CATORCE

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Me quedé petrificada viendo cómo Liam le daba un puñetazo en la cara a Jonathan.

- ¡Dije que me pertenece, no te le acerques! - Gruñó Liam.

Miré a Liam sorprendida y enfadada.

- ¡Ella no es un objeto! ¡No es propiedad de nadie, y menos tuya! - Refutó Jonathan.

Junté mi boca con fuerza.

- En eso tienes razón. - Dije calmadamente.- Yo no soy de nadie más que de mi misma.

Los dos chicos se giraron al mismo tiempo a mirarme.

- ¿Bryana? ¿Se puede saber qué haces aquí? - preguntó Liam.

- Qué casualidad, justamente eso os quería preguntar a vosotros.

Me acerqué a ellos, lentamente, mientras los fulminaba con la mirada.

- ¿Vais a responder? ¿No, nadie? -Alcé una ceja.- Genial. Pues yo me largo. - Me giré para irme y, mirando por encima de mi hombro dije: - Ah, y dejad de hablar de mí.

Me fui de allí dejándolos atrás.


Bueno, Clea, al menos ya sabemos quienes son las personas conocidas. Lo que yo me sigo preguntando es qué hacían allí.

Mientras hablabais he notado una cosa que creo que te interesará saber.

¿Qué cosa, Clea?

Liam y Jonathan...

¡¿Qué?!

Son lobos.


* * *

A la mañana siguiente, me desperté debido a un ruido muy molesto y repetitivo.

Me levanté y fui hasta el comedor para ver si salía de allí, pero no había nadie.


Clea, ¿dónde...?

Fuera de la casa. Tengo un mal presentimiento, date prisa por favor.


Haciéndole caso a Clea, salí de la casa y me dirigí a la plaza del centro de la manada.

Al llegar, me encontré a unos lobos atacando a un chico que me resultaba familiar, mientras la gente los miraba sin hacer nada.

Enfadada, me dirigí al centro de la pelea y, con un par de puñetazos, separé a los agresores de... ¡¿Black?!

Me arrodillé ante un Black desmayado, y le examiné las heridas.

Entonces reparé en la presencia de Nikolay, junto con su familia, y en Verónica, un poco separada de ellos, junto a su novio y sus amigos. Al lado de Nikolay, vi sorprendida, como Liam se lo miraba todo con calma. Al único al que no vi fue a Jonathan.

- ¿¡Qué se supone que estabais haciendo!? - Los encaré.

- Castigar a un debilucho.- Respondió uno de los chicos que anteriormente había golpeado a Black.

Me acerqué a ese chico otra vez, y le di un puñetazo, rompiéndole la nariz.

- La próxima vez que quieras golpear a un "debilucho", ven a verme y te volveré a romper la cara, y quizás algo más.- A continuación, me giré a ver a Alfred y dije:- A partir de ahora, no quiero que esto se vuelva a repetir, o yo misma me encargaré de que esta manada pierda la guerra.

Cogí a Black.

>>Y que quede en claro que a partir de ahora Black queda bajo mi protección, y, que cualquier ofensa hacia él, es una ofensa hacia mí.

Me giré en dirección al bosque, cuando oí a Clea:


Bry, no te dirijas al bosque. Ve a tu habitación en la casa de la manada.

¿Por qué?

En la casa de la manada hay cosas para curarle. No sé si te has dado cuenta, pero lo han herido con plata y, a pesar de que aún no es un lobo completo, le tardará más en curar que una herida normal.

¿¡Plata!?


Finalmente, me dirigí a la casa de la manada con una pregunta rondándome en la cabeza: ¿dónde se encontraba Jonathan?

* * *

¡Hola!

Esta vez el capítulo viene más tarde, lo sé... ¡pero ya está aquí!

Decidme qué os ha parecido el capítulo y votad :3

¡Hasta la semana que viene! 



LA DECISIÓN DE UNA LOBADonde viven las historias. Descúbrelo ahora