5- Nórdico, latín y un desastre

1.1K 151 36
                                    

¡Hola! Aquí llega el quinto capítulo de esta historia. Es más corto que los demás, pero importante. Hay una cosa que explicaré más adelante, en los próximos capítulos, pero tal vez ustedes mismos puedan deducirla si prestan atención. Cuando lean se darán cuenta de qué estoy hablando.

Este capítulo está dedicado a SofiaSeriesAddicted por haber sido la primera persona en comentar en el capítulo anterior :D

Por cierto, ahora esta historia está participando en "Premios Stax Primavera-Verano 2017" (#PStaxPV) y en "Sweet Awards 2017" (#SA2017), cuyos respectivos perfiles en Wattpad son Premios_Stax y @Diam_Sweet (no me deja etiquetarla).

Y ahora, sí, pasen y lean el capítulo. Espero que les guste.

---------------------------------

CAPÍTULO 5

NÓRDICO, LATÍN Y UN DESASTRE


—¡Eldr, ver-tu!*

Nada. Bueno, sí, algo, una chispita insignificante de color naranja. Loki se pasó las manos por el cabello, exasperado, irritado y asustado casi a partes iguales. ¿Cómo demonios podía decir Arnold que tenía un 100% de magia en su interior? Un 100% era lo que tenía antes de haber caído a través del vacío. Ahora, con suerte tenía un 12%.

Antes, con esas palabras podía crear un incendio. Recordaba una vez que las había murmurado en sueños cuando era todavía un niño, y se había despertado con su habitación en llamas. Ahora, despierto y concentrado y todo, no podía ni encender una pequeña hoguera cuando las pronunciaba. Estaba vacío. Horrible, maldita y aterradoramente vacío.

Llevaba tres horas y cuarenta y siete minutos en esa habitación-celda-lo que fuera. Al parecer su presencia había causado un bonito caos en la gran asociación de magos midgardianos. Dolores los había hecho ir a la Oficina de Aurores, en la cual se les unió otro mago, llamado Alastor, y luego por el camino se juntó al grupo otro mago más, el cual tenía el cabello largo y rubio y le recordaba a algún elfo de Vanaheim, el cual resultó llamarse Lucius. De ahí fueron a la oficina del Ministro de la Magia, Cornelius Fudge, y de ahí al Tribunal de Justicia del Wizengamot, donde se agregó a la ya larga comitiva un mago anciano de largos cabello y barba plateados, al que llamaban Albus Dumbledore. Ese fue el que mejor le cayó a Loki, aunque no sabía exactamente por qué. Y luego, Dolores, Arnold, Alastor, Lucius, Cornelius y Albus (¿Qué obsesión tenían con los nombres en latín?) dispararon hacia algún lugar súper secreto y dejaron a Loki en una cómoda habitación que hubiera parecido acogedora si no fuera por las rejas en la puerta y la tensión de magia que cargaba el ambiente, una clara señal de que estaba encerrado y que no lograría escapar.

Así que Loki estaba ahí, sentado en el suelo con las piernas cruzadas e intentando llamar a su magia, sin éxito. ¿100%? ¿Qué clase de invento era ése?

—¡Eldr, ver-tu! —gritó una vez más. Hacía rato que había dejado de susurrar el hechizo. Ahora casi lo vociferaba, pero eso no parecía darle mucha más fuerza a su magia. Dos o tres chispas salieron de sus dedos, pero nada más.

Loki se dejó llevar y dio un puñetazo al suelo de piedra pulida. Le dolió un poco, pero no le importó. Tenía cosas más importantes de las que preocuparse.


Se pasó de nuevo las manos por el pelo, casi desesperado, pero luego se detuvo y miró fijo el vacío como si hubiera tenido una revelación. Su mente trabajaba a toda velocidad, con su característico razonamiento deductivo que lo había hecho famoso en Asgard. Su ceño se iba frunciendo paulatinamente por la concentración, y sus ojos brillaban casi emocionados y con ese fondo excitado que tenía de niño cuando iba a hacer alguna travesura. Si sus deducciones tenían razón, estaba entrando a un mundo nuevo. Un mundo completamente nuevo.

Loki Laufeyson y la piedra filosofalWhere stories live. Discover now