DIECIOCHO

86 5 0
                                    

- ¿Qué estás haciendo aquí, Max? ¿No crees que estás un poco lejos de tu manada? De hecho me parece que al estar aquí estás incumpliendo un par de tratados de propiedad, ¿no?

Max se levantó mirándome fijamente.

- Te echaba de menos. ¿Es que no puedo ir a visitar a mi hermana mayor?

Lo fulminé con la mirada.

- Podrías si no me hubieras apuñalado por la espalda. Ahora, te agradecería que te largaras de aquí inmediatamente antes de que alguien te detecte y te dé caza.

Me giré enfadada, sintiéndome tan traicionada como si ese día hubiese sucedido ayer.

- Espera, Bryna. No es justo que me digas eso y lo sabes. - Volví a mirarlo.- Fuiste tú quien se lió con ese chupasangre traicionero.

- ¡Y fuisteis vosotros los que no me apoyasteis! Un buen hermano me hubiera abrazado y me hubiera dicho que no pasaba nada, que estaba conmigo. En cambio ni siquiera tuvisteis el valor de estar allí cuando nuestros padres me echaron de la manada y descubrí lo que seguro que ya sabrás del mentiroso de Dyn.

Entonces, Max hizo algo que no esperaba; se acercó a mí, y pasó sus brazos a mi alrededor, estrechándome entre sus brazos.

Yo, sin poderlo evitar, me puse a llorar. Tanto tiempo necesitando de un abrazo de mi hermano, y de repente por fin lo obtenía, justo cuando empezaba a resignarme a ello.

- Tranquila, Bryna.

Fue entonces cuando reparé en el apodo que había usado para dirigirse a mí. Él y Neil, mi otro hermano, eran los únicos que me llamaban así.

- Te echamos de menos, enana.

- ¿Por qué dejasteis que lo hicieran? ¿Por qué dejasteis que me fuera?

Max besó mi cabeza.

- Nosotros no lo sabíamos. Salimos a cazar y, cuando regresamos, ya no estabas. Nos dijeron que te habías ido, pensamos que nos habías abandonado...

- Y entonces, ¿qué os hizo cambiar de opinión?

- Hace una semana nuestra madre enfermó de golpe. Creyendo que iba a morir, nos confesó la verdad, y desde entonces te estamos buscando.

- Ella...

- Está bien. Finalmente, gracias a la ayuda de Samuel, logramos que se recuperara.

Samuel era el hijo del curandero de la manada, tenía mi edad y era mi mejor amigo. Cuando pasó lo de Dyn, fue el único que no participó en las burlas; de hecho, tuvieron que encerrarlo para evitar que se me acercara y me defendiera de los otros. Verdaderamente, le echaba de menos.

- Entonces... ¿Para qué me habéis buscado? ¿Solo para pedirme perdón, para decirme que me habéis extrañado?

Max inspiró hondo.

- Ven. Vamos a sentarnos en algún sitio, ¿quieres, Bryna?

Asentí, mientras miraba a mi alrededor.

Cogí la mano de Max, y lo dirigí a un bosque que no entraba dentro de los límites de Blue Moon Blood.

Necesito un claro. ¿Sabes dónde hay uno?

Sigue adelante. Yo te guío.

Okey.

¿Qué bién, no? Me alegro de saber lo que pasó con Max y Neil...

Yo también Clea, yo también.

Desconecté una parte de mi conexión con Clea, dejando solo lo necesario para que me guiara.

La verdad es que yo también me alegraba bastante de saber lo que había pasado con mis hermanos; de saber que los volvía a tener conmigo.

Pero, sinceramente, estaba segura de que Max escondía algo detrás de su interés por buscarme.

Llegamos al claro del que me había hablado Clea, y nos sentamos en el tronco de un árbol caído.

- Bien, Max. Estamos fuera de la manada Blue Moon Blood. Ya puedes hablar con tranquilidad. ¿Qué pasa?

* * *

Siento mucho no haver publicado en días... por eso, dentro de poco subiré otro capítulo <3

¡Nos leemos! 


LA DECISIÓN DE UNA LOBATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang