9- El gato y la serpiente

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Pues aquí está el noveno capítulo, corto pero interesante... espero.

Este capítulo está dedicado a  @TheMadKingOnFire  

porque fue (o al menos eso creo) la primera persona en comentar en el capítulo anterior.

Disfruten.

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CAPÍTULO 9

EL GATO Y LA SERPIENTE



—Prefiero mi casco con cuernos, en serio.


—Oh, pero el sombrero le queda bien, señor Laufeyson. Se ve muy distinguido —sin embargo la risa-bufido de Deborah le indicó que esa no era la verdad en absoluto.

Loki se miró una vez más en el espejo, frunciendo la nariz al mirar cómo le quedaba el sombrero puntiagudo negro.

—Parece parte de su cabello —comentó Deborah.

Loki volvió a arrugar la nariz y dejó el sombrero sobre el baúl abierto a sus pies. Tomó la túnica y la puso contra su cuerpo, mirándose de nuevo en el espejo.

—Esta cosa no tiene estilo. Le falta color. Y detalles. Y ser un poco más entallada. Parece diseñada por un habitante de Svartalfheim —vio la expresión de desconcierto de Deborah y aclaró—. El mundo de los elfos oscuros. Un lugar oscuro, tétrico y sin estilo. Como esta túnica —la miró con ojo crítico—. Creo que le haré algunas modificaciones.

—La verdad, señor Laufeyson, no creo que modificar el uniforme esté permitido... —empezó la chica, vacilante, pero Loki descartó su opinión con un gesto de la mano.

—No pienso ir a ningún lado vistiendo una manta deforme de color negro. Si hay algo que pueda decirse es que Loki Laufeyson va siempre bien vestido. Mira mi traje. Oro. Seda. Cuero. Colores. Buen gusto. Esta túnica negra y plana y común sería una mancha en mi perfecto historial.

Deborah abrió la boca, pero pareció pensárselo mejor y la volvió a cerrar. Loki compuso una sonrisa de suficiencia al tiempo que volvía a inclinarse sobre el baúl. Se volvió a erguir, poniéndose unos guantes de algo que supuestamente era piel de dragón. Giró la mano y movió los dedos, probando su flexibilidad.

—Aceptable —accedió, levantando las cejas.

Dejó los guantes y tomó una capa negra de invierno con broches plateados. Se la cerró alrededor del cuello y volvió a mirarse en el espejo.

—Prefiero el verde, pero no me desagrada. Tiene más estilo que la túnica, al menos.

Loki fingía no darse cuenta de las miradas de Deborah, quien parecía pensar que él tenía la vanidad por las nubes. Se quitó la capa y hojeó los libros desparramados sobre la cama. Serían una buena lectura para esa noche.

Estaba leyendo la contraportada de "Mil hierbas mágicas y hongos" de Emeric Switch, cuando su nuevo gato se acercó, pisando las tapas de los libros, y trepó por su brazo como si Loki fuera un árbol.

—No me gustan los gatos. Es decir, me gustan, pero odio que sean mimosos —Loki sacudió los hombros, molesto, pero Fenris ni se inmutó.

—¿Entonces por qué lo eligió?

—Porque me gustan aún menos las lechuzas y los sapos, duh —Loki rodó los ojos.

—Pero podría no haberse llevado ningún animal.

—Pero no quería no tener un animal.

Deborah alzó los brazos y los dejó caer, como dándose por vencida.

Loki intentó bajar a Fenris de su hombro sin que las uñas le desgarrasen la ropa, pero el gato tenía las garras clavadas en la tela y ronroneaba como burlándose. Loki sintió un cosquilleo a lo largo de su brazo.

El forcejeo había despertado a la serpiente.

—Oh, por Odín y su cara tuerta. Lo que faltaba.

El gato se agazapó con la celeridad del rayo al notar el movimiento bajo la tela de la manga. Loki sintió la piel resbaladiza de la serpiente deslizándose por su brazo como un reguero de mercurio, el gato saltó y Loki sintió el dolor de todas sus uñas traspasando la tela y clavándose en su piel.

La serpiente subió por su brazo en un instante y salió por el cuello del traje de Loki. El gato la vio y saltó hacia el rostro de Loki.

La mano del dios actuó con reflejos sobrehumanos, atrapando a Fenris por el cuello en medio del salto y encarcelando a la serpiente entre los dedos de su otra mano, antes de que el ofidio se lanzara al suelo.

Ambos forcejearon, pero Loki conectó su mirada con la de los animales, y al parecer lo que vieron ahí les quitó las ganas de pelear. El gato se encogió, con todos sus pelos erizados de miedo, y la serpiente se enroscó en la muñeca de Loki con gesto tranquilo.

—Oh... ¡Ah...! Por las barbas de Merlín... ¿Qué...? Ah... bsusbsbgshxs...

Deborah estaba haciendo sonidos estrangulados, sacudiendo las manos y con los ojos muy abiertos. Al parecer el espectáculo la había dejado sin palabras, pero no por mucho tiempo.

—¿Una serpiente? ¿Tiene una serpiente? ¿Y esos reflejos...? Ah, por Merlín, McGonagall y el calamar gigante del lago, ¿de dónde sacó esa velocidad?

Loki se encogió de hombros y dejó al gato sobre su hombro, acercándole la serpiente. Los ojos de Fenris brillaron involuntariamente y se agazapó, moviendo la cola de un lado a otro. La serpiente se retrajo en el brazo de Loki, sintiéndose amenazada.

—Fenris —la voz de Loki era baja y gutural, casi como un gruñido.

El gato siguió balanceando la cola, pero miró a Loki a los ojos. Deborah hizo otro sonido estrangulado detrás del dios. La serpiente se movió, y el gato volvió su atención hacia ella.

—Fenris... —repitió Loki en el mismo tono, como dándole una advertencia.

El gato lo miró, contrayendo las pupilas rasgadas, y Loki le sostuvo la mirada.

La serpiente se movió otra vez, pero el gato no quitó sus ojos de los de Loki, aunque su cola tomó un ritmo más ansioso. Esta vez el dios no dijo nada, sino que siguió mirándolo con firmeza, afirmando su poderío sobre el animal.

Luego de un minuto, Fenris dejó de mover la cola y Loki lo sintió relajarse sobre su hombro. La serpiente percibió la falta de amenaza y se deslizó bajo la manga de Loki con su pequeño corazón latiendo de nuevo a un ritmo normal.

Deborah salió de la habitación murmurando algo sobre dioses locos.

Loki Laufeyson y la piedra filosofalWhere stories live. Discover now