Capítulo 18. Muévete por favor.

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Me acerqué a su cama, él estaba dormido. Había cientos de cables conectados a él. 

-Hola chicos. - Dijo María llorando.

-Ho-hola... - Le contesté.

-Yo os dejo un rato, así voy a tomar el aire. - Añadió María.

-Vale. 

Ella salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella. Yo agarré la mano de Marcos.

-Tranquila _____, todo saldrá bien. - Intentó tranquilizarme Rubén.

-Claro que saldrá bien, Marcos saldrá de aquí sano y salvo. - Me tranquilicé a mi misma.

-Exacto.

En ese momento no necesitaba oír ''todo saldrá bien'' pero bueno, es lo que me esperaba. Comencé a llorar, las lágrimas caían sobre su cama.

-Estarás bien, ya lo verás. - Repetía yo constantemente.

-Oye _____ cuando quieras irte me avisas.

-¿Irme? yo no me voy a ninguna parte.

-¿Qué?

-Que no me voy a ninguna parte, yo me quedo aquí a pasar la noche. Si tú quieres irte vale, pero yo no me voy.

-Bueno, da igual lo que te diga no vas a cambiar de opinión.

-Exacto.

Rubén P.O.V.

Sabía que era imposible hacerla cambiar de opinión. Yo no me iba a quedar a dormir allí, a ver, no quería dar mala impresión pero yo apenas conocía a ese tío. Me quedé con ella varías horas pero ya tenía que irme. Comenzó a anochecer, esa tal María también se había ido y yo me estaba quedando dormido.

-Rubén, vete si quieres. - Me dijo ella.

-¿Estarás bien? - Pregunté.

-Claro, anda vete.

-Vale... mañana si eso me paso a por ti, no te quedarás aquí eternamente.

-No hace falta... sé ir a casa sola.

-Bueno... pues iré a ver que tal estás.

-Vale...

¿Por qué me tomaba tantas molestias? Porque la volví a ver llorar. De nuevo me parecía una hermana pequeña, de nuevo quería verla sonreír.

Me despedí de ella y volví a mi casa en taxi, no me apetecía caminar. Al salir del taxi caían unas gotas sobre mi pelo, comenzó a llover muy fuerte. Me subí a mi piso y me fui directamente a mi habitación y encendí el ordenador. No sabía si había hecho bien en dejarla allí sola, pero si me quedaba tampoco hacía gran cosa.

_____ P.O.V.

Estaba en el sillón al lado de él. Me estaba quedando dormida pero no cerraba los ojos, miraba su cara constantemente esperando que haga algún gesto, cualquier cosa. Seguía inmóvil encima de la cama, en ese momento me di cuenta de que si le perdía sería como perder a alguien de mi familia, él era mi familia. Eso debía ser el sentimiento que sentía la gente al perder a alguien de su familia. En esos momentos me sentía bien al no tener padres ni hermanos, no tendría que sufrir al verles enfermos.

En su habitación había una enorme ventana, a través de ella solo se veían unas luces, ya era de noche. Se veían las gotas de lluvia deslizarse sobre la ventana. No entendía porque me pasaba todo a mi, debí hacer algo realmente malo para que me pase todo aquello. Volví a mirar la cara de Marcos, en ese momento recordé lo que repetía cada mañana cuando íbamos a clases ''Desearía poder dormir más, mucho más. No tener que venir aquí.''

-Bueno, ahora al menos puedes dormir. - Sentía que hablaba sola, pero él me oía, lo sé.

*****

Me desperté cuando oí que alguien entraba a la habitación. Era el doctor. Me levanté sobresaltada.

-¿Ocurre algo? - Pregunté.

-Veníamos a ver que tal está. Pero sigue igual. En cuanto sepamos algo le avisamos.

-Vale, gracias.

Al mirar por la ventana ya no llovía, es más, había un enorme arcoiris. Era lunes, había faltado al trabajo. El día anterior antes de dormirme llamé a Héctor, para mi sopresa me dio dos semanas libres al oír lo que le pasó a Marcos. Me venían genial.

Me vestí y decidí irme a casa a comer algo, no quería dejar solo a Marcos pero allí con él tampoco le ayudaba mucho, todo dependía de él y no de mi.

Comencé a caminar hasta mi casa. Al llegar no entré en mi piso sino llamé al de Rubén, en un rato me abrió.

-¡_____! - Dijo sorprendido.

-La misma. Me pasaba aquí para que no te preocuparas.

-¿Y Marcos, qué tal?

-Está bien.

-¿En serio?

-No... pero necesito creerlo. - Comencé a llorar.

-Y tú, ¿estás bien?

-Rubén, no me preguntes eso.

-Vale...

-Adiós. - Sonreí falsamente y me metí en mi piso.

Me metí a mi piso con la idea de volver al hospital en unas horas. No me senté ni un momento tan solo cuando comí. Cuando acabé fregué los platos y me metí a la ducha. Al salir me puse ropa limpia y me peiné. Me lo recogí en una coleta ya que no quería que se me alborote muy pronto y al tener tanto pelo se me volvía loco en muy poco tiempo. 

Al cabo de unas horas ''descansando'' me volví al hospital. Volvi a ir en taxi, y al cabo de unos minutos llegué. Subí las escaleras del hospital y volví a la misma habitación, allí estaba Marcos tenía exactamente la misma posición que cuando me fui. Eso me jodía bastante, tanto que comencé a enloquecer.

-¡Muévete joder Marcos, muévete! - Chillé, sin esperar ninguna respuesta.

Me deprimía mucho estar allí dentro pero no podía irme, yo era lo único que él tenía, al igual que él era lo único que yo tenía. No podía irse. Le volví a apretar la mano con fuerza.

-Te juro que si te vas no te lo perdonaré jamás. 

No entendía por qué me molestaba en hablar con él si no esperaba ninguna respuesta, pero sabía que me oía. Pasé las siguientes horas dando vueltas por esa maldita habitación, llorando y mirando por la ventana. Con unas enormes ganas de chillar y de romper algo, pero no estaba en mi casa. Y alguien entró en la habitación, era el doctor.

-¿Ya sabéis lo que le pasa? - Pregunté.

Su cara no era exactamente una de ''tengo una buena noticia''.

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Holaaaa gente de este lugar llamado mundo, okno... :'3 

¿Qué os está pareciendo la novela? espero que os este gustando.

Tengo varíos capítulos escritos así que intentaré subir a diario siempre que me sea posible, pero tengo lo últimos exámenes y son los peores T.T y tengo que empollar mucho :c

Espero votos, comentarios y ¡muchos corazones gays para vosotros! <3

Será cosa del destino. | Rubius y tú |حيث تعيش القصص. اكتشف الآن