moroi pero entre más tiempo pasábamos juntas por las investigaciones de Espíritu que ambas liderábamos más nos acercábamos.

-Ya, ya, tranquila, Rose, es sólo una película.-

Mi llanto fue convirtiéndose en leves hipidos hasta que desapareció por completo.

-Ves, ya estás mejor. Ahora veremos una de comedia para que se te pase por completo el mal trago. E iré por más helado, no tardo.-

Me sonrió y salió de la habitación. Decidí ir al baño a echarme algo de agua fría en el rostro, lo fresco del líquido contrastaba y refrescaba mi piel. Escuché la puerta abrirse, vaya que no había tardado, regresé al cuarto y me quedé helada al ver a Adrián frente a mí, desde hacía cuatro días, cuando se enteró de mi embarazo y engaño, que no había sabido nada de él. Se veía nervioso, muy nervioso pero tan increíblemente guapo como siempre.

Sus pantalones ajustados, su camiseta de manga corta remarcando cada milímetro de su bien torneado cuerpo, su cabello desordenado que lo hacía verse natural y perfecto, toda su imagen me hizo sentirme ridícula de pronto, yo iba descalza con un short y blusa de tirantes y mi cabello estaba agarrado en un nada sexy chongo, además mis ojos hinchados y rojos no ayudaban en nada a mi autoestima.

Usé mis brazos como algún tipo de escudo, abrazándome a mí misma como si realmente pudiera esconder el desastre que era detrás de ellos. Adrián se acercó hasta quedar a pocos centímetros de mí y lo que hizo me dejó completamente descolocada. Se tiró de rodillas, tomó mi mano y alzó su rostro para verme a los ojos.

-Rose, lamento todo lo que ocurrió. Mi forma de manejar la situación con Belikov, el haberme ido sin más cuando me confesaste lo que pasó, todo. Sé que no podemos simplemente borrar lo ocurrido y continuar como si nada, diablos, ni siquiera sé si has considerado el volver a estar juntos...-

Dudó un momento con lo último pero movió su cabeza de lado a lado, como sacudiendo una idea que le molestaba, y continuó hablando.

-No voy a mentirte, lo que hiciste me dolió como ninguna otra cosa pero después de pensar me di cuenta que me dolería aún más el perderte sin hacer un último intento. Te amo, Rose, eso no ha cambiado ni cambiará y quiero que sepas que sin importar si es Belikov o soy yo el padre de ese niño que esperas, lo amaré tanto como te amo a ti, ya lo hago, porque tú eres su madre y eso me basta para hacerlo.-

Lágrimas pero de tranquilidad y felicidad se formaban en mis ojos, no podía creer lo afortunada que era de que alguien como Adrián me amara del modo en que lo hacía, me sentía amada.

-Por eso estoy aquí, no es para presionarte, simplemente para decirte que aquí estoy, que soy completamente tuyo y que nada deseo más que poder hacer una vida y formar una familia contigo.-

Sonreí, la calidez en mi pecho, provocada por sus palabras, me llenó por completo. Amaba tanto a ese hombre y estaba segura que ni en un millón de vidas podría merecerlo pero estaba aquí, por y para mí y no me arriesgaría a echarlo a perder una vez más. Me puse también de rodillas enfrente de él y con mi mano libre acaricié su rostro, como prueba extra de que era real.

-Te amo, Adrián, ¿crees que podrás perdonarme?-

Me dio una enorme y brillante sonrisa.

-Lo hice en cuanto me confesaste lo que pasó, sólo necesitaba un poco de espacio y tiempo. Y tú ¿me perdonas?-

Las lágrimas volvieron a cubrirme y asentí con entusiasmo.

-Claro que sí, Adrián, estos meses han sido un auténtico infierno yo... yo creí que te había perdido para siempre.-

-Rose, tú jamás vas a perderme, aún si estuviéramos separados, siempre podrías contar conmigo.-

No pude soportar más la distancia y lo besé, extrañaba tanto sus labios, su calor envolviéndome, su cuerpo junto al mío y la seguridad que me daba el estar entre sus brazos. Por un momento, sólo por un momento, pensé en cómo sería si en vez de haber sido él hubiera sido Dimitri quien hubiera venido pero me obligué a desechar ese doloroso pensamiento y a concentrarme en mi presente. Adrián cortó el beso pero no nos separó más que lo necesario para que nuestras miradas se encontraran.

-¿Quieres casarte conmigo? Quizás no sea el mejor momento y debes tener mil dudas en la cabeza, no tienes que responderme justo ahora y...-

Lo callé con otro beso, más rápido que el anterior y lo rompí esta vez yo para darle la única respuesta que sabía por fin nos daría calma, felicidad y que nos libraría de seguir por el camino de las dudas y los malos entendidos. Dimitri Belikov pasaría a la historia, se quedaría como parte de mi pasado y aunque fuera el padre de mi hijo, para mí sólo sería mi ex mientras que Adrián sería mi esposo.

-Sí, Adrián, me casaré contigo.-

Lo aprendí de tiWhere stories live. Discover now