Capítulo 69. Sueños.

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-Lo siento Patri, el despertador no sonó, creo que mi teléfono está estropeado. - Mentí.

-No te preocupes, lo bueno de este sitio es que casi nunca hay nadie. Además, solo te has ausentado diez minutos.

Sonreí al oír su respuesta, ella era una persona muy amable y paciente, yo era todo lo contrario.

El resto del día continuó como de costumbre, algún que otro cliente. Patri y yo cerramos la tienda pronto, me despedí de ella y volví a mi piso, más tranquilamente que por la mañana.

Introducí la llave en la cerradura de la puerta de mi piso, dentro estaba Nora con su madre, hablando animadas, como si nunca hubiese pasado nada entre ellas, como si Nora siguiera siendo aquella chica de quince años.

-Hola. - Me dijeron ambas al verme.

-¡Hola! - Contesté sonríente.

-¿Qué tal el día? - Preguntó Nora.

-Mejor no preguntes. - Reí falsamente, al recordar mi sueño, o más bien, mi pesadilla.

Ella rió quitándole importancia al asunto, aunque sabía que algo no andaba bien. Me dirigí a mi cuarto, me cambié mi ropa por otra más cómoda. Al salir de mi cuarto iba directamente al salón, aunque me paré tras la puerta, al oír que la conversación que había detrás de esa puerta era sobre mi.

-¿Y los padres de tu amiga? - Preguntó Inés.

-No hemos hablado mucho sobre el tema, pero sé suficiente. La abandonaron de pequeña y ella creció en un orfanato. Por lo que he visto no le gusta mucho hablar del tema. 

Así era, no me gustaba en absoluto hablar del tema. No se puede hablar del ''tema'' con alguien que no tiene ni idea de lo que trata. Siempre han tenido a alguien que les arropaba por la noche, que les daba su beso, que recibían esa bicicleta que tanto pedían por navidad. ¿Para qué molestarme en explicarles algo que no entendían? Que me arropaba sola, que ese beso nunca llegaba, que los regalos me los hacía yo misma.  

El timbre me sacó de mis dolorosos pensamientos, me dirigí a la puerta, sin hacerles caso a las dos personas que estaban en mi salón, que por supuesto cambiaron de tema al verme. Abrí la puerta, era mi novio. Me alegré tanto al verle que le abracé fuertemente.

-Mis costillas... - Susurró con dificultad. Entonces me di cuenta que mi codo estaba clavado en sus costillas.

-Lo siento... - Me disculpé algo avergonzada. - No era mi intención hacerte daño.

-Tranquila. - Sonrió y me dio un corto beso. - ¿Y ese abrazo a que viene?

-¿No puedo abrazar a mi novio sin razón alguna?

-No. - Contestó de inmediato.

-Vaya... no sabía que tenías esa imagen de mi. - Vacilé.

-En serio, ¿qué ocurre?

-Nada. He tenido una pesadilla anoche, y hoy he llegado tarde a trabajar. Y ver a Nora hablando con su madre no me ayuda mucho.

-¿Aún sigues con eso? - Esa pregunta me molestó, pero le resté importancia.

-Sí. - Bufé. - ¿Entras o te quedas fuera? - Pregunté.

-Entro, entro. - Contestó sonríente.

Al entrar dentro saludó a Nora y a Inés. Ellas le saludaron de vuelta.

-Vámonos a mi cuarto, ellas tienen mucho de que hablar. - Le dije a Rubén.

Ninguno de los de la habitación replicó, así que ambos nos dirigimos a mi habitación.

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Where stories live. Discover now