Parte 4: Questions

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Lexa salió del trance en que evocar el recuerdo de Clarke siempre la introducía cuando una alarma comenzó a resonar por todo el lugar, provocando que la gente comenzara a salir de sus habitaciones o cualquier lugar donde pasaran la noche y se dirigieran hacia donde ella se encontraba, cortando así, toda calma que hubiera tenido segundos antes. No se inmutó ante el simulacro de emergencias; era conocedora de cuáles eran los horarios establecidos para éstos, pero entre la pesadilla y luego el recuerdo de Clarke, se había distraído por decirlo de alguna manera. Observó a las masas llenar el lugar; desde hombres mayores, hasta niños y mujeres siendo uno en torno al peligro que creían real, eso hasta que el mismo Marcus Kane se impuso frente a ellos informándoles que solo se trataba de una falsa alarma. Las cosas en el búnker no habían sido fáciles desde el día uno aunque claro, todo lo que ella sabe que sucedió durante aquel periodo, fue por su propia gente, que una vez que estuvo lo suficientemente consciente, le contaron aquello de a poco. En primera instancia, se creó un consejo con los principales lideres de cada estación; Lexa no comprendió hasta mucho después lo que aquello quería decir. Aunque cuando pasas años con skaikrus a tu alrededor, no es tan complejo empaparte de su cultura y términos, como tampoco lo fue para ellos hacerlo del suyo. Todos tenían su propia función en dicho consejo, y el refrán por el que se dejaban llevar era: Nadie es indispensable, por lo que cada persona que ocupaba un lugar en aquel sitio, debía estar entrenado en todas las áreas de logística y análisis. Hacer eso no supuso ningún reto para los suyos; por décadas ellos habían tenido que acoplar su método de vida a uno más primitivo, tuvieron que volver al inicio de donde había dado un principio toda vida humana, entonces ¿Cómo no podrían con aquello? Para los que sí fue complejo, fue para los del cielo, quienes solo conocían un estilo de vida, y adaptaron dicho estilo, incluso al estar en el espacio. Lexa se introdujo en aquel consejo dos años después de que el praimfaya acabara con todo; dos años fue lo que le tomó tener una recuperación completa, aunque según lo dicho por la doctora Griffin, ella nunca se recuperaría de tal trauma, no sin la ayuda necesaria y era una ayuda que ella en cambio, creía no necesitar. El primer puesto que pidió, o más bien exigió, fue el de entrenadora en combate físico, lo que no obtuvo de inmediato debido a la herida en su abdomen, pero que bajo su continúa insistencia, se le fue dado siempre y cuando no se esforzara demasiado. Volvió a concentrar su atención en el grupo que se hallaba abajo, sin prestarles demasiada atención, pero dándose cuenta el número reducido que ahora eran, a comparación de lo que ella vio cuando pudo salir al exterior; tuvieron que hacer varios sacrificios para que el oxígeno no les faltara ante el tiempo restante que pasaban ahí dentro, y cada año aquello se volvía cada vez peor. Dejó de ver a las personas, y de escuchar el discurso que Marcus Kane en aquel momento se disponía a dar, dirigiéndose en cambio, al único lugar de aquel gran búnker donde era realmente libre: la sala de entrenamientos. No fue fácil volver a luchar como antes, y de hecho, fue amargamente vencida en muchas ocasiones; sus reflejos no parecían querer hacerle caso y gracias al tiempo que pasó postrada en una superficie plana, sus músculos se volvieron débiles, por lo que pasó días, e incluso noches, entrenando arduamente para recuperar nuevamente aquella parte de si misma, que la hacía ser quien era; una guerrera. Encaminándose a aquel lugar, ingresó y no se extrañó cuando se encontró con un par de sus usuales contrincantes esperándola a sabiendas de que ese era el horario en que ella se hacía presente ahí. Los saludó con un simple asentimiento, y se quitó la blusa que anteriormente se puso debido al frío para estar más cómoda, procediendo a comenzar el entrenamiento primero con uno, para luego seguir con el otro. No podía negar que el luchar también era utilizado por ella como un método ante lo impotente que se sentía con la situación de Clarke y el que su continúo recuerdo fuera a donde ella se dirigiera, tampoco ayudaba. Se preguntó, bajando sus defensas por unos instantes ¿Habrá sobrevivido? ¿Estará en el espacio, junto a sus amigos, como ella prefería creer? ¿Algún día la volvería a ver? Sabía que plantearse todo aquello conllevaba una pérdida de tiempo circunstancial, puesto que frente a los hechos que se les presentaba, y si en verdad la skaikru llegaba a estar viva, aquello sería igual de imposible ya que ella se encontraba allá arriba y Lexa ahí abajo, por más literal que sonara eso, aquella era la realidad y el que quizá nunca más la volviera a ver, tenía que ser algo que debía aceptar. No solo bajó sus defensas mentales, dejándose llevar por ideas ilógicas, sino que también lo hizo de forma física, provocando que Amara, una terrestre del clan Boudalan, le encajara un puñetazo directo en su mandíbula por tal distracción, provocando que la castaña cayera hacia atrás. Antepuso una sonrisa ladeada, mientras instintivamente se tocaba el punto donde se había dado el daño.— Bien hecho. —felicitando a la contraria, tomó la mano que aquella le ofrecía para levantarse y se colocó en postura de defensa nuevamente.— Continuemos. —fue lo último que enunció antes de atacar ferozmente a su contrincante.

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