Capitulo 22. Pequeña Rosa

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Por suerte solo era Mal; ¿Mal?

A decir verdad se sorprendió un poco de ver ahí a la chica de cabellos lilas, ella miro el lugar sorprendida y luego le miro a él, frunciendo obviamente labios y ceño.

-¿Que carajos paso aquí?- gruño entonces, tratando de esquivar el desastre en el suelo, desde salsas de dudosa procedencia hasta chispas de colores.

Ben rasco su nuca con nerviosismo -Yo eh...- la chica hizo entonces una mueca de fastidio más mientras le ofrecía una mano para que se levantara -Trataba hacer una cena para ambos con mis propias manos-

Mal reprimió una risa; si el futuro rey gobernaba como cocinaba, entonces no necesitaría conquistar Auradon para que este quedara en la ruina.

Ben soltó una risilla con nerviosismo ante su estupidez y la mirada tan penetrante de la chica de la Isla.

-Bien, seré esa cosa que dice el Hada Madrina solo por esta vez- dio un golpecito en el pecho del chico con una sonrisa torcida -Tu limpiaras este desastre y yo preparare algo-

Ben asintió sin realmente entender a lo que se refería la chica.

Con una rapidez sobrehumana el chico se encargó de no dejar evidencia de su desastre; mientras la hija de la más grande villana de todos los tiempos acercaba ingredientes hasta la mesa donde trabajaba, tarareando una melodía entre sus rozados labios.

Ben le contemplo en silencio; mirando cada detalle en su atuendo y cada facción en su rostro. Las chicas eran muy lindas, aunque trataran no hacerlo.

Mal trataba de ignorar la incomodidad que sentía con la nada discreta mirada del joven príncipe; bufó maldiciendo al sentir el calor acumularse en sus mejillas, prefirió seguir batiendo el betún para hacer la tarta que ya estaba terminada en su cabeza.

Así se llevaron horas, Mal preparando un festín para los dos, y Ben contemplándole en silencio.

¿Acaso era normal ver a Mal cubierta de harina y con sudor debido al horno, como la cosa más linda y sexy de todo el maldito reino? Definitivamente ya estaba más chiflado que el mismo sombrerero loco.

-Hey- la pelimorada trono los dedos justo en su rostro mientras se quitaba la chaqueta llena de harina. Hizo una mueca -Iré a cambiarme, tu busca un lugar para devorar esto- Ben asintió a lo señalado.

Después de unos minutos ambos ya se encontraban cambiados y en el umbral de la puerta principal de la preparatoria de Auradon.

Mal hizo una mueca sin tener idea de por qué había hecho eso de cocinar, o porque había accedido a cenar con el sin chistar. Eso de ser "amable" no le sentaba bien, se sintió incomoda; o quizás era por el hecho de que la mirada esmeralda del joven heredero era demasiado penetrante cuando le miraba. Se lo atribuía al hechizo.

Ben le tendió una rosa -¿Me acompañarías a cenar lo que tu preparaste?- Mal soltó una carcajada que termino en un resolló

-Ridículo- acepto la rosa y el brazo que el caballeroso hijo de Bella le tendió.

Se fueron juntos, Ben con una radiante sonrisa comentando trivialidades y Mal con un intento de sonrisa comentando igualmente de vez en cuando.

El joven dijo que no estaba muy lejos y podrían ir caminando, Mal maldijo haberle creído; andar con esos tacones puntiagudos no era muy buena idea, tampoco ir con jeans delgados y una simple camiseta sin mangas; tenia frio, estaba cansada, los pies le mataban y las jodidas ramitas se atoraban en su cabello... A la mierda el verse bien, ella se quitaría los malditos zapatos.

Para ella todo iba de la patada pero Ben parecía disfrutarlo, pues su sonrisa no se borraba. Ese chico era encantadoramente extraño.

-Llegamos...- declaro Ben con esa sonrisa tan característica

The PrinceWhere stories live. Discover now