- Hey mírame.- niego cerrando los ojos contra su pecho.- Por favor solo mírame.- sus manos toman mis mejillas alzando mi rostro, sus ojos aguados mientras me mira con tristeza-. No es tu culpa, fue un accidente que lastimosamente sucedió pero no es tu culpa y Chris no te odia, él te adora y...

- Él me odia Drake, arruiné su vida, arruiné su futuro y todo es mi culpa. Si no lo hubiese obligado a casarse conmigo no estaría aquí, no tendría que haber huido de mí y de mis problemas.- interrumpo.

- Se que no fue fácil, pero estuvo ahí porque el quizo estar para ti. Amó cada segundo qué pasó contigo y con Livy, aún las ama sin importar que sucedió.- asegura.

- ¿Porqué te oyes tan seguro?- susurró confundida por su tono de voz.

Un suspiro brota de sus labios y regresa su mirada a donde Chris se encuentra, su ceño frunciéndose levemente como cuando piensa mucho en algo.

- Lo sé.- regresa su mirada a mí-. Lo sé porque... - cierra sus labios un momento antes de volver abrirlos-. Porque Chris siempre estuvo pendiente de ti.- lo miro confundida-. Todos los días recibía una llamada de su parte, todos los días pregunto por ti y por Livy. Nunca te olvido ni tampoco te odio, solo necesitaba su espacio y olvidar sus sentimientos por ti.

- ¿Todos los días?- un nudo vuelve a formarse en mi garganta haciendo imposible tragar.

- Si, todos los días.- asiente, con su pulgar acariciando mi mejilla retirando mis lágrimas-. Cada mañana a la misma hora desde que se fue.

- ¿Porqué no me lo dijiste?

- Él no quería que supieras nada, estaba seguro de que lo llamarías o lo buscarías y aún no estaba listo para verte.

- Soy lo peor.- aseguro-. No lo merezco, no merezco a nadie.

- Deja de decir eso por el amor de Dios.- dice cansado-. Deja de culparte o Christian te regañará cuando despierte. Tienes que calmarte y dejar de decir estupideces, todo estará bien. Christian despertará y cuando te vea te abrazará fuerte como siempre lo hacía.

Trato de que el llanto pare y me limito a abrazar a Drake mientras el acaricia mi espalda con suavidad. Ambos tomamos asiento en el sillón y en segundos logró quedarme dormida apoyada en el regazo de mi hermano con ayuda de sus caricias en mi cabello.

~*~

- Todo está bien.- escucho a la lejanía mientras trato de abrir mis ojos y acostumbrarme a la luz.

- Hola.- Drake susurra con una sonrisa, mientras yo me levanto y me acomodo a su lado.- ¿Te sientes mejor?- asiento.

- ¿Quien era?- pregunto segura de que oí la voz de una mujer.

- La enfermera vino a revisar que todo esté bien y dijo que lo está.- asiento nuevamente enfocando mi vista en Chris-. Justin llamó.- lo miro enseguida esperando que diga algo más-. Están bien, Livy un poco inquieta pero controlable aún.

- Me alegro, espero que no lo asuste mucho.- ambos reímos recordando lo intranquila e intensa que puede llegar a ser Livy-. Lo llamaré más tarde.

- Esta bien. Tu deberías ir a comer algo a la cafetería. No has probado bocado desde ayer.

- No tengo ham-...- antes de terminar mi oración un rugido desastroso sale de mi estómago contradiciendo mis palabras.

- Si, por supuesto que no tienes hambre.- Drake suelta una carcajada-. Anda, tienes que comer algo. Yo me quedaré aquí con Christian o si quieres que te acompañe.

- No, quédate aquí. Iré yo sola.- aviso.

Me levanto y trato de acomodar mi ropa para que no se vea tan arrugada después de haber dormido, doy una última mirada hacia la camilla y salgo de la habitación cerrando la puerta a mis espaldas. Mis ojos enfocan varias personas caminando de un lado a otro, unas más tristes que otras. A paso lento me dirijo hacia la cafetería que se encuentra bastante cerca, cuando llego observo el menú que se encuentra en una de las paredes. Mi estómago ruge al ver las fotografías de los platos que ofrecen.

- Buenas tarde.- saludo al cajero una vez he decido que comer.

- Hola, ¿con qué puedo ayudarte?- sonríe amablemente.

- Ayúdame con un capuchino cargado y un sándwich napolitano.- el chico asiente tomando la orden.

- Son $7.- asiento antes de tomar el dinero de mi bolsillo, odiando tener que gastar tanto por tan poco.

Una vez que mi orden está lista, tomo la bandeja y me dirijo a una de las mesas que se encuentran contra un gran ventanal dando una vista de todo el parqueadero del hospital y gran parte de la ciudad. Comienzo a comer mientras mi mente vaga por los recuerdos, los buenos recuerdos de Chris cuando nos encontrábamos en preparatoria y lo único que nos importaba era salir de fiesta.

El llanto de un niño se hace presente llamando mi atención, logró divisar a una mujer morena tratando de calmar al niño al susurrarle en el oído. Un recuerdo más viene a mi cabeza, el día en el que confirme que Livy venía en camino. Me encontraba tan asustada e inquieta a pesar de ya haber realizado la prueba de embarazo. Sin embargo, quería corroborarlo con el de sangre. Quizá de alguna forma quería escaparme de la realidad y mantenerme aún en la idea de que no sería mamá, al menos no aún. Una sonrisa brota de mis labios al recordar una de las bromas de Christian.

-Enana...- susurró moviendo mi brazo-. Enana...- volvió a llamar-. Oye... enana...- rode mis ojos esperando a que deje de llamarme y me deje continuar pensando en mi preocupación-. Enana..

- ¿Qué pasa Christian?- pregunto regresando mi mirada a su rostro, notablemente irritada.

- ¿Sabes como se queda un mago después de comer?- preguntó entusiasmado.

- No molestes Chris.- murmuré esperando que este suplicio acabe.

- No seas amargada, solo responde.

- No se Chris, ¿cómo queda?- pregunto, una sonrisa enorme se forma en sus labios antes de responder.

- Magordito.- responde soltando una carcajada, logrando que las enfermeras nos regañen.

El era tan feliz cada vez que me contaba sus chistes. Ahora es cuando más los extraño. Solamente quisiera regresar el tiempo y no haber ocasionado esto, poder volver a aquellos días en los cuáles disfrutábamos con risas y a veces golpes. Solo volver a verlo sonreír, sonreírme a mi. Trato de calmarme antes de comenzar a llorar y termino la comida rápidamente. Voto la basura en el tacho y camino nuevamente hacia la habitación, más lento que cuando salí de ella. Cuando estoy parada en frente de la blanquecina puerta, logró escuchar gritos dentro haciendo que un escalofrío recorra mi columna imaginando lo peor. En segundo abro la puerta con fuerza e ingreso encontrando a Drake peleando con una mujer rubia que se encuentra sumida en un desgarrador llanto.

- Drake...- llamo su atención mirando con susto a la mujer. Ella enfoca su mirada en mi desestabilizándome por la intensidad con la que me observa.

- Tu...- apunta-. Tu eres _______.- asiento ante su afirmación-. Tu eres la culpable.- mis ojos se abren ante sus palabras.

- ¿Qué...- trató de preguntar algo pero sus gritos me interrumpen.

- ¡Tu eres la maldita culpable! ¡Tu hiciste que me dejará!

- Y-yo no, n-no entiendo.- susurró mirando asustada a Drake que se encuentra del mismo modo que yo, asustado y confundido.

- ¡Por tu culpa! ¡Te odio, te odio!- grita con más fuerza, enfermeras apareciendo en la escena ante tal escándalo.

La mujer trata de abalanzarse sobre mi, claramente tratando de hacerme daño pero Drake es más rápido y la toma de la cintura mientras le habla y repite que debería calmarse aunque no piensa seder. Sus ojos me aniquilan y me miran con efectivo odio, un odio que logra que mis ojos se llenen de lágrimas aunque no se que sucede. ¿Porqué me odia? ¿Qué le hice yo?

- Por tu culpa, Nathan crecerá sin su padre...- susurra dejándome helada, con un pitido en el oído impidiendo que entienda lo que murmullan las enfermeras.

¿Quién es Nathan?

Secuela: Let me love you again «J.B.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora