Parte 9: Lost

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—Demonios —Musitó tras leer aquellos nombres abarrotados sobre los renglones de las pequeñas hojas pertenecientes a la libreta. —Lo más probable es que vengan por él —Enunció señalando al hombre que permanecía desplomado en el suelo. "¿Y qué haremos?" preguntó la niña con evidente preocupación. La rubia se quedó en silencio durante algunos segundos y finalmente sonrió de lado. —Plan A: hacemos un trato con el resto del grupo. Información a cambio de entregarles a su compañero. — "¿Y Plan B?" preguntó la pelinegra poniéndose de pie. —Plan B, estarás escondida en un lugar con buena visibilidad. Tendrás el rifle y tal como te enseñé, deberás tener el objetivo todo el tiempo en la mira. Si las cosas salen mal, ya sabes qué hacer. —Soltó mientras se encaminaba hasta el todoterreno para abrir la compuerta trasera. La niña solamente asintió, desde que tenía uso de memoria Clarke había sido la única persona que la había protegido y ella estaba dispuesta a hacer lo mismo. "¿Cómo sabremos dónde encontrarlos?" cuestionó la pequeña una vez más. —No lo haremos, ellos nos encontrarán a nosotras, pero no aquí —Enunció preparando dos armas que guardó inmediatamente por detrás de su cintura. Guardó también el cuchillo y se aseguró de tener las municiones suficientes por si algo ocurría. Madi tomó el rifle y lo colgó en su brazo izquierdo sujetándolo por la tira de este, al igual que Clarke guardó dos cartuchos junto a su cuchillo. —Iremos a donde tenemos la huerta, tratándose de la única "mancha verde" en la superficie estoy segura de que nos buscarán allí. —La niña asintió mientras observaba fijamente cómo Clarke tomaba al hombre en brazos y lo arrastraba hasta finalmente colocarlo sobre el todoterreno. La rubia tomó el radio del hombre mientras pensaba fugazmente en que ella no había podido comunicarse con su madre antes. Durante el camino repasaron el plan varias veces más, no tardaron demasiado en llegar y tras bajar al integrante de la corporación Eligius, cubrieron el todoterreno con ramas para que no llamara la atención. Con ayuda de la pequeña, Clarke llevó al hombre que comenzaba a abrir los ojos hasta la zona más expuesta. Madi rápidamente se echó a correr para ocupar la posición que le correspondía oculta tras unos árboles. La niña tomó el rifle y apuntó directamente a donde se encontraba Clarke con el desconocido, la ojiazul entonces empuñó el arma y le apuntó al hombre directamente. Con su otra mano le acercó el radio y envío señal al resto de su equipo, una voz grave se oyó del otro lado. "Hudson ¿Dónde demonios estabas?" —El hombre gruñó removiéndose en el suelo, Clarke lo observó y guardó el radio sin haber respondido al equipo del contrario. — ¿Hudson, eh? Podrías haberlo dicho desde un principio— Enunció mirándolo de reojo, la Skaikru estaba atenta a cualquier movimiento, Hudson intentó zafarse de sus ataduras pero afortunadamente Madi era muy efectiva a la hora de realizarlas, aquello provocó que la rubia sonriera de lado. Casi media hora había transcurrido cuando la rubia divisó algo en el horizonte, su corazón comenzó a latir con fuerza al pensar que se trataba de Raven y los demás. No pudo evitar ilusionarse pero a medida que la nave se acercaba la rubia perdía las esperanzas, sobre todo al reconocer el logo de Eligius en el ala izquierda de la misma. Apretó con algo de fuerza el agarre de su arma intentando disipar los nervios que el inminente encuentro con los demás integrantes de la corporación le producía. Clarke no tenía la intención de que fuera en términos hostiles puesto que creía muy importante el hecho de que siguiera existiendo la raza humana, solo intentaría negociar y obtener algo de información. La nave aterrizó sobre una de las zonas en las que el suelo era completamente carente de vida, algo de polvareda se levantó a su alrededor y la rubia observó inquieta hacia la puerta de salida. Durante varios segundos todo se mantuvo en silencio, Hudson observaba con los ojos como platos ¿Acaso no esperaba que lo rescataran? Clarke frunció el ceño observando a aquel hombre cuando el sonido de la puerta abriéndose capturó su atención. Dos hombres que vestían igual que Hudson estaban parados frente a esta, ambos llevaban armas en sus manos pero contrariamente a lo que pensó la rubia parecían saber con lo que se iban a encontrar. De pronto otros dos hombres más se aproximaron y el grito de la pequeña provocó que Clarke apuntara directamente en aquella dirección. "Al mínimo movimiento le disparo en la cabeza" Enunció uno de ellos. La rubia entreabrió la boca observando aún sin poder creer lo que estaba ocurriendo. El plan había fallado y de la peor manera, Eligius tenía a Madi y todo era su culpa –una vez más-. La rubia desesperada se inclinó junto a Hudson y cargó el arma, por primera vez estaba dispuesta a disparar si aquello le garantizaba que la pequeña estuviera a salvo. — ¡Déjenla ir y lo dejaré vivir!—Las palabras de la rubia parecían haber sido ignoradas completamente, uno de los hombres sacó un paño de uno de sus bolsos y lo colocó sobre el rostro de Madi que forcejeo algunos segundos más hasta desplomarse sobre los brazos de aquel hombre. "¡Mamá, ayuda!" Suplicó la niña antes de que los integrantes de Eligius corrieran en dirección a la nave. Las lágrimas descendían por las mejillas de la rubia que ahora estaba a punto de echarse a correr en aquella dirección. La había llamado "mamá" por primera vez y ahora estaba a punto de perderla, perdería a la única persona que le quedaba. Los dos hombres que estaban en la puerta de la nave comenzaron a disparar en dirección a donde se encontraba Clarke, esta última se inclinó junto a Hudson que recibió dos disparos. —Joder, esto no está pasando—Murmuró la Skaikru observando el rostro del ahora sin vida integrante de Eligius. De un momento a otro alzó la vista y se echó a correr en dirección a los hombres que habían capturado a su pequeña. Su carrera no avanzó demasiado puesto que uno de los disparos impactó en su hombro y la skaikru tropezó cayendo de bruces al suelo. De un momento a otro la puerta de la nave se cerró, todos los integrantes de Eligius y Maddie ya estaban dentro. Clarke se incorporó ignorando el punzante dolor y la sangre que brotaba de su herida. — ¡joder, no! ¡No, no! —Gritó entre un llanto desesperado que a penas le permitía respirar.



Hoy vengo con capítulo doble, me explayaré más en la nota del próximo.

Gracias por leer!

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